Una gran explosi¨®n bailonga
Los colombianos exprimen las posibilidades de la electrocumbia ante una La Riviera muy predispuesta
Era de sospechar. Despu¨¦s de un mes de dieta sever¨ªsima en lo que se refiere a la m¨²sica en directo, vuelve la capital a acoger un concierto de mediana enjundia y el respetable enloquece de purito placer. La proyecci¨®n ascendente de los colombianos Bomba Est¨¦reo parec¨ªa a estas alturas una obviedad, pero lo de este mi¨¦rcoles en La Riviera, con la taquilla reventada y la excitaci¨®n derram¨¢ndose a pie de pista, son¨® casi a punto de inflexi¨®n en lo que a estas tierras peninsulares se refiere. Incluso aunque la f¨®rmula admita todav¨ªa algunos m¨¢rgenes de mejora.
La fiesta arranca con 'paradi?a', esa 'Siembra' que figura entre lo m¨¢s et¨¦reo, sutil y ¨¦tnico del cat¨¢logo. Quiz¨¢ no sea mala idea: los verborreicos pueden desgranar sus ¨²ltimas haza?as al vecino y al llegar 'Qu¨ªmica' no queda otra que prestar atenci¨®n al escenario y despegar los pies de suelo. Los ritmos tropicales propician el contagio instant¨¢neo y el magnetismo de Liliana Saumel hace el resto, incluso aunque su voz a veces confunda tribalidad con nasalidad. Pero no podemos resistirnos al embrujo de esa jefa de filas con traje rojo estampado, visera de capitana general en un desfile del Orgullo y una capa de lentejuelas en la que no cab¨ªan m¨¢s colores.
El invento de la electrocumbia funciona, seguramente, por el equilibrio entre las dos mitades del t¨¦rmino. Abundan los sonidos pregrabados, claro, pero la sensaci¨®n no llega a ser de incomodidad: el aliento org¨¢nico le mantiene la mirada al rob¨®tico, las guitarras crepitan de verdad, la membrana del djemb¨¦ palpita gracias al contacto con los dedos, el pulso se percibe como un fruto del ser humano. Y el repertorio del reciente 'Ayo' excita ese esp¨ªritu t¨¢ctil. Todos conocen, por cierto, canciones que a¨²n no existir¨¢n hasta dentro de dos semanas en formato f¨ªsico. Por si a¨²n quedaba alguna duda sobre el poder¨ªo del 'streaming'.
Los mensajes y recursos se antojan algo elementales (la dedicatoria amorosa al esposo, la reivindicaci¨®n del papel femenino en forma de 'Flower power', la ni?a danzarina que se sube al escenario para brincar durante 'Soy yo'), pero la sencillez y los movimientos de cintura siempre sirvieron como evidentes aliados en la transmisi¨®n del mensaje. Si ahora, encima, se han erigido en teloneros de Arcade Fire, para qu¨¦ queremos m¨¢s.
'Money money money' ofrece un argumento c¨¢ustico y travieso; el h¨¢bil motivo moruno insufla vida a 'Duele', de otra manera anodina, y el alentador mensaje de integraci¨®n que enarbola 'Internacionales' ("Baila, que para bailar no necesitas lengua") refrenda esa filosof¨ªa de acceso inmediato. El espect¨¢culo parece remitir a los apenas 50 minutos, pero se trata de una triqui?uela: los bogotanos, quinteto sobre las tablas, disponen para los bises de un men¨² casi tan copioso como el del plato principal. As¨ª que el sudor dispone de margen holgado para aflorar. "El mundo est¨¢ jodido", admite Liliana, pero la respuesta trepidante es 'Qu¨¦ bonito'. La m¨²sica como feliz espejismo. Y Bomba Est¨¦reo como una gran, inmensa, explosi¨®n bailonga.
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