Picasso, el genio de las mil caras
El museo barcelon¨¦s del pintor expone casi un centenar de retratos de familiares, amantes y amigos del artista
Primero a su familia: su padre, su madre y su abuela. Luego, a sus amigos: los de Barcelona y los que m¨¢s tarde le acompa?aban en sus jornadas parisinas. Tambi¨¦n, a la mayor¨ªa de mujeres que compartieron momentos con ¨¦l, sobre todo sus esposas, pero tambi¨¦n a sus amantes. Y por ¨²ltimo, los personajes y artistas del pasado con quienes se sent¨ªa identificado. Pablo Picasso (1881-1973) pint¨® varios centenares de retratos de las personas de su c¨ªrculo ¨ªntimo, durante toda su vida y a trav¨¦s de los diferentes estilos, ¨¦pocas, t¨¦cnicas y momentos. Ninguno por encargo, por lo que sus obras gozan de una libertad excepcional. Casi un centenar de estos retratos, 81 para ser exactos (24 grandes oleos, 33 dibujos, adem¨¢s de esculturas, grabados y fotograf¨ªas), pueden verse hasta el 25 de junio en el Museo Picasso de Barcelona en la exposici¨®n Picasso. Retratos, una muestra coorganizada por el museo barcelon¨¦s y la National Portrait Gallery de Londres en la que se propone un recorrido cronol¨®gico, desde los primeras obras academicistas realizadas en Barcelona, hasta el final de su producci¨®n, entendido como un recorrido vital del pintor malague?o.
¡°Picasso no pint¨® nunca retratos por encargo, solo le encargaron uno de Helena Rubinstein, que no lleg¨® a terminar, y otro de un joven Stalin para una publicaci¨®n comunista¡±, explica Elizabeth Cowling, comisaria de la muestra que ya pudo verse en el museo londinense entre octubre de 2016 y febrero. El resto son personas de su entorno vital, como la cuarentena de personas retratadas, entre ellas Santiago Rusi?ol o el malogrado Carles Casagemas, el secretario de toda la vida, Jaume Sabart¨¦s; los escritores, pintores y m¨²sicos Guillaume Apollinaire, Jean Cocteau, Max Jacob, Ambroise Vollard y ?gor Stranvinski y todas sus mujeres, como Marie-Th¨¦r¨¨se Walter, Dora Maar, Fran?oise Gilot, Olga Khokhlova y Jacqueline. Muchas de las obras son desconocidas o poco vistas, como un dibujo-caricatura llamado Sabart¨¦s y su vecina en la que el secretario del pintor lleva flores a una prostituta o un retrato de la ¨¦poca azul del propio Sabart¨¦s, de 1904, ¡°para el que pos¨® m¨¢s de 30 veces. Fue el amigo que m¨¢s veces pint¨®. Esta obra viene de Berl¨ªn y solo se prestaba para una de las sedes de la muestra y escogimos Barcelona¡±, explica la comisaria.
¡°Nos olvidamos que hay una gran conexi¨®n entre sus retratos y la caricatura¡±, explica Cowling, junto al dibujo de Rusi?ol como caballero de la mano en el pecho, en un momento en el que el pintor catal¨¢n lideraba la reivindicaci¨®n del cretense o Mujer con sombrero, Olga, de 1935, que tiene mucho de caricatura, ya que Picasso, que mantiene una relaci¨®n ya con otra mujer, Marie-Th¨¦r¨¨se Walter con la que tiene una hija, se mofa de los sombreros de su todav¨ªa esposa. Una obra bien diferente es la que pint¨® de la misma Olga en 1923, 12 a?os antes, al estilo cl¨¢sico de Ingres, ¡°que corresponde con el Picasso retratista m¨¢s formal¡±. Es una de las joyas de la muestra y ha viajado desde una colecci¨®n particular americana. Esta enorme pintura est¨¢ situada junto a otra destacada como es la obra cubista Daniel-Henry Kahnweiler, de 1910. Las dos son in¨¦ditas en Barcelona.
El dominio de estilos y t¨¦cnicas tambi¨¦n llega a estos retratos y la comisaria lo ha querido reflejar a trav¨¦s de tres obras, las tres de 1938, que ha colocado juntas en una pared. La primera es una cera que refleja las curvas sinuosas y voluptuosas de Marie-Th¨¦r¨¨se Walter; Nusch ?luard aparece plana y angulosa al carb¨®n, mientras que el retrato de la complicada Dora Maar la pint¨® con tinta y l¨ªnea delgada. Pese a las acusaciones de grotesco y cruel en la forma de pintar a su entorno, Picasso se defend¨ªa simplemente diciendo que ¡°yo los veo as¨ª¡±; una visi¨®n tamizada por su mundo propio y su acusado sentido del humor.
Pese a que Picasso se neg¨® a volver a Espa?a mientras Franco estuviera en el poder, el pintor expres¨® su lealtad y pasi¨®n por los grandes maestros cl¨¢sicos espa?oles, que queda reflejado en muchas de sus obras, sobre todo en toda su serie de Las Meninas que conserva el museo barcelon¨¦s. Adem¨¢s, Fran?oise Gilot aparece en 1949 pintada como una reina al estilo de Vel¨¢zquez y a la Jacqueline la pinta, igualmente regia, sentada junto a una venta, en un cuadro en 1956.
La muestra no presenta casi ninguno de los muchos autorretratos que Picasso realiz¨®, un tema que fue objeto de la exposici¨®n Yo Picasso, Autorretratos en este museo en 2013. Hay dos excepciones muy indicativas. La primera una obra de un joven Picasso con peluca, en el que aparece como un personaje del siglo XVIII, un homenaje a Goya, pero que habla de la capacidad de burla y provocaci¨®n de s¨ª mismo. La otra, es Viejo sentado, pintado entre septiembre de 1970 y noviembre de 1971, cuando Picasso contaba con 90 a?os y estaban lejos esas jornadas en las que pod¨ªa hacer m¨¢s de una obra. Picasso se pinta aqu¨ª con la misma pose que Rembrandt se pint¨® en 1635, pero tocado por un sombrero de paja como el de Van Gogh, ¡°el pintor de la vida ejemplar, comprendida incluso la muerte¡±, esa que ¨¦l ya sent¨ªa cercana.
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