El ¡®agujero negro¡¯ de los m¨®viles en Barcelona
En la ciudad se roban 100 tel¨¦fonos al d¨ªa. La polic¨ªa tiene localizados tres pisos donde se desactivan los aparatos antes de enviarlos a Marruecos o a Argelia
Anna y Adelaida tomaban una cerveza en un bar junto a la plaza de la Revoluci¨®, en Gr¨¤cia. Eran las 11 de la noche del 7 de diciembre y las dos amigas, en su cuarentena y que han pedido que su nombre real no fuera publicado, optaron por ignorar al hombre joven que se acerc¨® a su mesa. ¡°Iba bien vestido y parec¨ªa algo bebido¡±, recuerda Anna. Poco despu¨¦s, el chico abandon¨® el bar y al instante salt¨® la alarma. ¡°La camarera nos avis¨® de que mir¨¢ramos si nos faltaba algo. Le extra?¨® que se hubiera ido sin esperar el bocadillo y la cerveza que hab¨ªa pedido. Miramos los bolsos y a Adelaida le faltaba el Iphone6¡±, sigue Anna.
En Catalu?a, se roban de media 200 tel¨¦fonos m¨®viles al d¨ªa (73.997 al a?o). La mitad de ellos, son sustra¨ªdos en la ciudad de Barcelona (36.064), seg¨²n datos de 2016 (los ¨²ltimos disponibles). En una ciudad como Londres, que multiplica por cinco la poblaci¨®n de Barcelona, se roban 230 m¨®viles al d¨ªa de media. Los Mossos a¨²n est¨¢n cerrando las estad¨ªsticas del a?o pasado, pero toda apunta a un incremento, seg¨²n fuentes policiales. Mossos atribuye la tendencia al alza a que cada vez se usan m¨¢s los m¨®viles, que son caros y tienen una salida f¨¢cil en el mercado negro.
Uno de esos tel¨¦fonos robados, que en las estad¨ªsticas cuentan como un hurto, es el de Adelaida. Tras el robo, el rinc¨®n del bar en el que estaban se convirti¨® en una peque?a asamblea. Adelaida se reprochaba no haber estado m¨¢s vigilante ¡ª¡°no me fui de puente porque no tengo un duro y al final quedarme en Barcelona me sali¨® car¨ªsimo¡±, lamenta¡ª y un vecino de mesa lanz¨® la idea clave: ¡°Oye, si ten¨¦is otro Iphone, con una aplicaci¨®n se puede hacer el seguimiento del otro tel¨¦fono¡±.
Mientras la camarera llamaba a los Mossos, Adelaida introdujo los datos de su terminal en el Iphone de Anna. En unos segundos, sobre el plano de Barcelona, pudieron ver un peque?o tel¨¦fono que se mov¨ªa hacia la calle Gran de Gr¨¤cia. ¡°Parec¨ªa un videojuego¡±, recuerdan.
Cuando la polic¨ªa lleg¨® al local, el dibujito ya estaba en los Jardinets de Gr¨¤cia y segu¨ªa bajando hacia el centro de Barcelona. ¡°Los Mossos nos dijeron que si les acompa?¨¢bamos, pod¨ªamos intentar llegar hasta el hombre. Que si pasaba algo y requer¨ªan sus servicios, tendr¨ªamos que bajarnos del coche patrulla, pero que la noche estaba tranquila¡±. Empez¨® entonces una peque?a persecuci¨®n que las dos mujeres jam¨¢s hubieran imaginado.
¡°El tel¨¦fono se qued¨® parado unos minutos en la parte alta del paseo de Gr¨¤cia. Pero cuando est¨¢bamos a punto de llegar, desapareci¨® de la pantalla. Los polic¨ªas nos dijeron que deb¨ªa haber entrado en el Metro en la parada de Diagonal¡±, cuenta Adelaida. Los Mossos optaron por seguir bajando hacia el centro, ya que les explicaron que los ladrones de tel¨¦fonos suelen dirigirse hacia all¨ª para vender el bot¨ªn de sus robos. Pocos minutos m¨¢s tarde, el icono reapareci¨® en la pantalla, ahora en la Rambla. ¡°Se baj¨® del Metro en Liceu y se meti¨® en El Raval. Baj¨® por la calle de Sant Pau y, al llegar a la zona cerca de la Rambla del Raval, se volvi¨® a parar unos instantes y luego desapareci¨® definitivamente. Llegamos solo un par de minutos tarde¡±, lamenta Ana.
El m¨®vil entr¨® en el agujero negro que hay en la ciudad. Un piso en la calle de Sant Pau, donde desactivan los tel¨¦fonos, antes de enviarlos, casi siempre por mar, a Marruecos y Argelia. Fuentes policiales aseguran que hay dos puntos m¨¢s: uno en la calle de Reina Amalia, y otro en el mercado de Sant Antoni. Aunque el de Sant Pau es el m¨¢s activo, seg¨²n esas mismas fuentes.
La Guardia Urbana ha llevado a cabo diversas investigaciones sobre este tipo de receptadores: personas que compran los tel¨¦fonos robados y luego los colocan en el mercado negro. Pero no es f¨¢cil. ¡°Los robos son meros hurtos, y la receptaci¨®n es complicada de acreditar sin entrar a los pisos¡±, aseguran fuentes policiales, que explican que los jueces prefieren medidas menos gravosas, como que les intercepten en la calle. La Guardia Urbana de Barcelona vigila estos domicilios, pero los receptadores establecen horarios a los hurteros para que vayan al piso cuando hay menos polic¨ªa.
Eso suele ser de noche, como le pas¨® a Adelaida. La mujer, pese al disgusto, solo tiene palabras de agradecimiento para los Mossos y ahora, pasados unos d¨ªas, recuerda la experiencia con una sonrisa. ¡°Lo que no entiendo es que si saben ad¨®nde llevan a vender los Iphone robados, por qu¨¦ no cierran esos pisos¡±, concluye.
Ladrones con una demanda concreta
Los hurtadores saben qu¨¦ m¨®viles se venden mejor: Iphone, Samsung, y qu¨¦ modelo, en funci¨®n de la demanda que los receptadores tienen de sus clientes. "No le compran el tel¨¦fono robado a cualquiera. Quieren hurteros un poco profesionales", aseguran fuentes policiales. Ese tipo de pisos conviven con otros puntos, como bares, donde se compra cualquier cosa robada, muchas veces a toxic¨®manos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.