El turismo f¨²nebre despega
M¨¢s de 17.000 personas participaron en 2017 en las rutas organizadas para visitar los camposantos de Montju?c y Poblenou
El tanatoturismo o turismo negro ¡ªtambi¨¦n conocido por su nombre en ingl¨¦s, dark tourism¡ª est¨¢ en v¨ªas de convertirse en un fen¨®meno popular. Una extra?a atracci¨®n que atrae a miles de visitantes que tienen predilecci¨®n por acudir a lugares asociados a la muerte. Algo que est¨¢ cada vez m¨¢s arraigado en la capital catalana, tal y como los atestiguan las cifras contabilizadas por la empresa p¨²blica Cementerios de Barcelona. El pasado a?o, 17.757 personas participaron en las rutas que cada domingo se realizan en los camposantos de Montju?c o Poblenou. Una responsable del ¨¢rea de comunicaci¨®n y calidad de la empresa p¨²blica que gestiona los cementerios asegura que el n¨²mero real de visitantes es muy superior, ya que diariamente visitan los cementerios ¡ªadem¨¢s de quienes van a visitar la tumba de familiares y allegados¡ª grupos y personas por su cuenta que no constan en ning¨²n registro.
Arantxa es una de las gu¨ªas tur¨ªsticas que domingo si, domingo no, ejerce de cicerone en el cementerio de Montju?c. Llega, un domingo m¨¢s, al punto de partida junto a las oficinas. Decenas de personas la esperan sentados en un poyo exterior. ¡°Lo ideal es no superar la veintena de personas por visita¡±, anuncia. Comienza a contar cuantas personas han decidido visitar el cementerio y superan la cuarentena. ¡°Bueno, vamos all¨¢. Haremos lo que podamos¡±, sonr¨ªe.
La visita en el cementerio de Montju?c comienza en esta ocasi¨®n con una primera parada en la sepultura del Doctor Francesc Farreras i Framis. La tumba la preside la escultura de un macabro esqueleto de tama?o real estirado sobre la piedra y envuelto en un sudario de m¨¢rmol. La obra es de 1888 y Arantxa, con sus apasionadas palabras, es capaz de trasladar a los visitantes la crudeza de la muerte y el inter¨¦s por la anatom¨ªa que gui¨® la vida de Farreras, catedr¨¢tico de la especialidad.
Comienza as¨ª en Montju?c una ruta que llevar¨¢ a los visitantes a conocer la burgues¨ªa obscenamente poderosa de finales del siglo XIX. Corrientes art¨ªsticas, arte f¨²nebre, decenas de ¨¢ngeles y misteriosas y terror¨ªficas esculturas se diseminan a espaldas de la ciudad en el cementerio de lo que algunos denominan la monta?a m¨¢gica.
La directora de comunicaci¨®n de cementerios de Barcelona, Marta Aladr¨¦n, sostiene que ¡°conocer la muerte y sus manifestaciones culturales es una manera de adentrarse en la vida de una sociedad¡±. ¡°Los cementerios son reflejos de la historia en las ciudades. Una manera de conocer los gustos y costumbres de sus grupos sociales¡±.
En 2004, Cementerios de Barcelona puso en marcha la ruta de los cementerios. Desde entonces, la iniciativa no ha hecho m¨¢s que crecer. A las visitas de los domingos se a?aden algunas teatralizadas e incluso nocturnas. Una manera de promover el paisaje funerario e invitar a los visitantes a un ¡°viaje al pasado¡± donde descubrir a personajes c¨¦lebres e historias de riqueza, pobreza, amor; ganadores y perdedores y, siempre, muerte.
Las rutas de los cementerios de Poblenou y Montju?c forman parte de la Ruta Europea de Cementerios reconocidas por el Consejo de Europa como itinerario cultural en mayo de 2010. Adem¨¢s, ambos camposantos pertenecen a la Association of Significant Cemeteries in Europe (ASCE). La ASCE est¨¢ integrada por 140 cementerios de 121 ciudades situada en 22 pa¨ªses europeos. Su secretaria, Metka Debevc, resalta que la Organizaci¨®n Mundial del Turismo de las Naciones Unidas apoy¨® la ruta europea de los cementerios y considera los camposantos un verdadero ¡°nicho de mercado en el sector tur¨ªstico¡±. Debevc considera que la visita a estos espacios tienen un gran potencial para ¡°crecer y proporcionar un impacto econ¨®mico positivo en las ciudades¡±.
La visita de Arantxa contin¨²a en Montju?c. Tras varios panteones, los visitantes muestran especial inter¨¦s por la escultura Nicolau Juncosa, industrial y pol¨ªtico de finales del XIX y principios del XX. All¨ª, un esqueleto tapado, de nuevo, con un sudario arrebata el ¨²ltimo suspiro de quien tambi¨¦n fue pol¨ªtico, cuya figura aparece pensativa y ajena a sus ¨²ltimos segundos de vida. En el margen inferior izquierdo puede leerse un misterioso mensaje. Unos puntos suspendidos concluidos por un s¨ªmbolo de interrogaci¨®n: ¡°¡¡¡..?¡±. La respuesta a esta pregunta est¨¢ escrita justo debajo de la l¨ªnea de puntos, aunque mantiene el dilema. Es: ¡°La Soluci¨®n¡±.
Los enigmas contin¨²an con el Memento Homo, una escultura finalizada en 1902 por Enric Claras¨® donde aparece un joven semidesnudo cavando su propia tumba. La ruta sigue caminos insospechados. Visita los nichos de los espiritistas Jos¨¦ Maria Fern¨¢ndez Colavida y Amalia Domingo, y acaba con las sepulturas de los anarquistas Durruti, Ascaso y Ferrer i Guardia. Luego los visitantes acuden en masa, ya sin la compa?¨ªa de Arantxa, hasta el Fossar de la Pedrera. Una gigante fosa com¨²n que acoge los restos de Llu¨ªs Companys y diferentes memoriales a las v¨ªctimas de la represi¨®n.
A la pregunta sobre cu¨¢l es el monumento f¨²nebre m¨¢s visitado, Marta Aladr¨¦n no tiene ninguna duda. No est¨¢ en Montju?c, sino en Poblenou: ¡°El beso de la muerte¡±. Una t¨¦trica escultura donde la muerte toma de nuevo forma de esqueleto, aunque en esta ocasi¨®n alado, y besa a un joven que deja llevar su ¨²ltimo suspiro de vida. ¡°La visi¨®n de esa escultura. Ese ¨¢ngel es capaz de helarte¡±, asegura Alardr¨¦n.
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