El ¨²ltimo y estremecedor ¡®Al vent¡¯ de Raimon
El cantautor se despide definitivamente de los escenarios en un Palau de la M¨²sica lleno de emoci¨®n desbordada
Se hab¨ªa anunciado con meses de antelaci¨®n. Todo el mundo sab¨ªa que cuando pasasen algunos minutos de las diez de la noche, en la recta final de su concierto, Raimon entonar¨ªa ("Me da cosa...pero he de hacerlo: acabar como comenc¨¦") el ¨²ltimo Al ventde su carrera. Saberlo, qued¨® claro, no significa prevenir emociones. En el Palau de la M¨²sica de Barcelona la emoci¨®n se ha podido cortar con una hoja de afeitar. Se ha contenido la respiraci¨®n y se han apretado los p¨¢rpados para evitar aquella l¨¢grima furtiva (que tampoco hubiese desentonado). Si cada grito del estribillo de aquella primera canci¨®n hab¨ªa sido siempre un estremecimiento compartido, esta noche se ha convertido en un lacerante latigazo. La realidad dol¨ªa.
Raimon se estaba despidiendo definitivamente de los escenarios. Y en su boca, la palabra definitivamente suena a definitivamente, sin m¨¢s acepciones. Y lo hac¨ªa en una forma f¨ªsica que ya quisieran muchos cantantes j¨®venes: sus agudos siguen estando donde siempre hab¨ªan estado, sin romperse (o rompi¨¦ndose cuando la ocasi¨®n lo exige) y sus medios-bajos todav¨ªa son convincentes, cercanos. Y eso a?ad¨ªa a¨²n m¨¢s dolor a la despedida.
La tanda de bises, sencillamente apabullante, concluy¨® con Jo vinc d'un silenci, puntuada con discretos gritos de "Independ¨¨ncia" acallados r¨¢pidamente por los primeros acordes de un Diguem no coreado al l¨ªmite del estremecimiento.
El ¨²ltimo concierto de Raimon, con la luz a¨²n entrando por las ventanas, ha discurrido, no pod¨ªa ser de otra manera, con ese sentimiento de emoci¨®n desbordada inundando un Palau abarrotado (como abarrotado estuvo en los once recitales de despedida que le precedieron). El cantautor de X¨¤tiva no hab¨ªa preparado nada especial para la ocasi¨®n, la discreci¨®n siempre ha sido uno de sus lemas y tambi¨¦n lo fue para el adi¨®s. Un adi¨®s sin fuegos artificiales ni palabras vacuas.
Ha comenzado la velada con un aire de esperanza, de continuidad, con el coro infantil del Orfe¨® Catal¨¤ en negro y rojo derrochando entusiasmo.
Jo vinc d'un silenci y D'un temps, d'un pa¨ªs han sonado euf¨®ricas en aquellas voces blancas. Todav¨ªa con el coro en el escenario la presidenta del Palau ha obsequiado al cantautor con un fragmento de una de las vidrieras del local en el que, incluyendo este ¨²ltimo concierto, habr¨¢ actuado en 56 ocasiones. Raimon aplaudiendo al coro, aplaudiendo al p¨²blico ha sido recibido por un Palau puesto en pie. "Estoy agradecido a todos los que han venido desde el primer d¨ªa. Si llego a saber que vendr¨ªa tanta gente no me voy", ha bromeado antes de iniciar la ¨²ltima velada con A l'estiu quan son les cinc.
Camisa roja, pantal¨®n oscuro, la entra?able silla a un lado, la guitarra al otro, su cuarteto habitual. Durante dos horas Raimon fue viajando por ¨²ltima vez por los meandros de su historia personal, en realidad de la memoria colectiva de todo un pueblo.
Lleg¨® hasta sus primeras composiciones, La nit o Som ("la compuse hace dos o tres siglos") y de ah¨ª a I nosaltres amb ells, in¨¦dita en disco. Y volvieron a sonar muchas de esas canciones que, a partir de ahora, nos faltar¨¢n (por suerte siempre quedar¨¢n las grabaciones). Del desgarro de Indesinenter, acompa?ada por todo el p¨²blico, Al meu pa¨ªs la puja o Quan jo vaig n¨¤ixer a la poes¨ªa de Veles e vents, He mirat aquesta terra o Petita can?¨® de la teva mort. Del cinismo de Elogi dels diners (cinismo de Anselm Turmeda pero "de rabiosa actualidad") a la caricia amorosa de su ¨²ltima composici¨®n Napolitana per a tu. De la guitarra rasgada con rabia de 18 de maig a la Villa al ritmo contagioso de Bella de vos so enamor¨®s o el entra?able pu?o cerrado de Com un puny con el que acab¨® oficialmente el concierto. Se equivoc¨® con el tempo de un tema de Ausi¨¤s March y el p¨²blico le tranquiliz¨® con una calurosa ovaci¨®n. Record¨® con el mismo y profundo sentimiento tanto al Pa¨ªs Vasco o a la clandestinidad como a Espriu, Mir¨® o V¨ªctor Jara. Y volvi¨® a ser, una vez m¨¢s, ese Raimon que destila sinceridad, po¨¦tica, musical e interpretativa.
Acab¨®, como ya suele ser habitual, aplaudiendo a su p¨²blico y una tanda de bises sencillamente apabullante que concluy¨® con Jo vinc d'un silenci, puntuada con discretos gritos de "Independ¨¨ncia" acallados r¨¢pidamente por los primeros acordes de un Diguem no coreado al l¨ªmite del estremecimiento.
Y estall¨® el ¨²ltimo Al vent como un volc¨¢n de emociones encontradas.
"Hasta aqu¨ª he llegado. Estoy muy agradecido a todos los que lo hab¨¦is hecho posible".
Hasta siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.