¡®Cale¡¯ y ¡®Paco¡¯: confesiones de dos polic¨ªas corruptos en un todoterreno
Un dispositivo instalado en el coche de un traficante desvela la implicaci¨®n de un inspector antidroga en un plan para traer coca¨ªna a trav¨¦s del puerto de Barcelona
Cale y Paco saben que no deben hablar demasiado por tel¨¦fono. Por eso, solo preguntan por las asignaturas que ha suspendido el ni?o. O por el pr¨®ximo viaje con la mujer. Si hay que discutir negocios sucios, lo mejor es buscar un entorno seguro. Como el interior de un coche. En el Kia Sorento de Macu, un alban¨¦s charlat¨¢n dedicado supuestamente al tr¨¢fico de coca¨ªna, el inspector antidroga Calixto M. G. y el polic¨ªa jubilado Francisco Ll. M. se despacharon a gusto. Durante meses, un dispositivo instalado por los Mossos en el todoterreno capt¨® las conversaciones en las que detallaban sus planes para?traer cientos de kilos de coca¨ªna a Espa?a a trav¨¦s del puerto de Barcelona.
Calixto M. G., de 52 a?os, ahora en prisi¨®n provisional, era inspector del veterano Grupo I de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Polic¨ªa Nacional, especializado en grandes incautaciones. Est¨¢ acusado de dedicarse, en sus ratos libres, a hacer justamente lo contrario. Sus expectativas laborales estaban puestas en el puerto. Cre¨ªa que, si lograba plaza all¨ª, podr¨ªa extraer directamente la mercanc¨ªa sin tener que pagar ¡°los correspondientes sobornos a estibadores, empresas de log¨ªstica y otros operadores de seguridad¡±, detalla un informe de Asuntos Internos del caso Romeo, que ha sacado a la luz la corrupci¨®n policial en torno a los muelles.
El jefe antidroga intent¨® ser destinado al puerto: ¡°Tengo acceso cuando quiera¡±
El 26 de septiembre de 2016, mientras esperan que un socio colombiano env¨ªe dos buques ¡ª¡°l¨¢pices¡±, los llaman, uno de ellos con 1.100 kilos de coca¨ªna¡ª, Cale entra en el Kia de Macu. El inspector conf¨ªa en trasladarse pronto a la comisar¨ªa del puerto. ¡°Si nos sale, cuando est¨¦ ah¨ª ya no dependemos de nadie. Salgo por la puerta y Paco saca el coche. Blanco y en botella, a m¨ª no me van a parar¡±. El presunto traficante responde que ¡°con cinco o seis faenas al a?o¡± ser¨¢ suficiente para ganar mucho dinero. En otra conversaci¨®n, en diciembre, el inspector alardea de su facilidad para moverse por las instalaciones portuarias. Ignora que le escuchan. ¡°Me lo estoy trabajando, conozco al jefe de operaciones y estoy entrando ahora casi cada d¨ªa. Tengo acceso libre cuando quiera¡±.
Francisco Ll. M., de 55 a?os, jubilado anticipadamente del CNP por un ¡°trastorno adaptativo¡± y due?o de diversas empresas, se dejaba caer a¨²n m¨¢s a menudo por el todoterreno. Si Cale era el jefe y estratega, Paco estaba a pie de calle; ¡°se ensuciaba las manos¡±, ilustran fuentes de la investigaci¨®n. El polic¨ªa maneja precios ¡ª¡°acu¨¦rdate que nos sale a nosotros a 25,8 euros¡±¡ª y tipos de coca¨ªna, como la King Coca. ¡°Es buen¨ªsimo porque vale para fumar y para la nariz, escama muy buena¡±. Paco se presta a viajar ¨¦l mismo a los pa¨ªses de origen de la droga cuando Cale est¨¦ en el puerto. ¡°Si hace falta me voy a buscar [la droga] a C¨¢diz y vamos a buscar otra vuelta tambi¨¦n con marineros de Santo Domingo y vamos a triunfar s¨ª o s¨ª. Cantidades grandes, somos los reyes del mambo. Y todo para fuera, y aqu¨ª con nuestras empresas a funcionar¡±.
Asuntos Internos fue alertada cuatro veces de actividades il¨ªcitas de los polic¨ªas
Pero los l¨¢pices no llegan. El socio colombiano est¨¢ teniendo problemas en su pa¨ªs. Cansados unos y otros de esperar ¡ªtambi¨¦n los investigadores¡ª finalmente la juez ordena la detenci¨®n de todos los implicados en septiembre de 2017.
El sumario desvela que las sospechas sobre Cale y Paco ven¨ªan de lejos, aunque nunca sirvieron para apartarles del servicio. Y menos a¨²n para abrirles una causa penal. Asuntos Internos admite que, hasta 2009, recibi¨® cuatro avisos sobre actividades dudosas. En 2005, una informaci¨®n confidencial se?al¨® que Francisco Ll. M. ¡ªentonces destinado en la UDYCO¡ª ofrec¨ªa protecci¨®n a discotecas y clubes de alterne a trav¨¦s de sus empresas de seguridad. En 2008, la Guardia Civil alert¨® de los v¨ªnculos de un detenido por tr¨¢fico de hach¨ªs con Cale: el inspector podr¨ªa haber ¡°facilitado material t¨¦cnico a la organizaci¨®n para ejecutar con garant¨ªas los alijos de droga¡±
Aquellas sospechas quedaron archivadas en un caj¨®n. Y Cale y Paco, convertidos ¡ªpresuntamente¡ª en jefes de una banda de traficantes cuyas actividades salieron a la luz gracias a dos confesiones y a una casualidad. En enero de 2016, los Mossos recibieron un correo an¨®nimo alertando de las actividades de Juan Carlos Duarte, un conocido traficante colombiano. ¡°Est¨¢ coronando en Barcelona v¨ªa mar¨ªtima importantes cargas de coca¨ªna. Les escribo por aqu¨ª por miedo a represalias, ya que hay gente muy conocida en Barcelona con ¨¦l y polic¨ªas que les dan protecci¨®n¡±. El mensaje se envi¨® desde una cuenta de Hotmail a nombre de Puyolcat, aunque la polic¨ªa averigu¨® que su autor es un marroqu¨ª que vive en Ceuta.
El segundo indicio lleg¨® andando: en abril, Javier Z. se present¨® en la comisar¨ªa de El Vendrell para denunciar que le hab¨ªan amenazado de muerte y le segu¨ªan. Confes¨® que hab¨ªa participado en una descarga de coca¨ªna del puerto en 2015. Como jefe de almac¨¦n, permiti¨® que un cami¨®n entrara en su empresa log¨ªstica y que unos individuos sacaran de un contenedor procedente de Brasil cuatro bolsas de deporte. All¨ª viajaba la droga. A los pocos minutos, alguien le entreg¨® medio mill¨®n de euros, que gast¨® como si no hubiera un ma?ana comprando empresas, coches y una casa. Le propusieron volver a hacerlo. No quiso. Y empezaron las presiones. Asegur¨® que dos de los que le animaron a seguir fueron Cale y Paco.
La coincidencia que cerr¨® el c¨ªrculo fue Vapores Suardiaz, la empresa de Javier Z. En una operaci¨®n antidroga anterior ¡ªbautizada como Julieta¡ª, los Mossos encontraron papeles de esa empresa en el almac¨¦n del narcotraficante Duarte. Los investigadores dispon¨ªan de buen material para iniciar Romeo. Las conversaciones del KIA Sorento hicieron el resto.
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