Historia, historicismo y repetici¨®n
En la c¨¢rcel se toca realidad. En Bruselas se est¨¢ en la irrealidad. Es muy duro, pero es as¨ª
Dec¨ªa Oriol Junqueras en una entrevista televisiva el pasado 10 de septiembre que ¨¦l, a pesar de ser un historiador, no era ¡°historicista¡±. Eso significaba que no se ve¨ªa ni atrapado ni cohibido por la historia, lo que, por cierto, podr¨ªa explicar el insensato adanismo de su pol¨ªtica. Pero es verdad: la historia puede ayudar a comprender el pasado, pero no deber¨ªa condicionar las acciones del presente atenaz¨¢ndolas con una suerte de miedo neur¨®tico a la repetici¨®n, y ello a pesar de que el psicoan¨¢lisis explica muy bien c¨®mo la neurosis suele articularse mediante una ¡°compulsi¨®n a la repetici¨®n¡±. El ingreso en prisi¨®n de una parte del Govern, con Junqueras precisamente a la cabeza, evoc¨®, inevitablemente, la fotograf¨ªa famosa de Companys entre rejas, acompa?ado de sus consellers, en octubre del 34. Y tambi¨¦n ha sido imposible no recordar al fugitivo Denc¨¤s cuando Puigdemont apareci¨® sorpresivamente en Bruselas. Cuando a veces surg¨ªa la pregunta de qui¨¦n ser¨ªa el Denc¨¢s de este octubre del 2017, nadie imaginaba que fuese el mism¨ªsimo President. Quiz¨¢ Junqueras se vea ahora en su fuero interno como un Companys encarcelado mientras un desatado y globalizado Denc¨¤s -quiero decir Puigdemont- anuncia desde Bruselas su intenci¨®n de repetir como candidato a la presidencia de la Generalitat. Pero aqu¨ª la historia, lejos de repetirse, mostrar¨ªa una inversi¨®n un tanto grotesca. No es un colaborador, el fugitivo, sino el jefe, que encima se empe?a en seguir siendo jefe.
Junqueras no se ha avenido a ese reparto de tareas -t¨² en la c¨¢rcel, yo pase¨¢ndome por la Grand Place-. A Companys se le restituy¨® al frente de la Generalitat gracias a la victoria del Frente Popular en febrero del 36. ?Fantasea Junqueras con algo parecido apoy¨¢ndose en Iglesias y los Comunes? Claro que luego vino julio del 36 y la imaginaci¨®n se atraganta. Y aunque el independentismo especule con hundirlo todo con tal de lograr sus prop¨®sitos, el horizonte de un julio del 36 parece excesivo. Justamente la l¨®gica de su juego se ha basado hasta ahora en tener la tragedia del 36 por imposible, dijese lo que supuestamente dijese Puigdemont ante el juez belga el pasado domingo. Por eso vend¨ªan los independentistas su comedia risue?a para ese dichoso "siglo XXI" que tanto invocan, como si el nuevo siglo no fuese una calabaza m¨¢s, sino la carroza del hada madrina. Pero si nada se repite literalmente, las variaciones s¨ª pueden darse.
Ahora en cualquier caso la situaci¨®n ha quedado moment¨¢neamente dominada por el fiat iustitia, pereat mundus (h¨¢gase justicia, perezca el mundo) que la juez Lamela ha infligido al juego de la pol¨ªtica. Y no cabe duda de que el historiador no historicista que es Junqueras, incluso en una posici¨®n tan dura como la del encarcelamiento, ha de saber que tambi¨¦n esa decisi¨®n judicial tiene un valor pol¨ªtico, y no en el sentido de atribuirle intencionalidad pol¨ªtica a la juez. Junqueras sabe que la c¨¢rcel tiene sentido pol¨ªtico, y no s¨®lo ¨¦l lo sabe. Lo sabe todo el mundo, menos la magistrada, que con raz¨®n deb¨ªa ignorarlo, y Puigdemont, que lo ignor¨® a secas y al huir cometi¨® el segundo error garrafal en muy pocos d¨ªas -el primero fue no convocar las elecciones cuando todav¨ªa pod¨ªa hacerlo-. Junqueras sabe que despu¨¦s del gran fiasco de una Rep¨²blica que ni se atrevi¨® a arriar la bandera espa?ola tocaba un m¨ªnimo de martirio. Aqu¨ª hay que reconocerles una dignidad a ¨¦l y a los consellers que se enfrentaron a ese trance. En la c¨¢rcel se toca realidad. En Bruselas se est¨¢ en la irrealidad. Es muy duro, pero es as¨ª.
Y no hay repetici¨®n, de acuerdo, aunque la historia nos ense?a una cosa: que lo que va mal suele acabar peor. Un presidente de la Generalitat condenado y encarcelado es una posibilidad perturbadora y muy veros¨ªmil, y los indultos piden una condena en firme para poder indultar algo. Podemos caer en un bucle en forma de turbio, emponzo?ado y largo, largu¨ªsimo 155. Aunque tambi¨¦n es posible que estas elecciones permitan formar un gobierno constitucionalista, y en ese caso se habr¨¢ conjurado una pesadilla.
Jordi Ib¨¢?ez Fan¨¦s es escritor y profesor del Departamento de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.