Entre dioses, zares y demonios
Bryn Terfel conquista al p¨²blico en su debut en el Palau con arias de ¨®peras y cl¨¢sicos del musical
En su debut en el Palau, el famoso bajo-baritono gal¨¦s Bryn Terfel solo necesit¨® un minuto para meterse al p¨²blico en el bolsillo con su irresistible carisma vocal y esc¨¦nico. Tras 19 a?os de ausencia - debut¨® en 1999 con un recital en el Liceo y lamentablemente a¨²n no ha actuado en una ¨®pera en Barcelona- su regreso ha sido triunfal. Cant¨® con desbordante expresividad arias y escenas de ¨®peras y musicales y se adue?¨® de la escena con las armas de un gran showman, acompa?ado sin demasiado brillo por Gareth Jones al frente de la Orquesta Gulbenkian y el Orfe¨® Catal¨¤ y el Cor Jove.
Terfel derroch¨® humanidad, generosidad l¨ªrica y talento vocal en un programa centrado en algunos de sus papeles m¨¢s emblem¨¢ticos. Abri¨® la galer¨ªa con un demonio de armas tomar, Mefistofele, de Arrigo Boito, con toques de humor y silbidos tan impactantes como su incisiva dicci¨®n. No hay barrera capaz de frenar la humanidad, vis c¨®mica y saludable histrionismo de un cantante que respira y transmite teatralidad. Brome¨® con el p¨²blico, recordando la atm¨®sfera del Liceo y su lejano deb¨²t, en 1990, en el Festival de Peralada, en un montaje de Sans¨®n y Dalila, de Saint-Sa?ns, con Jos¨¦ Carreras. Y con mucha gracia, se coloc¨® un relleno para dar prestancia a la panza del viejo y orondo Falstaff, el ¨²ltimo personaje verdiano; su interpretaci¨®n de L?onore! fue deliciosa, con certera dicci¨®n y humor bien calibrado.
Bryn Terfel
Bryn Terfel, bajo-bar¨ªtono. Obras de Verdi, Boito, Wagner, Mussorgski y otros. Cor Jove de l?Orfe¨® Catal¨¤. Orfe¨® Catal¨¢. Orquesta Gulbenkian. Director: Gareth Jones. Palau. 6 de abril.
La emoci¨®n l¨ªrica se dispar¨® en la invocaci¨®n al fuego m¨¢gico y la despedida de Wotan en La walkyria. El dios wagneriano por excelencia es una de las m¨¢ximas creaciones de Terfel, que derrocha nobleza y belleza vocal en esta escena, una de las m¨¢s hermosas de la historia de la ¨®pera. Y aqu¨ª es donde m¨¢s decepcion¨® la orquesta, con una cuerda magra y una direcci¨®n de irritante asepsia.?
Tampoco sac¨® partido la orquesta portuguesa a la escena culminante de Boris Godunov, de Mussorgski. Mientras Terfel transmit¨ªa con intensos matices la angustia del zar torturado por su conciencia hasta su muerte, los colores y contrastes orquestales sonaban con palidez bajo la gris direcci¨®n de Jones, m¨¢s pendiente de las necesidades del cantante. Muy anodina tambi¨¦n la actuaci¨®n del Orfe¨® Catal¨¤ y el Cor Jove, que completaron el programa con coros de Verdi y Wagner que sonaron blandos, sin la dicci¨®n e intenci¨®n dram¨¢tica que pide la ¨®pera.
Terfel reserv¨® para el final del concierto su pasi¨®n por el musical, con un tema de South Pacific, de Rodgers y Hammerstein, y una divertid¨ªsima y memorable interpretaci¨®n de Si yo fuera rico, de El violinista en el tejado, de Jerry Bock. Como ¨²nica propina, escogi¨® una canci¨®n de cuna galesa que cerr¨® la velada en un clima m¨¢gico.
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