La justicia tard¨ªa
Uno de los reproches m¨¢s habituales dirigidos a nuestro sistema judicial es el de su lentitud.?A qu¨¦ obedece? Justicia tard¨ªa no es, en muchos casos, justicia verdadera.
Uno de los reproches m¨¢s habituales dirigidos a nuestro sistema judicial es el de su lentitud. Se fijan juicios y vistas para dentro de varios a?os o para hasta cuando, por turno, les corresponda. ?A qu¨¦ obedece esta situaci¨®n?
De entrada es conveniente distinguir entre el proceso penal, fase de instrucci¨®n, y el resto de procesos civiles, contencioso administrativos y sociales o laborales.
En el primero es necesario investigar, dentro del mismo, los hechos que constituyen su objeto, tarea que puede resultar laboriosa y dif¨ªcil y a la que resulta problem¨¢tico fijarle un plazo pues de hacerlo podr¨ªan propiciarse los errores judiciales.
En los dem¨¢s procesos, su plazo de duraci¨®n viene establecido por la propia ley procesal. Muchos dir¨¢n, con raz¨®n, que no se cumplen y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria.
Una primera aproximaci¨®n nos ense?a que los litigantes cumplen a rajatabla con los plazos por la cuenta que les tiene pues de no hacerlo pierden una oportunidad y ponen en peligro el ¨¦xito de sus pretensiones.
Los que no los cumplen, en la parte que les afecta, son los integrantes de la Administraci¨®n de Justicia sin que ello signifique que carezcan de justificaci¨®n para su conducta.
Entre las causas de la lentitud de la justicia destacan: la actitud de las partes, la determinaci¨®n del trabajo asumible por cada juez o Tribunal as¨ª como los cambios de destino de jueces y fiscales.
En nuestro sistema est¨¢n presentes, a veces, con exceso, el garantismo y la desconfianza ante el juez, que se traduce en el reconocimiento de una amplia gama de instancias y de recursos, nacionales e internacionales. Con tes¨®n y dinero un juicio puede prolongarse casi indefinidamente. Habr¨ªa que confiar m¨¢s en los jueces (un elevado porcentaje de sus resoluciones son confirmadas por los Tribunales Superiores) sin perjuicio de su responsabilidad en el caso de no ser merecedor de ella.
En el proceso penal, adem¨¢s, hay que contar con la resistencia de ciertos sectores, especialmente privados, para colaborar con los Tribunales. El uso y abuso de los recursos es el pan nuestro de cada d¨ªa. Siempre hay alguien que le interesa la dilataci¨®n del proceso en cuanto resulta beneficioso para los intereses de sus patrocinados. La ley lo permite y los recurrentes se limitan a hacer uso de su derecho. El que con esa conducta se perjudique la imagen de la Justicia y aumente la preocupaci¨®n ciudadana sobre su deterioro, se las trae al fresco. Los jueces y Tribunales, se fijan su trabajo, a su voluntad y conciencia ya que los procesos pendientes son conocidos y, pr¨¢cticamente, no caben sorpresas. S¨®lo en los juzgados de Instrucci¨®n se presentan trabajos no susceptibles de programaci¨®n.
Los intentos de establecer unos m¨®dulos realistas de trabajo judicial, por parte de un organismo o autoridad ajena han fracasado y lo han hecho, entre otras razones, por tratarse de una tarea dif¨ªcil; pero no imposible.
Los sucesivos Consejos del Poder Judicial, al tomar posesi¨®n prometen solucionar esta cuesti¨®n para despu¨¦s olvidarse; y as¨ª seguimos. La implantaci¨®n de la oficina judicial jugar¨¢ un importante papel en la soluci¨®n de esta laguna al esclarecer las funciones del juez de las del resto de sus colaboradores.
Los jueces cumplidores, que son la mayor¨ªa, ver¨ªan acrecentado su prestigio de conocerse el trabajo que afrontan. Sin duda. ?La implantaci¨®n de un tal sistema seria atentatorio de la independencia judicial? No parece. Una cosa es esa independencia que protege al juez en el ejercicio de sus funciones de juzgar y otra, bien distinta, la organizaci¨®n del servicio p¨²blico de la Justicia. Id¨¦ntica postura es sostenida por los Secretarios judiciales.
?Aumento de la inversi¨®n p¨²blica en justicia? Seguramente, si. Pero antes ser¨ªa necesario adoptar las medidas necesarias para el mejor aprovechamiento de las actuales estructuras judiciales: reformas en el sistema de recursos, establecimiento de m¨®dulos de trabajo para los jueces y un mejor reparto de la carga laboral entre los diferentes juzgados y Tribunales. Todav¨ªa, hoy, los hay infrautilizados mientras que otros est¨¢n asumiendo un trabajo insoportable; y todos los responsables del Poder Judicial, lo conocen perfectamente.
Justicia tard¨ªa no es, en muchos casos, justicia verdadera. Si es as¨ª los responsables de la pol¨ªtica judicial habr¨ªan de estar a la altura de la situaci¨®n. De entrada una gran simplificaci¨®n procesal, sobre todo en la litigiosidad menor y una notable desjudicializaci¨®n de muchos conflictos sin perjuicio del control judicial, de las decisiones adoptadas en esta v¨ªa.
?ngel Garc¨ªa Fontanet es magistrado jubilado.
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