?C¨®mo han llegado estos cuadros aqu¨ª?
Una jornada en el MNAC analiza el papel de coleccionistas como Camb¨® y Plandiura en la formaci¨®n de los museos catalanes
La primera pregunta que el visitante de un museo se hace ante una obra de arte es qui¨¦n la habr¨¢ realizado y qu¨¦ representa. Unos pocos van m¨¢s all¨¢ y se cuestionan c¨®mo habr¨¢n llegado all¨ª estas obras, qui¨¦n las habr¨¢ donado, vendido o depositado y por qu¨¦, o si se habr¨¢n comprado. Los historiadores del arte llevan tiempo trabajando en este tema, intentando arrojar luz a la formaci¨®n de las colecciones de los museos barceloneses y catalanes; unos centros que, a diferencia de museos estatales como El Prado, no son frutos de las colecciones reales y han tenido una formaci¨®n mucho m¨¢s convulsa. Por suerte, se conservan registros y documentos que avalan el ingreso de las obras y c¨®mo se han ido formando las colecciones. Pero todav¨ªa hay mucho por hacer, tal y como qued¨® demostrado ayer, en la jornada Coleccionistas que han hecho museos que organiz¨® el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), en el que participaron m¨¢s de un centenar de personas y en la que se repas¨® la labor de destacados coleccionistas como Llu¨ªs Plandiura, Francesc Camb¨®, Mat¨ªas Muntadas, Camil Fabra y Enric Batll¨®; pero tambi¨¦n otros muchos menos conocidos como Eusebi Valldeperas y Josep Pasc¨®.
Incluso de Llu¨ªs Plandiura (1882-1956) hay mucho por investigar. Mireia Berenguer, repas¨® la vida y la colecci¨®n de este industrial azucarero ¡ªdel que est¨¢ preparando una tesis doctoral¡ª que despu¨¦s de reunir, con solo 19 a?os, 240 carteles modernistas que acab¨® vendiendo para comenzar su gran colecci¨®n de casi 2.000 obras de arte; entre ellas 65 pinturas rom¨¢nicas y 117 esculturas medievales, 650 cer¨¢micas, 65 esmaltes y 300 obras contempor¨¢neas firmadas por Casas, Nonell, Mir, Togores, Sunyer y Picasso (del que lleg¨® a reunir 15 obras); unas piezas que, por problemas econ¨®micos, acab¨® vendiendo en 1932 por siete millones de pesetas a su gran rival en la adquisici¨®n de obras de arte, la Junta de Museos. ¡°Es el mayor coleccionista de este museo¡±, dijo Berenguer en la sala de Sant Climent de Ta¨¹ll donde se realiz¨® la jornada.
Tanto, que si se descolgaran sus cuadros de las salas, y lo hizo de forma gr¨¢fica con un Power Point que dej¨® mudos a los asistentes, las salas se quedar¨ªan casi vac¨ªas, porque la gran mayor¨ªa de las obras de la colecci¨®n Plandiura, por su calidad, est¨¢n expuestas, no guardadas en los almacenes. Berenguer destac¨® el papel positivo de Plandiura comprando durante el periodo de la Gran Guerra obras en Nueva York, Par¨ªs, Roma y Londres que hab¨ªan salido de Catalu?a; enumer¨® sus agentes repartidos por Catalu?a, a los que pagaba incluso un sueldo mensual para que le compraran obras y sus contactos con la iglesia y anticuarios. ¡°Era un comprador visceral, que siempre pagaba m¨¢s que otros posibles compradores¡±. Berenguer destac¨® como Plandiura consigui¨® crear una tercera colecci¨®n en su casa familiar de La Garriga y dijo que los puntos oscuros de su biograf¨ªa, como la venta de las pinturas rom¨¢nicas de Santa Maria de Mur a Boston en 1921, ¡°hay que juzgarlos dentro del contexto de su ¨¦poca¡±.
Bonaventura Bassegoda centr¨® su intervenci¨®n en Enric Batll¨® (1848-1925); due?o, junto a su familia de Olot, de f¨¢bricas textiles algodoneras como Can Batll¨®, que don¨® a la Junta de Museos, gratis, las 924 piezas de su colecci¨®n, entre ellas una de las obras rom¨¢nicas m¨¢s destacadas que lleva su nombre, La Majestad Batll¨®, adem¨¢s de miniaturas, vidrios, armas y objetos etnogr¨¢ficos. Y lo hizo para evitar las disputas entre su hija, que hab¨ªa abandonado a su marido y sus dos hijos para instalarse en Londres con su amante y la segunda mujer del industrial. Hoy en d¨ªa repartida, el catedr¨¢tico de la UAB solo ha podido identificar 349 de las obras: 175 en el Museo del Dise?o, 119 en el MNAC y una en el Museo de la M¨²sica.
Y en Sitges en octubre
La jornada que se celebr¨® ayer en el MNAC coordinada por Bassegoda, Qu¨ªlez y Socias se suma a las ya tradicionales que desde hace cinco a?os se celebran en octubre en Sitges bajo el t¨ªtulo Mercado del arte, coleccionismo y museos. Un encuentro en el que los expertos en patrimonio se re¨²nen para conocer el perfil de los protagonistas que formaron con sus colecciones los museos catalanes. Como ocurre en Sitges, que publica cada a?o las intervenciones de la jornada, es intenci¨®n, seg¨²n explic¨® Qu¨ªlez, dar continuidad a los encuentros en el MNAC y publicar las ponencias que se presenten para que lleguen a m¨¢s interesados.
Otro de los coleccionistas analizado ayer fue Camil Fabra (1833-1902), primer Marqu¨¦s de Alella, industrial textil due?o de la Fabra i Coats, responsable de levantar el observatorio Fabra para lo que dio 250.000 pesetas e impulsor de la primera l¨ªnea de ferrocarril Barcelona-Matar¨®. Seg¨²n la investigadora Laia Alsina fue un gran y desconocido coleccionista. Don¨® al morir a la Junta de Museos 120 obras, fundamentalmente pinturas costumbristas y realistas, nada de vanguardias, con la ¨²nica condici¨®n de que no se dispersaran. ¡°La suya fue la primera donaci¨®n de obras de arte de un particular, pero solo se cumpli¨® con su mandato durante cuatro a?os, porque luego sus obras se repartieron por varios museos de la ciudad¡±. Lo peor es, seg¨²n la investigadora, que a una decena de esas pinturas se les ha perdido la pista; han desaparecido.
Francesc Qu¨ªlez, del MNAC, glos¨® el perfil del pintor y coleccionista Eusebi Valldeperas (1827-1900) un gran desconocido, del que no se conoce ni una sola imagen suya. ¡°De las 500 obras y objetos que don¨®, que conocemos por los cat¨¢logos que hizo en los que dibuj¨® de forma detallada todas las piezas: armas, panoplias, objetos y esculturas precolombinas y egipcias, solo se han localizado y documentado tres¡±, explic¨® Qu¨ªlez, que mostr¨® los dibujos y academias realizadas por Valldeperas ¡°D¨®nde han ido a parar todos estos objetos es un misterio¡±, sentenci¨®.
Inma Socias analiz¨® a Francesc Camb¨® (1876-1947), otro de los grandes coleccionistas catalanes y espa?oles que vivi¨® en el exilio, en Suiza, Nueva York y Buenos Aires, los ¨²ltimos a?os de su vida. Socias ha estudiado la abundante correspondencia del pol¨ªtico, con sus agentes e interlocutores con los que consigui¨® su importante colecci¨®n, sobre todo tras comprar en Par¨ªs, en 1929 la colecci¨®n completa de Joseph Spiridon; ha consultado la documentaci¨®n del Instituto Camb¨® y las memorias y los dietarios de Camb¨®, entre otros muchos documentos. La investigadora destac¨® su perfil pol¨ªtico contradictorio, catalanista y vinculado con el franquismo, adem¨¢s de sus v¨ªnculos internacionales para comprar y vender obras de arte. Tambi¨¦n explic¨® c¨®mo consigui¨® que las autoridades del r¨¦gimen le dejaron sacar del pa¨ªs ocho de sus obras, firmadas por Rubens, Tiziano, Tintoretto o del Piombo, para decorar su casa argentina, ofreciendo, a cambio, ocho obras italianas del Quattrocento que se incorporaron al Prado, entre ellas, tres de Boticelli.
Las vicisitudes y el periplo de la colecci¨®n de Mat¨ªas Muntadas, propietario de La Espa?a Industrial y un gran coleccionista, que tras ser confiscada al comienzo de la guerra civil, viaj¨® desde Barcelona a Olot, Darnius y Ginebra y c¨®mo despu¨¦s fue recuperada por sus familiares hasta finales de los a?os 50 fue objeto de la presentaci¨®n de Yolanda P¨¦rez, que defiende que su confiscaci¨®n sirvi¨®, en cierto modo, para que se salvara. P¨¦rez ha reconstruido el periplo tras consultar la documentaci¨®n familiar. Por ¨²ltimo, Gemma Ylla-Catal¨¤, del MNAC, habl¨® de los tejidos e indumentarias que Josep Pasc¨® vendi¨® a la Junta de Museos en 1913; un coleccionista que antes hab¨ªa hecho lo mismo con una cincuentena de esculturas procedentes de Santes Creus, Poblet y Escala Dei y pinturas rom¨¢nicas y g¨®ticas.
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