Un Bruckner para enmarcar
Gran versi¨®n de la ¡®Sinfon¨ªa concertante¡¯ de Haydn con cuatro profesores de la Sinf¨®nica de Galicia como solistas
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, dirigida por Dennis Russel Davies (Toledo, Ohio, 1944), ha celebrado dos conciertos ¨Cel jueves en el Auditorio de Ferrol para la Sociedad Filarm¨®nica Ferroana y el viernes en el Palacio de la ?pera de A Coru?a-. En programa, la Sinfon¨ªa concertante en si bemol mayor de Haydn y la Sinfon¨ªa n? 6 de Anton Bruckner. En la obra de Haydn actuaron como solistas cuatro profesores de la propia orquesta.
Ludwig D¨¹richen, viol¨ªn, Berthold Hamburger, violonchelo, Scott MacLeod, oboe, y Alejandro Salgueirlo, fagot, volvieron a mostrar qu¨¦ acertada fue la decisi¨®n de la OSG de incluir como solistas a varios de sus m¨²sicos. Un buen homenaje de agradecimiento a quienes han constituido un fundamental pilar de su ¨¦xito durante los veinticinco a?os que est¨¢ a punto de cumplir.
En la sinfon¨ªa haydniana demostraron una capacidad de concertaci¨®n imposible de lograr en una semana de ensayos con cualquier director. Tal coordinaci¨®n es fruto no solo de a?os de trabajo en la misma orquesta, sino de muchas horas de ensayos previos a los celebrados con orquesta y director para su actuaci¨®n en este concierto. La absoluta libertad que les concedi¨® Russel Davies desde el primer ensayo es tambi¨¦n, sin duda, consecuencia de este trabajo previo.
Solo as¨ª puede poner en valor la personalidad casi camer¨ªstica de esta obra. Las miradas intercambiadas entre ellos fueron m¨¢s all¨¢ de la simple necesidad de coordinaci¨®n en entradas, expresando una gran complicidad art¨ªstica. Algo que fue especialmente evidente en la cadenza del Allegro inicial y en sus intervenciones del Andante central, al que imprimieron un car¨¢cter de hermos¨ªsima elevaci¨®n. La alegre firmeza en el Allegro con spirito fue descendiente directa de lla eficiencia conclusiva de los finales del padre de la sinfon¨ªa.
La Sinfon¨ªa concertante de Haydn fue el plato ligero pero sustancioso que se necesitaba como entrante para un men¨² que ten¨ªa como plato principal la Sinfon¨ªa n? 6 de Anton Bruckner. Dennis Russell Davies logr¨® algo tan dif¨ªcil como sorprender incluso a los aficionados m¨¢s veteranos, como tan acertadamente dec¨ªa a la salida un gran mel¨®mano con gran criterio para las obras de esa ¨¦poca.
En primer lugar por el sonido, siempre controlado y con una gama din¨¢mica llena del poder¨ªo y contrastes exigidos por Bruckner, pero tambi¨¦n llena de los matices ¡°permitidos¡± por el compositor de Linz. Y, algo a¨²n m¨¢s importante, el color logrado en cada momento por el director de Ohio: unas cuerdas llenas de brillo sedoso y profundidad y unos metales de inmenso poder¨ªo pero siempre templados y sin arista alguna. Los pasajes cantados al un¨ªsono por chelos y trompas tuvieron un precioso brillo y un tacto como aterciopelado. Las trompas y trompetas tuvieron siempre una hermosa redondez en su sonido y las maderas exhalaron en todo momento un atractivo aroma. Con su capacidad de evocaci¨®n, esta orquesta va a provocar cualquier d¨ªa una plaga de sinestesia.
La precisi¨®n fue otro tanto a favor de la versi¨®n escuchada el viiernes en A Coru?a. Pero su rasgo m¨¢s importante fue sin duda el mantenimiento de una gran tensi¨®n expresiva a lo largo de toda la obra. Davies lo hizo con una herramienta tan aparentemente sencilla como la l¨®gica y la fidelidad al esp¨ªritu de la partitura.
Fue como un redescubrimiento de lo que puede ser un Bruckner por la Sinf¨®nica, como el que hicieron Stanislaw Skrowaczewski (1923 ¨C 2017) con la Cuarta sinfon¨ªa en marzo de 2014, y en octubre de 2016 Leif Segerstam, con la Octava. Cuando se toca como estos maestros, todo encaja en Bruckner: los largos fraseos, los ecos, las repeticiones, los crescendi, lo sus tremendos cl¨ªmax...
Y las pausas. Esas que cuando se hace un Bruckner integral tienen tanto o m¨¢s sentido que todo lo anterior; porque son una parte importante de su m¨²sica. Quiz¨¢s un recuerdo, tal vez un eco resonando en su mente de sus largas horas como escolano de San Ant¨®n o como organista de la catedral de Linz. Esa ciudad que le rinde culto dando su nombre a la orquesta, de la que es titular Russel Davies y que seguro se asombrar¨ªa con interpretaciones como la de este al frente de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia.
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