Las mujeres catalanas ampl¨ªan la brecha lectora con los hombres
Siete de cada 10 f¨¦minas afirman que leen, si bien ellos consumen m¨¢s libros, en un contexto donde un 33% de las personas no abre nunca uno
Que haya m¨¢s mujeres que hombres que leen en Espa?a es, desde hace unos a?os, una certeza cotidiana y estad¨ªstica. Pero la brecha entre ambos va creciendo, al menos en Catalu?a: un 73,4% de las f¨¦minas se declaran lectoras, frente a un 62% de los varones. Son ya 11 puntos de diferencia entre unos y otros, motivados tanto por el espectacular crecimiento en ellas (m¨¢s de un 4% en relaci¨®n con 2015) como por el decrecimiento de ellos, un descenso que se da por vez primera en los ¨²ltimos cinco a?os. As¨ª lo refleja el estudio H¨¢bitos de lectura y compra de libros en Catalu?a 2016 que ha promovido, por segundo a?o, el Departamento de Cultura de la Generalitat.
La evidente feminizaci¨®n del saludable h¨¢bito lector solo tiene su contrapunto masculino en que ¨¦stos son lectores m¨¢s duros cuando lo hacen por ocio y en su tiempo libre: consumen una media de 12,6 libros al a?o frente a los casi 10 (9,7) que devoran ellas.
Esas cifras se enmarcan en un contexto en el que el 67,8% de los catalanes se declara lector de libros, al menos lo hace una vez al trimestre, un punto y medio m¨¢s que en la encuesta de 2015, lo que hace que la ratio roce ya la media europea (68%). Seg¨²n el estudio, los catalanes leer¨ªan una media de 10,5 libros al a?o; m¨¢s de una cuarta parte, sin embargo, lo hacen por obligaci¨®n: por trabajo o estudios (26,5%).
La ¨²nica se?al de verdadera preocupaci¨®n en el ¨¢mbito de los par¨¢metros generales es la fisura que presenta la franja de edad entre 25 y 34 a?os (67,4%), ¨²nica en la que el porcentaje lector muestra baremos inferiores a los de 2011: a la que se acaba la lectura escolar o universitaria, la solidez o el h¨¢bito lector flojea.
Un indicador que hace especialmente feliz a los responsables culturales de la Generalitat es el incremento de los lectores que lo hacen en lengua catalana, seis puntos en cinco a?os (27,4%), claramente a costa de los que lo hacen en castellano (70,2%), que disminuyen casi en la misma proporci¨®n. La lista de los cinco libros m¨¢s vendidos en catal¨¢n, sin embargo, muestra una gran paradoja al respecto: excepto Victus, d¡¯Albert S¨¢nchez Pi?ol (cuarto), el resto del ranking est¨¢ copado, am¨¦n de por traducciones de autores extranjeros (La noia del tren, de Paula Hawkins, es el n¨²mero 1; le sigue toda la saga de Robert Langdon, de Dan Brown), por versiones de libros escritos originalmente en castellano. Es el caso de L¡¯esgl¨¦sia del mar, de Ildefonso Falcones, o los libros de la saga El cementiri dels llibres oblidats, de Carlos Ruiz Zaf¨®n.
Cuando se pregunta a los lectores de libros en castellano por qu¨¦ no han adquirido ese mismo t¨ªtulo en catal¨¢n, entre las respuestas hay un buen pellizco (casi dos de cada 10) que argumentan que, o bien no les ha sido f¨¢cil encontrarlo en la lengua de Pompeu Fabra (7,1%), o, tristemente, que no lo han podido encontrar en catal¨¢n porque no existe (11%). Esa desventaja en la oferta de libros traducidos ya fue detectado en el Plan de Lectura 2020 que hizo p¨²blico Cultura hace apenas un mes y que, a trav¨¦s de la Direcci¨®n General de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica, se intentar¨¢ paliar ahora con una l¨ªnea de ayudas de financiaci¨®n. Es una de las grandes e hist¨®ricas demandas del sector editorial, que por un problema de oferta (el mercado comprador en catal¨¢n es menor), no pueden salir al mismo tiempo y con el mismo precio que la edici¨®n de ese libro en castellano. Muy sensible a ese fen¨®meno se muestra el ensayo. Por ello, las ayudas de 300.000 euros (dotaci¨®n que se espera mantener hasta 2020) miman ese g¨¦nero, pudiendo concederse hasta un 70% del coste total del proyecto (en ficci¨®n, el tope est¨¢ en la mitad). Tambi¨¦n s¨®lo en la no-ficci¨®n se permitir¨¢ traducir del castellano.
Con un m¨¢ximo de seis t¨ªtulos por editorial y una tirada m¨ªnima de 500 ejemplares, se calcula que se podr¨¢n subvencionar unos 150 t¨ªtulos, que deben estar en la calle antes de septiembre de 2018. Sensible a un sector muy castigado por las pol¨ªticas de recortes de los editores, para acceder a esas ayudas se ha establecido una tarifa m¨ªnima para los traductores de 12 euros por cada 2.100 espacios.
La encuesta vuelve a hacer aflorar dos aut¨¦nticos agujeros negros: hay un 24% de lectores que dicen que lo hacen en soporte digital, pero las ventas s¨®lo son de un 5%, o sea, pirater¨ªa; por otro, uno de cada tres catalanes sigue sin leer una sola linea nunca.
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