Demolici¨®n de la ¡®casa nostra¡¯
El secesionismo ha dividido la sociedad catalana, generando factores de colisi¨®n interna y exclusivismo que hasta antes de la crisis de 2008 quedaban arrinconados
En el pasado exist¨ªa alguna posibilidad de que al hablar de Catalu?a como casa nostra pudiera darse alguna aproximaci¨®n sem¨¢ntica com¨²n, desde luego cada vez m¨¢s vaga. Hoy, dado el impacto distorsionante del procesisme, cuando alguien hace referencia a casa nostra, se impone la pregunta: casa nostra, ?de cu¨¢ntos y de qui¨¦nes? En realidad, casa nostra acab¨® delimitando un nosotros y un ellos. El panorama de descomposici¨®n pol¨ªtica en Catalu?a algo tiene que ver con eso desde el momento en que, para ser de casa nostra¡±, para que pertenecer arrope y legitime, se daba por sentado que la ropa sucia hay que lavarla en casa, en casa nostra. ?C¨®mo lavar en casa la ropa sucia del Palau de la M¨²sica, de las tramas convergentes o de la familia Pujol? En paralelo con la idea tan arcaica y pairalista de lavar la ropa sucia en casa, se da la tesis de un soberanismo que al saltarse la ley redunda en la entelequia de un excepcionalismo catal¨¢n, f¨¢cilmente ajeno al orden constitucional. Al mismo tiempo, como oficina de empleo, el nacionalismo radical ha engendrado un lumpen medi¨¢tico y pseudo intelectual de una belicosidad que va en aumento a medida que aparecen nuevos indicios del fracaso del proceso de separaci¨®n de Espa?a. En el futuro, recomponer el sentido de casa nostra ser¨¢ impracticable, a?adiendo frustraci¨®n al emocionalismo secesionista. Estamos en una frontera sem¨¢ntica, en la que solo si el lenguaje sirve para convivir ser¨¢ posible verse cara a cara con el futuro.
El secesionismo ha acabado con una cierta significaci¨®n concertada de casa nostra y ha dividido la sociedad catalana, generando factores de colisi¨®n interna y exclusivismo que hasta antes de la crisis de 2008 quedaban arrinconados aunque ¡ªcomo se ha visto despu¨¦s¡ª ya iban erosionando los fundamentos del pluralismo. Como caso flagrante, TV-3 y Catalunya R¨¤dio est¨¢n decepcionando a sus audiencias con un sectarismo que a la vez perjudica la autoestima de los buenos profesionales que, mientras pudieron, se esforzaron por la credibilidad de unos medios de comunicaci¨®n que son parte del bien p¨²blico, a cargo del contribuyente, sea votante del partido que sea y refiera como refiera libremente su identidad.
En los fastos conmemorativos de 1714 qued¨® patente, de forma extremada, la concepci¨®n excluyente de la casa nostra de otros tiempos. Al pretender convertir una guerra de sucesi¨®n en una guerra de secesi¨®n, la sociedad catalana qued¨® lesionada, tanto por la falta de rigor hist¨®rico como por la sumisi¨®n de los fastos a la din¨¢mica del proceso. Casa nostra quedaba al servicio de la parcialidad y de los errores t¨¢cticos de Artur Mas. De todo aquello, en verdad, queda poca cosa, salvo las reflexiones de los pocos historiadores que osaron poner en cuesti¨®n los sesgos interpretativos de 1714. El deslizamiento del nacionalismo hacia el proceso secesionista confirmaba sobradamente su ruptura con el catalanismo cultural e hist¨®rico. Comenzaba otra cosa, de una parte caos argumental por parte de quienes propugnaban un determinismo de la naci¨®n catalana; de otra, la insatisfacci¨®n de aquella ciudadan¨ªa de Catalu?a que se sent¨ªa o bien ajena o bien enfrentada a la idea de independizarse de Espa?a quedando fuera de la Uni¨®n Europea. El sentido ¨²ltimo de casa nostra es hoy una antigualla que obstaculiza la reflexi¨®n colectiva y el contraste de pareceres, la conversaci¨®n p¨²blica que es la esencia de una sociedad civil.
Ralf Dahrendorf indag¨® con acierto el concepto de oportunidades vitales, es decir, el conjunto de posibilidades y ocasiones que su sociedad o su posici¨®n social espec¨ªfica ofrecen al individuo. La vida misma es una respuesta a esas oportunidades. De ah¨ª se deduc¨ªan dos elementos: las opciones y los v¨ªnculos. Opciones para ejercer el derecho individual a elegir; v¨ªnculos como pertenencia, el hogar, la memoria del pasado, la comunidad hist¨®rica, la religi¨®n. De este modo, las oportunidades dan espacio para la elecci¨®n personal y los v¨ªnculos mantienen arraigos y permanencias. En el equilibrio variable entre opciones y v¨ªnculos las sociedades pueden afrontar de una parte el logro de la autonom¨ªa individual y de otra el riesgo de atomizaci¨®n. En estos momentos, casa nostra no ser¨ªa una oportunidad vital para todos porque se predefine en t¨¦rminos de exclusi¨®n. Sus casos de corrupci¨®n la lastran penosamente y lo que queda del catalanismo parece m¨¢s empe?ado en conservar cuotas de poder que en proyectarse en el siglo XXI. Por el contrario, si equilibra opciones y v¨ªnculos, la libertad afirma sus m¨¢rgenes.
Valent¨ª Puig es escritor.
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