Lengua y pol¨ªtica de bloques
El ministro ha reconocido que el art¨ªculo 155 no le permite cambiar el modelo de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica. Para hacerlo tiene que cambiar la ley y para eso no tiene mayor¨ªa
No ser¨¢ por falta de ganas que el Gobierno del PP no se ha atrevido a tocar el modelo de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica que rige en Catalu?a aprovechando la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. Ni siquiera una interpretaci¨®n tan extensiva de este mecanismo de intervenci¨®n de la autonom¨ªa como la que se ha hecho le ha permitido hincar el diente a un objetivo por el que lleva a?os batallando: imponer el biling¨¹ismo en las aulas catalanas.
Tan significativa como la marcha atr¨¢s protagonizada por el Ejecutivo es la reacci¨®n que ha tenido Ciudadanos, culpando al ministro ??igo M¨¦ndez de Vigo de no hacer nada por garantizar la ense?anza del castellano y aline¨¢ndose con las organizaciones que combaten el modelo de inmersi¨®n, que han tachado al ministro de cobarde. Es la ¨²ltima escaramuza en la batalla que protagonizan ambos partidos por mostrar quien representa mejor la defensa de la unidad de Espa?a y la lucha contra al nacionalismo catal¨¢n. En este envite, Ciudadanos no deja de empujar al PP hacia el extremo, para acabar siempre sobrepas¨¢ndolo.
Lo que se ha demostrado en este caso, sin embargo, es que una cosa es querer y otra muy distinta poder. El ministro hab¨ªa anunciado que tomar¨ªa medidas ante el nuevo curso para garantizar que el castellano sea lengua vehicular y la ministra Dolors Montserrat hab¨ªa concretado incluso que se introducir¨ªa en la preinscripci¨®n una casilla para que los padres pudieran especificar en qu¨¦ lengua prefieren que sean escolarizados sus hijos. Pero finalmente el formulario de preinscripci¨®n no incluir¨¢ la pol¨¦mica casilla.
De momento el ministro no se ha atrevido y no queda claro si es por miedo a la movilizaci¨®n social que ya se estaba fraguando o porque, creyendo que el soberanismo estaba doblegado por la persecuci¨®n judicial de sus principales dirigentes, no quer¨ªa echar al fuego un nuevo bid¨®n de gasolina.
Mientras se dirime esta pugna, el Tribunal Constitucional acaba de asestar un duro golpe a las pretensiones de intervenci¨®n anulando los apartados de la LOMCE que preve¨ªan que la Generalitat pagara 6.000 euros por cada ni?o que quisiera estudiar en castellano y no pudiera hacerlo en la red p¨²blica, para escolarizarse en un centro privado. El ministro ha reconocido que el art¨ªculo 155 no le permite alterar una norma que est¨¢ amparada por una ley del Parlamento de Catalu?a. Para cambiar el modelo ling¨¹¨ªstico hay que cambiar la ley, y para eso no tiene mayor¨ªa. El proyecto legislativo que ha presentado su exiguo grupo parlamentario de cuatro diputados para calmar las cr¨ªticas de Ciudadanos y Sociedad Civil Catalana no va a poder prosperar. Ciudadanos y PP est¨¢n lejos de la mayor¨ªa porque los socialistas de Miquel Iceta se mantienen firmes en su defensa de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica y lo mismo ocurre con el grupo de los Comunes.
Se ha evidenciado as¨ª que la pretensi¨®n de consolidar dos bloques civiles enfrentados en Catalu?a, con una l¨ªnea divisoria clara entre independentistas y no independentistas, no puede extenderse a todos los ¨¢mbitos. Y en el caso del ling¨¹¨ªstico, el bloque favorable a la inmersi¨®n sigue siendo abrumadoramente mayoritario. Lo mismo puede ocurrir en otros muchos frentes, algo que podr¨ªa visualizarse si existiera una actividad parlamentaria normalizada. La sociedad catalana es mucho m¨¢s plural de lo que los partidarios de la polarizaci¨®n quieren admitir.
El debate sigue estando all¨ª donde siempre estuvo: de qu¨¦ manera se logra que todos los ni?os acaben dominando las dos lenguas por igual. Es decir, que sean realmente biling¨¹es. Los partidarios del biling¨¹ismo pretenden que para garantizar un buen conocimiento del castellano hay que impartir una parte de las asignaturas en esa lengua, cosa que desmienten las diferentes pruebas de nivel que se hacen. En esas pruebas se demuestra que los ni?os catalanes no dominan menos el castellano que sus compa?eros de otras comunidades.
Los partidarios de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica sostienen que el ¨¦xito del modelo radica precisamente en que al final de la escolarizaci¨®n, este m¨¦todo garantiza el conocimiento de ambas lenguas por igual pues permite compensar el menor peso social del catal¨¢n. Una escolarizaci¨®n biling¨¹e no garantiza que el resultado sea un biling¨¹ismo efectivo al final de la escolarizaci¨®n. Solo satisface una cuesti¨®n de principios de quienes han hecho de la lengua un instrumento de su batalla ideol¨®gica contra el nacionalismo catal¨¢n.
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