Las siete moratorias de Colau
El Ayuntamiento de Barcelona mantiene diferentes suspensiones de licencias en varios barrios mientras elabora planes de usos para mitigar los efectos del turismo
Hacer frente a los efectos del turismo es uno de los grandes retos del mandato de la alcaldesa Ada Colau en Barcelona. Es el segundo problema para los ciudadanos, seg¨²n las encuestas y fue una de las promesas electorales centrales de Barcelona en Com¨², el partido que sostiene al Ejecutivo junto al PSC. Aparte de revolucionar el mercado de la vivienda, otra de las aristas del fen¨®meno es la saturaci¨®n de locales de restauraci¨®n en los barrios con m¨¢s presi¨®n, con los ruidos y molestias que soportan los vecinos.
El Ayuntamiento est¨¢ aplicando suspensiones de licencias, sobre todo de bares y restaurantes, como medida provisional mientras elabora planes de regulaci¨®n futuros, con un plazo de dos a?os. Adem¨¢s, hay otro tipo de moratorias con el objetivo de ganar espacio para equipamientos o para planes de conservaci¨®n de patrimonio que han puesto en pie de guerra a los sectores empresariales afectados. Las entidades vecinales se mueven entre el escepticismo y la demanda de m¨¢s acci¨®n aunque en general dan el benepl¨¢cito al Consistorio.
La metodolog¨ªa es la siguiente: el Ayuntamiento paraliza las licencias en una zona acotada (del tipo que sean), comprometi¨¦ndose a no tardar m¨¢s de dos a?os; elabora un plan inicial donde se levantan las suspensiones salvo en zonas concretas y, tras pasar por los tr¨¢mites administrativos y pol¨ªticos, aplica un plan definitivo. Que puede conllevar m¨¢s suspensiones o no, como en el caso de los alojamientos tur¨ªsticos, cuya moratoria se levant¨® al aprobar el PEUAT, el plan de hoteles.
Todas las suspensiones dictadas en dos a?os
Suspensi¨®n de licencias de p¨²blica concurrencia en Ciutat Vella. Se orden¨® en octubre de 2016. Es la m¨¢s ambiciosa y pretende elaborar un plan de usos nuevo, para el que el distrito ha encargado estudios. El anterior lo tumb¨® un juez.
Suspensi¨®n de licencias de p¨²blica concurrencia en Sant Antoni. En febrero de 2017.
Suspensi¨®n de licencias de p¨²blica concurrencia en Sants. Data de junio de 2016 y actualmente se limita a la plaza d'Osca y calle de Riego.
Suspensi¨®n de licencias en el Eixample. Es de febrero de 2017 y afecta a 10 solares.
Suspensi¨®n de licencias de Vallcarca. Se orden¨® el pasado abril de 2017, tambi¨¦n para sustituir el plan de usos actual que data del 2002.
Suspensi¨®n de licencias de 38 casas-f¨¢brica del Raval. Es de julio de 2016 y seg¨²n el Ayuntamiento se resolver¨¢ "en breve".
Moratoria de licencias para pisos tur¨ªsticos. Fue heredada del Gobierno anterior y el actual la renov¨® hasta que en enero de 2017 Colau logr¨® aprobar el plan global de alojamientos tur¨ªsticos de la ciudad y qued¨® suspendida de facto.
El barrio de Sants es la ¨²ltima zona en sumarse a lista de suspensiones enfocadas en la restauraci¨®n. Su trama de calles antiguas y placitas agradables con terrazas se ha convertido en un infierno para los vecinos a medida que se ha ido poniendo de moda. El Ayuntamiento par¨® de dar licencias hace ahora un a?o y ya tiene listo el plan de usos provisional ¡ªest¨¢ en fase de alegaciones¡ª, que limitar¨¢ el crecimiento de bares y restaurantes en dos puntos concretos: la plaza d'Osca y la calle de Riego, peatonal. La presi¨®n es alt¨ªsima en el tri¨¢ngulo que forman las calles Creu de la Coberta, paseo de Sant Antoni y Tarragona. En su interior hay una media de casi 20 locales por cada mil vecinos, una cifra cercana a la de los barrios m¨¢s c¨¦ntricos y tur¨ªsticos.
El Consistorio asegura que ha elaborado este y otros planes iniciales de usos en connivencia con los vecinos y restauradores. La patronal lo niega. "Es un nuevo episodio de la persecuci¨®n que vive la restauraci¨®n", se queja el Gremio de Restauradores. Su portavoz, Roger Pallerols, cree que el Ayuntamiento, con el que tiene varios frentes abiertos ¡ªal mismo tiempo hay una reforma de la ordenanza de terrazas pendiente en toda la ciudad¡ª est¨¢ frenando las inversiones y le acusa de falta de di¨¢logo. El gremio amenaza incluso con acciones judiciales ampar¨¢ndose en una sentencia por la que un juez ya tumb¨® una reducci¨®n horaria de la apertura de los locales en la calle de Blai, en Poble Sec, donde estableci¨® una hora menos de actividad como medida excepcional por la alta tasa de ruidos.
Janet Sanz, teniente de alcaldesa de Ecolog¨ªa, Urbanismo y Movilidad, asegura que s¨ª ha habido reuniones con el gremio. Y defiende que la voluntad de di¨¢logo del Ayuntamiento es m¨¢s que evidente. "Hay periodos de alegaciones donde pueden impugnar lo que quieran. Adem¨¢s, est¨¢n los consejos de barrio donde pueden acudir y tienen voz. Tengo la sensaci¨®n de que a veces ciertos sectores econ¨®micos creen que tienen m¨¢s poder que el propio Ayuntamiento y para hacer algo les tienes que pedir permiso. Y no es eso. Tenemos que contar con el tejido representativo y lo estamos haciendo", explica. Sanz defiende las moratorias porque, "permiten evitar monocultivos [por ejemplo que en una plaza solo haya bares y en una calle solo tiendas] y reordenar", a?ade.
Las entidades vecinales se mueven entre el escepticismo y la demanda de m¨¢s intervenci¨®n. La de Hostafrancs, una de las de Sants, cree que la moratoria no tiene ning¨²n efecto porque no hay ya locales nuevos que puedan albergar futuros negocios. "No cabe ni un bar m¨¢s", explica Jordi Clausell, miembro de la junta directiva. Clausell cree que el Consistorio ha acotado una zona de restricci¨®n muy peque?a y opina que el fen¨®meno solo har¨¢ que trasladarse de calles. Su organizaci¨®n, no obstante, cree que, en l¨ªneas generales, la metodolog¨ªa de aplicar suspensiones es positiva.
En este tipo de moratorias a Sants le precedieron el distrito entero de Ciutat Vella, donde se aplica una m¨¢s estricta que afecta a locales de alquiler de bicicletas y patinetes, almacenes y tiendas de alimentaci¨®n, por ejemplo. Tambi¨¦n Sant Antoni, otro barrio popular que ha sucumbido al ambiente hipster y la gerintrificaci¨®n.
El consistorio defiende las suspensiones para anticiparse a problemas
Otro tipo de suspensiones es el que afecta a edificios enteros o solares. En el Raval, tambi¨¦n desde hace un a?o, no se pueden hacer obras ni otorgar cualquier tipo de licencias sobre 38 edificios catalogados como antiguas casas-f¨¢bricas con el objetivo de preservar el pasado industrial del barrio.
En este caso, explica Sanz, el Consistorio est¨¢ elaborando un plan de patrimonio que anunciar¨¢ ¡°en breve¡±. En el Eixample existe otro tipo de limitaci¨®n: aqu¨ª son solares, con la intenci¨®n de adelantarse al futuro y ganar terreno para hacer equipamientos. Actualmente son de titularidad privada y el Consistorio est¨¢ evaluando si comprarlos o no.
De estas dos ¨²ltimas moratorias tambi¨¦n se queja el Colegio de agentes inmobiliarios de Barcelona. El presidente, Joan Oll¨¦, cree que el periodo de dos a?os que se da el Ayuntamiento para reordenar las zonas donde paraliza licencias es demasiado largo. ¡°Todas estas moratorias generan inseguridad e incertidumbre de inversiones¡±, lamenta Y apunta a otra contrapartida: ¡°Los locales que ya est¨¢n aposentados y s¨ª gozan de las licencias suben el precio, lo que crea privilegios y afecta a la competencia¡±.
Sanz, de nuevo, defiende que hasta ahora ninguna de las suspensiones ha superado el tiempo que han prometido y las considera una herramienta, no un fin: ¡°En muchos sitios hay problemas graves de convivencia y hay que atajarlos¡±.
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