?D¨®nde est¨¢ el p¨²blico del Palau?
El pianista Carles Marig¨® muestra su exquisita sensibilidad en una sala casi vac¨ªa
Definitivamente, en verano el Palau de la M¨²sica es una atracci¨®n tur¨ªstica. Las visitas guiadas y los espect¨¢culos flamencos y oper¨ªsticos llenan sus arcas, pero la m¨²sica cl¨¢sica, que por historia y tradici¨®n deber¨ªan ser su actividad primordial, casi desaparece del mapa. En el caso de los recitales del Festival Mas i Mas, programados en plena can¨ªcula (17.30 horas), el fracaso de p¨²blico es rotundo. De hecho, poco m¨¢s de 200 espectadores acudieron el jueves al recital del pianista catal¨¢n Carles Marig¨®, quien, tras superar el mal trago de ver un Palau casi vac¨ªo, mostr¨® con creces su exquisita sensibilidad como int¨¦rprete e improvisador.
El precio no es el problema: las localidades para esta serie de recitales pian¨ªsticos cuestan 20 euros, s¨®lo dos m¨¢s que la visita guiada; con una difusi¨®n adecuada, buena parte de los turistas que guardan cola para conocer por dentro las bellezas del templo modernista podr¨ªan descubrirlas en su justa medida escuchando, de paso, un buen concierto. Pues ni por esas. En una ciudad que presume de mel¨®mana, tan lamentable falta de p¨²blico abre interrogantes muy inquietantes.
Poner al mal tiempo buena cara no es f¨¢cil, pero lo hizo desde el primer minuto Carles Marig¨®. Lo bueno de este joven pianista, compositor, arreglista, improvisador y educador musical es que no se parece a nadie: frente al pianismo de t¨¦cnica infalible y din¨¢micas impactantes que hoy en d¨ªa triunfan en el circuito internacional, Marig¨® exhibe un arte sutil, gusto por los matices suaves, el calor l¨ªrico y la naturalidad del sonido.
Acert¨® con el programa, en un arco hist¨®rico que permiti¨® al p¨²blico descubrir cinco siglos de repertorio hisp¨¢nico con la danza popular como nexo de uni¨®n. Rompi¨® el hielo con una improvisaci¨®n a partir de una fantas¨ªa de Alonso Mudarra, abriendo un bloque consagrado al Renacimiento en el que recre¨® con pulsaci¨®n n¨ªtida y esp¨ªritu libre piezas de Antonio de Cabez¨®n y Pablo Bruna: tienen encanto los ritmos de la gallarda milanesa y los tientos cuando saltan del clave al piano moderno con buen gusto en la ornamentaci¨®n.
Tras cerrar la primera parte del recital con cinco deliciosas sonatas del Padre Antoni Soler en las que sorprendi¨® la vivacidad y el latido r¨ªtmico popular que tanto inspiro a este maestro del teclado del siglo XVIII, Marig¨® se plant¨® en el siglo XX alternando su singular talento para la improvisaci¨®n con una selecci¨®n de piezas maestras de Frederic Mompou, Enric Granados, Isaac Alb¨¦niz y Manuel de Falla.
Quiz¨¢s su arte sensible conecta m¨¢s con el pianismo ¨ªntimo, como demostr¨® con una interpretaci¨®n de la Can?o i dansa n¨²m. 3, de Mompou, basada en El noi de la mare; recre¨® con acierto el vigor r¨ªtmico de las tres Danzas espa?olas y El pelele de Granados, pero mostr¨® flancos d¨¦biles en piezas tan deslumbrantes como Asturias, de Alb¨¦niz, y la Danza ritual del fuego fatuo, de Falla. Compes¨® cualquier reparo con una imaginaci¨®n y sensibilidad como improvisador que es, sin duda, su principal rasgo distintivo.
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