El dolor de las hermanas de Salvador Puig Antich
Carme, una de sus hermanas, recuerda las ¨²ltimas horas del anarquista: "Nos despedimos y, al rato, sali¨® de la c¨¢rcel dentro de un ata¨²d"
Antonio L¨®pez Sierra fue uno de los ¨²ltimos verdugos de Espa?a. El dos de marzo de 1974, a las 9.20 horas, acab¨® con la vida del ¨²ltimo preso ejecutado dentro de los muros de la prisi¨®n Modelo de Barcelona. Se trataba del anarquista del Movimiento Ib¨¦rico de Liberaci¨®n (MIL) Salvador Puig Antich. Sus cuatro hermanas recuerdan perfectamente las semanas previas a la ejecuci¨®n de la ¨²ltima v¨ªctima del garrote vil en la prisi¨®n que cierra las puertas.
¡°Pasar por delante de ese edificio siempre nos provocar¨¢ dolor. Da igual que lo transformen en un jard¨ªn, seguiremos evit¨¢ndolo. Aun as¨ª, mejor que est¨¦ cerrada¡±, sentencia Carme, una de las cuatro hermanas de Puig Antich.
Puich Antich fue encarcelado acusado de matar en un tiroteo al subinspector de la Polic¨ªa Nacional Francisco Anguas Barrag¨¢n, el 25 de septiembre de 1973 en Barcelona. Un consejo de guerra conden¨® a muerte a Puich Antich. Las hermanas siempre creyeron que la condena a la pena capital fue una especia de venganza despu¨¦s de que el 20 de diciembre de 1973 ETA acabara con la vida del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco en un aparatoso atentado en Madrid.
¡°Estuvo preso del 25 de septiembre de 1973 al dos de marzo de 1974. Nos dejaban visitarlo dos veces por semana y s¨®lo durante 20 minutos¡±, recuerda Carme. Los funcionarios les imped¨ªan abrazos o cualquier roce. ¡°Consideraban a Salvador un preso peligroso por lo que durante las comunicaciones no hab¨ªa ning¨²n otro recluso. No nos dejaban hablar en catal¨¢n y, al final, s¨®lo pod¨ªamos hablar de chorradas¡±, recuerda.
La ejecuci¨®n de Puig Antich fue traum¨¢tica para las hermanas y siempre ir¨¢ aparejada a los muros de la prisi¨®n barcelonesa. ¡°El viernes uno de marzo nos avisaron que pod¨ªamos estar con Salvador sus ¨²ltimas horas de vida. Sacaron dos sillones asquerosos a una sala. Mi hermana mayor llev¨® fotos familiares, contamos an¨¦cdotas, hubo momentos en que no habl¨¢bamos¡, eso s¨ª, siempre estuvieron presentes siete u ocho funcionarios¡±, recuerda. El Colegio de Abogados se moviliz¨® y, durante toda la noche, estuvieron intentando recoger apoyos internacionales que obligaran al dictador a firmar el indulto.
¡°De nada sirvi¨®. A las seis de la ma?ana nos echaron de la Modelo. Nos despedimos de Salvador, fuimos al bar de enfrente hasta que un coche f¨²nebre sac¨® el ata¨²d por la puerta de la c¨¢rcel¡±, lamenta. El veh¨ªculo traslad¨® el cad¨¢ver al cementerio de Montju?c. ¡°Dejaron el cuerpo en una caseta, le di un beso y todav¨ªa estaba caliente. Le quit¨¦ las zapatillas y un anillo. Al salir del cementerio, los militares estaban vestidos de gala con guantes. Era su fiesta. Uno de ellos quiso darnos el p¨¦same y le negamos la mano¡±, recuerda.
¡°Han pasado muchos a?os y nadie ha pedido perd¨®n. S¨®lo queremos que se revise el caso y se constate que el sumario estaba manipulado y que mi hermano fue condenado simplemente porque necesitaban alguien que pagara por el atentado a Carrero Blanco¡±, sentencia la hermana. ¡°La gente de a pie nos mostr¨® todo su apoyo pero los partidos pol¨ªticos, que ya estaban muy latentes, no hicieron nada por Salvador. Era anarquista y quiz¨¢s les molestaba. Fue un crimen de Estado y todav¨ªa hay responsables vivos del asesinato de mi hermano¡±, afirma.
Tras la muerte de Salvador, y una vez instaurada la democracia, las hermanas Puig Antich han visitado en varias ocasiones la Modelo. ¡°Hemos participado en documentales pero ahora no quiero volver a escuchar aquellas puertas correderas de hierro que suenan exactamente igual que entonces¡±.
Puig Antich pas¨® su ¨²ltima noche en la celda 443. El verdugo coloc¨® el garrote vil con el que ejecutaron al activista del Mil en la paqueter¨ªa de la prisi¨®n. Ambas estancias, al igual que el resto de la prisi¨®n, se convertir¨¢n en historia durante la ma?ana de hoy.
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