El engorro de dar cuentas

Este mi¨¦rcoles me he acordado de Alejo Vidal-Quadras. Les juro que ha sido sin querer, algo que he o¨ªdo en el Parlament me lo ha tra¨ªdo de improviso a la mente. La primera intervenci¨®n parlamentaria de Vidal Quadras, 1988, empez¨® con una cita de Casablanca -los veteranos recordaran su tono efectista y forzadamente ir¨®nico-, sobre el desprecio que Rick (Humphrey Bogart) siente por otro personaje (Peter Lorre); un desprecio que, seg¨²n el dirigente conservador, era id¨¦ntico al que Jordi Pujol sent¨ªa por el Parlament. Sin tanta prosopopeya, el resto de la oposici¨®n de entonces, socialistas e Iniciativa per Catalunya, tambi¨¦n acusaba al Govern de Converg¨¨ncia de menosprecio por la din¨¢mica parlamentaria, de tratar de tirar por el camino de en medio evitando el engorro de o¨ªr las quejas de los otros partidos. De aquello han pasado casi 30 a?os, y poco nos hemos movido. El mecanismo de control del Govern ha mejorado, existen unos protocolos, pero para el Ejecutivo sigue siendo una gaita tener que aguantar los reproches de la oposici¨®n. Los gobiernos no aman a los parlamentos.

Ahora mismo, la oposici¨®n se sube por las paredes porque Puigdemont y Junqueras escamotean al Parlament cualquier anuncio procesista, sea mayor o menor, sean las leyes de desconexi¨®n o sean los detalles de lo que sea que vaya a ocurrir el 1 de octubre. Entre lo que se oculta por miedo a la inhabilitaci¨®n, y lo que se reserva para la en¨¦sima jornada hist¨®rica (a veces, el proc¨¦s parece una sucesi¨®n de diades castelleres, en las que cada acontecimiento tiene que superar por fuerza al anterior). Lo siguiente en anunciarse, tambi¨¦n fuera del hemiciclo, ser¨¢ el martes 4, para que cualquier medio predispuesto titule ¡°Nacido el 4 de julio¡±.

Aunque lo que mov¨ªa a todos este mi¨¦rcoles era, sobre todo, el anuncio de que no hay, de momento, empresas a las que la Generalitat pueda encargar la fabricaci¨®n de las urnas; regocijo de unionistas, mientras el Govern, picado en su orgullo, afirma que las urnas estar¨¢n s¨ª o s¨ª (para que algo sea ¡°s¨ª o no¡± en todo este asunto, habr¨¢ que esperar al mismo d¨ªa del refer¨¦ndum). No s¨¦ c¨®mo las conseguir¨¢n. Yo, por mi parte, he mirado c¨®mo estaba el asunto en Amazon: fatal, a 17 euros, y s¨®lo se pueden encargar en lotes de m¨¢ximo 18 unidades. Demasiado lento el tr¨¢mite, y demasiado caro, casi 140.000 euros las 8.000 urnas que hacen falta, m¨¢s gastos de env¨ªo. Claro que tambi¨¦n se puede optar por encargarlas a trav¨¦s de Alibaba, el Amazon de la China: ah¨ª se pueden conseguir en un solo lote, y pr¨¢cticamente a un d¨®lar; desconozco si son tan baratas por la calidad o porque, como se sabe, la urna no es un producto de mucha demanda en la Rep¨²blica Popular China.

Como digo, este detalle de la fabricaci¨®n de las urnas era el temazo que hoy casi monopolizaba los comentarios en el Parlament, de manera que la sala de prensa del hemiciclo se ha vaciado en cuanto los diputados han empezado a debatir sobre la situaci¨®n de la sanidad, de la educaci¨®n o de las infraestructuras. Paradojas de una coyuntura que, cuando nos la podamos mirar con la suficiente perspectiva, termine como haya terminado, puede que nos deje a todos un poco alucinados.