La crisis de la intermediaci¨®n
Lo importante es reconocer la capacidad de acci¨®n de cada qui¨¦n, y por tanto, activar a todos y cada uno de los ciudadanos en el saber hacer colectivo de protecci¨®n
El proceso de cambio en el que estamos metidos se est¨¢ llevando por delante certezas y tambi¨¦n pr¨¢cticas y estructuras organizativas que parec¨ªan s¨®lidamente asentadas. Las din¨¢micas de innovaci¨®n que la tecnolog¨ªa digital favorece, ha ido afectando muy sensiblemente a los cuerpos intermedios que no logran mantener su lugar en la cadena de generaci¨®n de valor. Lo que est¨¢ en cuesti¨®n es la capacidad de estas organizaciones de continuar siendo ¨²tiles en un escenario en el que lo que representaban, los v¨ªnculos e intereses que defend¨ªan, o bien ya no son tan significativos como antes, o bien pueden ser f¨¢cilmente sustituidos por nuevos actores o nuevas din¨¢micas que los van arrinconando y proyectando en ellos una sombra de obsolescencia.
Situaciones como las descritas se dan en campos muy diversos. Ejemplos los tenemos en empresas o comercios, en servicios de todo tipo, pero tambi¨¦n vemos sus efectos en ¨¢mbitos m¨¢s estrictamente pol¨ªticos y de intermediaci¨®n social. Partidos y sindicatos sufren, en dosis e intensidades distintas, din¨¢micas similares a las descritas m¨¢s arriba. Si m¨¢s all¨¢ de los efectos, buscamos causas, acabaremos hablando de representaci¨®n, ya que esos cuerpos intermedios, esas organizaciones basaban su fuerza en su capacidad de representar a sus miembros y adherentes. ?Qu¨¦ significa representar?. Cambiarse por otro o defender sus intereses, actuar en nombre de alguien, vivir como viven otros y trasladar sus inquietudes y deseos, reemplazar a alguien ausente o ya desaparecido, servir de espejo y altavoz a los ausentes no pueden exponer y expresar sus inquietudes¡Estos y otros significados posibles, muestran la pluralidad y diversidad de lo que entendemos habitualmente por "representar". Es por tanto un concepto cultural y pol¨ªtico, un concepto "humano", en el sentido de que ha tenido y tiene distintos significados en distintos lugares y en distintas comunidades. ?Sigue siendo necesaria la representaci¨®n, la intermediaci¨®n?. Y si es as¨ª, ?de qu¨¦ manera?.
Si nos circunscribimos al significado m¨¢s directamente pol¨ªtico de la representaci¨®n, el debate hist¨®rico se ha situado entre la delegaci¨®n pura y dura (mandato imperativo) y el establecimiento de una relaci¨®n de confianza que libera al elegido de v¨ªnculos y proyecta al futuro su responsabilidad de dar cuentas (ser reelegido). La l¨®gica imperante es por tanto sustitutoria (los "presentes" representan a los "ausentes" en las instituciones) y excluyente (todo lo que es pol¨ªtica pasa por el canal representativo e institucional). Esa es la l¨®gica clientelar: si quieres algo, si necesitas algo, vas a ver a tu representante y as¨ª se ve que se puede hacer. En este sentido, los partidos y los parlamentos ser¨ªan pues las instancias intermediadoras b¨¢sicas entre sociedad y poder decisional colectivo. La representaci¨®n excluir¨ªa la participaci¨®n que no pase por esa v¨ªa institucional y procedimentalizada.
Estamos en otra ¨¦poca. Una ¨¦poca en la que la subjetividad se refuerza, y encuentra caminos y v¨ªas de expresi¨®n y acci¨®n que escapan de los tradicionalmente establecidos. La pol¨ªtica (institucional) no agota lo pol¨ªtico (cotidiano, vital). No se acepta la representaci¨®n como sustituci¨®n, ni la intermediaci¨®n como exclusi¨®n. Pero necesitamos otra representaci¨®n y otra intermediaci¨®n. Si desde las instancias representativas no se articulan v¨ªas compartidas con la ciudadan¨ªa de expresi¨®n de esa mayor voluntad de acci¨®n y de protagonismo, las din¨¢micas ir¨¢n divergiendo. Experiencias como las que expresa el acuerdo entre ayuntamientos y Localret para expandir la experiencia de participaci¨®n digital, probada en Madrid (Madrid Decide) o Barcelona (Decidim), a municipios como Terrassa, Sabadell, l'Hospitalet, Sant Cugat, Badalona o Gav¨¤, buscan pluralizar y hacer m¨¢s inclusivas las v¨ªas de participaci¨®n y representaci¨®n. Y se hace a trav¨¦s de un programario libre y de c¨®digo abierto, ajustable a cada realidad distinta, que permite ver la trazabilidad de las propuestas de cada qui¨¦n. Es un ejemplo m¨¢s que va en la l¨ªnea de reconocer y favorecer la din¨¢mica aut¨®noma e incluyente que late en muchas de las experiencias que surgen de la acci¨®n colectiva. En el fondo lo importante es reconocer la capacidad de acci¨®n de cada qui¨¦n, y por tanto, activar a todos y cada uno de los ciudadanos en el saber hacer colectivo de protecci¨®n, reconociendo interdependencias, trabajando comunitariamente, evitando o mitigando las din¨¢micas jer¨¢rquicas y delegativas que han predominado hasta ahora.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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