Invierno
Alg¨²n l¨ªder independentista deb¨ªa decirles a los suyos la verdad, a saber, que ya no era obligatorio hacer historia cada fin de semana
Eran los tiempos en que la ley era un simple estorbo. Eran los tiempos en que bastaba con sentirse a favor de la independencia para creer que se tiene derecho a la independencia. Eran los tiempos en que los catalanes descubrieron que hab¨ªa otros catalanes que no eran independentistas y que pod¨ªan ganar elecciones en votos. Eran los tiempos en que descubrimos que el mayor obst¨¢culo contra la independencia no estaba en Madrid, la capital de la opresi¨®n, el monstruo, sino en la misma Catalu?a, cuyos ciudadanos no son, mayoritariamente, independentistas. Eran los tiempos en que los catalanes no ¨¦ramos racistas aunque los espa?oles fueran inferiores, catetos, franquistas y atrasados. Eran los tiempos en que nos manifest¨¢bamos en Bruselas con los antisemitas belgas. Eran los tiempos en que lamin¨¢bamos a la oposici¨®n en el Parlament. Eran los tiempos en que enga?¨¢bamos a los independentistas de base haci¨¦ndoles creer que est¨¢bamos construyendo ¡°estructuras de Estado¡±, que todo ser¨ªa f¨¢cil, que todo el mundo nos recibir¨ªa con los brazos abiertos, y luego les llam¨¢bamos tontos por cre¨¦rselo. Eran aquellos tiempos en que juguete¨¢bamos con los sentimientos de la gente para mantenernos en el poder. Eran los tiempos en que Francesc Homs, El Jurista, era la punta de lanza de la intelligentsiade Catalu?a. Eran los tiempos en que descubrimos a Marta Rovira y, al hacerlo, de golpe Junqueras nos pareci¨® Kant. Eran los tiempos en que preferimos vivir extasiados en lugar de convivir. Eran los tiempos en que el mundo nos mir¨® pero nosotros preferimos ignorar lo que el mundo ve¨ªa en nosotros. Eran tiempos en que llam¨¢bamos ¡°¨¦xitos pol¨ªticos¡± a los fracasos pol¨ªticos. Eran tiempos en que dec¨ªamos que ¨¦ramos independentistas pero no nacionalistas. Eran tiempos para la confusi¨®n. Eran tiempos para la historia.
Pero tambi¨¦n eran los tiempos de la naci¨®n m¨¢s antigua de Europa. Eran tiempos id¨®neos para convertir a la Constituci¨®n en una ideolog¨ªa, en un objeto inamovible, inalterable, intocable. Eran los tiempos en que descubrimos que seguir los consejos del PP para llegar a una soluci¨®n pol¨ªtica en Catalu?a era tan prometedor como seguir los consejos de alguien que ha hecho voto de castidad justo antes de participar en una org¨ªa. Eran los tiempos en que mandamos a la polic¨ªa a pegar porrazos a se?oras mayores que estaban sentadas en el suelo. Eran los tiempos en que Xavier Garc¨ªa-Albiol, del PP, insist¨ªa en que hab¨ªa que pasar p¨¢gina pero volv¨ªa a pasar, como en un bucle, siempre la primera p¨¢gina, hasta quedarse con cuatro diputados y a hacer bueno a Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz o a Alicia S¨¢nchez Camacho. Eran los tiempos en que pon¨ªamos la bandera espa?ola simplemente porque el vecino pon¨ªa la otra. Eran tiempos para la n¨¢usea. Eran los tiempos en que destitu¨ªamos a los miembros de la Generalitat por su actuaci¨®n delictiva pero los mand¨¢bamos a prisi¨®n preventiva para evitar que siguieran delinquiendo por algo que solo pod¨ªan hacer como miembros de la Generalitat. Eran los tiempos en que ¡ªno lo creer¨¢n¡ª Rajoy se vio obligado a actuar y no a dejar que los dem¨¢s le resolvieran los problemas. Eran los tiempos en que un partido ¡ªCiutadans¡ª copi¨® a la perfecci¨®n la vieja t¨¢ctica de Rajoy: que los otros muevan el ¨¢rbol para que yo recoja los frutos; nunca nadie consigui¨® tanto con tan poco discurso. Eran los tiempos en que quer¨ªamos vencer a los independentistas y descubrimos demasiado tarde que la cosa no iba de vencer. Eran tiempos para la confusi¨®n. Eran tiempos para la historia.
Estos eran los tiempos que corr¨ªan cuando el ¨²ltimo d¨ªa del oto?o de 2017 el proc¨¦s termin¨® porque Ciutadans gan¨® las elecciones y solo la dichosa Ley Electoral evit¨® ¡ªuna vez m¨¢s¡ª¨C que el Parlament sea la imagen especular de Catalu?a.
Y con la llegada del invierno afloraron los tiempos en que alg¨²n l¨ªder independentista deb¨ªa decirles a los suyos la verdad, a saber, que ya no era obligatorio hacer historia cada fin de semana, que no todo ten¨ªa que ser ¨¦pico, que el presente catal¨¢n tiene m¨¢s que ver con 2017 que con 1714, que antes de dar la batalla por la independencia era prioritario que la Generalitat dejara de estar intervenida y que si ello significaba volver a las v¨ªas constitucionales, era imperativo hacerlo. Eran los tiempos en que el independentismo necesitaba engendrar al traidor que les dijera todo eso. Eran los tiempos en que el independentismo necesitaba engendrar al h¨¦roe que les dijera todo eso.
Pau Luque es profesor de Filosof¨ªa del Derecho en la UNAM.
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