Barcelona vulnerable
La expulsi¨®n del PSC del mando municipal fragiliza la ciudad y su carrera por lograr la Agencia Europea del Medicamento
Barcelona era la m¨¢s aut¨¦ntica identidad catalana y la m¨¢s indiscutible marca global espa?ola. Durante los largos a?os de ensimismamiento nacionalista en Catalu?a, el verdadero oasis era su capital. Y lo ha sido incluso bajo la marea indepe.
Como una ciudad-Estado hanse¨¢tica, con poder propio, pero en el Mediterr¨¢neo, se bast¨® a s¨ª misma ¡ªo en alianzas libremente decididas¡ª para ser econ¨®micamente rentable, culturalmente innovadora, intelectualmente cosmopolita, urban¨ªsticamente revolucionaria, socialmente equilibrada y siempre impermeable a los avatares que quisieron trocar su internacionalidad en provincianidad patri¨®tica.
Ahora vuelve a ese peligro que parec¨ªa descartado, arrastrada a la vulnerabilidad que el frentismo secesionista ha impuesto como dial¨¦ctica inapelable en todo territorio susceptible de contagio.
El poder comunero de Ada Colau tuvo unos inicios tan bienintencionados y novedosos como espasm¨®dicos: el descontrol del transporte p¨²blico a punto estuvo de enajenar grandes logros de sus predecesores como el congreso tecnol¨®gico anual del Mobile; el coto al turismo excesivo se revisti¨® con ribetes de ¨¦pica premoderna; el acertado ¨¦nfasis hacia el reequilibrio y la cohesi¨®n social casi olvid¨® que la Ciudad debe ser universal, de y para todos.
La alianza con los socialistas no proporcion¨® al comunerismo (11 esca?os sobre 41) una recomendable mayor¨ªa, pero dot¨® a la ciudad de mayor estabilidad. Y sobre todo, de mayor credibilidad por cuanto el modelo Barcelona, la modernidad econ¨®mica, la transformaci¨®n de los barrios perif¨¦ricos y la proyecci¨®n ol¨ªmpica eran criaturas de aquellos, y de sus socios de Iniciativa.
Este pasaporte de cr¨¦dito y esta p¨¢tina de responsabilidad es la que ahora pierde la ciudad. En plena huida de sedes empresariales, el debilitamiento de su gobierno municipal fragiliza m¨¢s su candidatura a sede de la Agencia Europea del Medicamento, ya castigada por el caos del preadolescente proc¨¦s. Algo de lo que la alcaldesa deber¨¢ dar tambi¨¦n cuenta, junto con los prebostes de la unilateralidad gripada.
La acusaci¨®n socialista a la gente de Colau de haberse pasado al bloque indepe seguramente es exorbitante. Pero no lo es que su artificiosa y aparente equidistancia se decant¨® hacia ¨¦l al no protestar por el golpe parlamentario contra el Estatut; al ceder colegios para el refer¨¦ndum ilegal del 1-O; al romper la promesa de encapsular los problemas extrabarceloneses fuera del pacto de ciudad; al regalar una coartada de legitimidad social al segregacionismo y la divisi¨®n social; al considerar leg¨ªtimo a un Govern que destruy¨® su respetabilidad en cuanto viol¨® su propia base legal, el Estatut.
El problema no es tanto que se hayan adscrito al bando de los impulsores de la divisi¨®n de la sociedad catalana; de los que inventan el c¨ªnico mantra por el cual todo el mundo est¨¢ en contra del 155, pero todos concurren a las elecciones convocadas en su virtud; de los que defienden una cosa ante el Supremo y la contraria en Bruselas.
No. El problema es que practican el seguidismo de ese infausto, alicorto y t¨®xico liderazgo. No solo de ese: tambi¨¦n se arrastran, sin defender siquiera una posici¨®n p¨²blica, tras los 323 votos de diferencia entre los partidarios de romper el pacto de gobierno y los contrarios en la votaci¨®n de sus ¡°bases¡±: toma radicalidad democr¨¢tica, han le¨ªdo bien, 323 votos. L¨ªderes que se esconden en los referendillos minimalistas y detr¨¢s de los manifestantes encendidos ¡ªen vez de situarse a la cabeza de los ciudadanos, arriesgando y hablando claro¡ª: de esos, ya ten¨ªamos bastantes.
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