Una vida despu¨¦s de la chabola
Dos de los inmigrantes que vivieron en el asentamiento de la calle Puigcerd¨¤ regresan a la nave cuyo desalojo, en 2013, supuso un cambio en las pol¨ªticas sociales
El reloj no hab¨ªa marcado las 6.00 del 24 de julio de 2013 cuando los Mossos d¡¯Esquadra obligaron a un centenar de inmigrantes a abandonar el que durante dos a?os fue su hogar: la nave del 127 de la calle Puigcerd¨¤ de Barcelona. Los responsables de la Administraci¨®n reconocen que aquel desalojo abri¨® los ojos a las instituciones ante la crisis social de los asentamientos que se multiplicaban por la ciudad. Ricardo Mendoza y Morr Sallah sobrevivieron en aquella nave. La historia de ambos la resume Ricardo: ¡°Era nuestra casa, pero al final ganamos y el 127 de Puigcerd¨¤ s¨®lo es un recuerdo. Ahora tenemos vida y trabajo¡±. Ambos reconocen entre risas y ojos brillantes las zonas donde vivieron durante meses. De aquel recuerdo s¨®lo se conserva alguna pared, malas hierbas y poco m¨¢s.
Mendoza tiene 38 a?os y es argentino. En septiembre del 2008 aterriz¨® en Barcelona. Trabaj¨® en la construcci¨®n, cuid¨® ancianos, hasta que se qued¨® en la calle: ¡°No fue de la noche a la ma?ana, fue muy poco a poco y d¨¢ndome cuenta¡±, recuerda.
Mendoza pas¨® varias semanas vagando por la ciudad. ¡°Un chico me dijo que hab¨ªa una nave donde pod¨ªa ir a vivir¡±, recuerda. Fue entonces cuando entr¨® por primera vez en el 127 de la calle Puigcerd¨¤. ¡°Dijeron que aqu¨ª viv¨ªamos 800 personas. No ¨¦ramos ni 300¡±, advierte.
Sallah tiene 35 a?os y es de Senegal. Lleg¨® a Espa?a a bordo de un cayuco que le llev¨® a Canarias. ¡°La bienvenida a Europa me la dieron ingres¨¢ndome en un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE)¡±, ironiza. Vendi¨® en el top manta, trabaj¨® en la hosteler¨ªa y cuid¨® de ancianos. Al igual que Mendoza, perdi¨® el empleo y junto a su mujer y su hija fueron a parar a la nave de Poblenou. ¡°Cada ma?ana llev¨¢bamos a la ni?a a la guarder¨ªa de Vall d¡¯Hebron y luego dorm¨ªamos aqu¨ª¡±, recuerda.
El asentamiento se convirti¨® en una peque?a ciudad. ¡°Ten¨ªamos la luz pinchada. Yo me constru¨ª con madera las paredes de mi habitaci¨®n. Ten¨ªa televisi¨®n e incluso lavabo. Eso s¨ª, nunca tuvimos agua y no s¨¦ muy bien a donde iban a parar nuestras necesidades", recuerda Mendoza. ¡°Dentro de la nave hab¨ªa tres bares, un quiosco donde vend¨ªan cigarrillos sueltos e incluso los fines de semana hab¨ªa hasta discoteca. Hasta Manu Chao actu¨® en la nave¡±, enumera nost¨¢lgico Morr. Los buenos recuerdos comienzan a desvanecerse cuando reviven el desalojo. ¡°La Cruz Roja habl¨® con nosotros, cog¨ª a mi mujer y mi hija y nos fuimos dos d¨ªas antes de que vinieran los Mossos d¡¯Esquadra¡±, asegura Morr.
Mendoza, la madrugada del 24 de julio, recogi¨® lo que pudo y se march¨® en medio de un pasillo escoltado por los Mossos d¡¯Esquadra. Ambos pasaron a vivi bajo el paraguas de los servicios sociales del Consistorio. Mendoza acab¨® en un albergue de les Corts y Sallah en un estudio junto a su familia. Sobrevivieron gracias a las ayudas y accedieron a un curso de hosteler¨ªa. Hicieron pr¨¢cticas en el restaurante Norai y ahora ambos trabajan y pagan el alquiler de sus pisos. ¡°La nave s¨®lo es un recuerdo. No todo el mundo tuvo nuestra suerte¡±, lamenta Ricardo.
N¨²ria Menta, directora de los Servicios de Intervenci¨® Sociales del Ayuntamiento, reconoce que hasta el desalojo de la calle Puigcerd¨¤ no se trabajaba estrictamente con los asentamientos de la ciudad en otros aspectos que no fuera ¡°la asistencia social¡±. Desde entonces, el n¨²mero de chabolistas se ha reducido aunque permanece estable desde hace tres a?os. En 2012, 735 personas viv¨ªan en 62 asentamientos. Un a?o m¨¢s tarde, 623 en 28. Desde 2014, el n¨²mero se mantiene en algo m¨¢s de 400 personas en 61 poblados, sobre todo en Poblenou. ¡°Ahora los asentamientos m¨¢s grandes son de 15 o 20 personas¡±, asegura Menta.
A partir del 2013 el Ayuntamiento ¡°admite la nueva realidad y se dota de herramientas para atenderla¡±, afirma.
Para Mendoza y Sallah, la vida dentro de una nave hoy es solo un recuerdo.
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