Buscando una foto
Una expedici¨®n f¨ªsica (y sentimental) para descubrir el escenario de una instant¨¢nea de Xavier Miserachs
"MISERACHS Foto BBNFC 0194". Registro del archivo del Macba para el original de los contactos donde est¨¢ atrapada la imagen del ni?o portero de f¨²tbol ante el esqueleto de un edificio en construcci¨®n, de las m¨¢s ic¨®nicas de las 371 fotograf¨ªas del m¨ªtico volumen Barcelona Blanc i Negre, de Xavier Miserachs. Tambi¨¦n presente en la exposici¨®n que La Fundaci¨® Catalunya La Pedrera le dedica estos d¨ªas. ¡°Tuvo suerte: es la ¨²nica que no est¨¢ velada de las cinco de la serie¡±, hace notar la estudiosa Laura Terr¨¦, comisaria de la muestra. Su padre fot¨®grafo, junto a Miserachs y Ramon Masats, expusieron colectivamente un par de veces. O sea, algo sabe...
Es cierto. En la primera (10A-11), el haz cegador est¨¢ pegado a la gran piedra que hace de palo izquierdo de la porter¨ªa; en la segunda (11A-12), el rayo desintegra medio pedrusco y los tobillos del cancerbero, ¨¦ste en notable estirada y blocaje del bal¨®n. Tiene maneras, el chaval. En la buena (12A-13), esa franja afecta solo al cielo, que Miserachs tacha con bol¨ªgrafo azul, si bien en el libro la imagen dejar¨¢ entrever a¨²n un intermitente hilillo gris.
¡°F¨ªjate que es la ¨²nica vertical; es antinatural, porque la imagen demandar¨ªa una toma horizontal¡±, apunta, sagaz, la historiadora. Cierto de nuevo: la pelota semiborrosa casi saliendo de plano; la figura del chico, apenas la punta del pie izquierdo como ¨²nico contacto con el suelo de tierra, tiene mucho grano y la mano derecha se difumina; al fondo, la construcci¨®n cuadriculada, l¨ªmpida. ¡°Ciutat que organitza de immenses prestatgeries la vida i la mort¡±, describir¨¢, sobrio, profundo, Josep Maria Espin¨¤s, autor de los textos del libro, al llegar a esa imagen. ¡°Le interesa el edificio, pero no le des muchas vueltas: Miserachs y su generaci¨®n no buscan significados complejos, captaban la vida. Aqu¨ª es edificios a medio hacer y un ni?o jugando; te dice que esto ten¨ªa vida antes de la vida; otro te har¨ªa la foto sin nadie, ¨¦l espera a alguien para buscar m¨¢s humanidad... No es melancol¨ªa, hay hasta cierta picaresca muy suya: los ni?os son los amos del territorio; pasa lo mismo con las tomas siguientes¡±, hace notar. Son las del pay¨¦s, azada en lo alto de la cabeza, sitiado por gigantescos edificios a punto de nacer. ¡°Un pay¨¦s en pleno esfuerzo cultivando un huerto que desaparecer¨¢ por las construcciones; m¨¢s que dramatismo, busca iron¨ªa¡±, suelta Terr¨¦, intuyendo el deje l¨¢nguido del periodista que inquiere sobre qu¨¦ pretend¨ªa Miserachs.
Hora y media arriba y abajo con las carpetas de negativos (manos h¨²medas bajo guantes de l¨¢tex) saltando del contacto original a los ya ordenados y datados por Dolors Tapia, que acab¨® haciendo una tesis doctoral que defendi¨® en 1991: Barcelona Blanc i Negre de Xavier Miserachs y el reportaje urbano en la Barcelona de los a?os sesenta, un cum laude que sorprendi¨® a un miembro del tribunal, que cre¨ªa que el fot¨®grafo estaba muerto. ¡°Estoy vivo y presente¡±, se levant¨® socarr¨®n, de entre el p¨²blico, el mism¨ªsimo Miserachs...
Resumiendo las pesquisas: a) Se le debi¨® velar el carrete o lo habr¨ªa reaprovechado porque faltan las nueve primeras im¨¢genes de un rodillo de 36; b) Igual no era su famosa Leika, pero le fallaba el arrastre por la diferencia de espacios entre toma y toma; c) Miserachs llevaba dos c¨¢maras seguro: una, con una ¨®ptica angular y otra, con un teleobjetivo: con ¨¦sta hace la foto; e) De la imagen se sabe que es de 1962, pero no el mes: Terr¨¦ deduce que quiz¨¢s de entre finales de agosto y mediados de septiembre (cae entre negativos de la fiestas mayores de Gr¨¤cia, Sants y la de la Merc¨¨). f) Ni idea de d¨®nde fue hecha: ¡°Cerca de la calle Guip¨²zcoa porque a partir de la 21A-22 aparece un ciclista en ella poco antes de oscurecer; pero era poco met¨®dico: apuntaba con un rotulador en el rodillo y a la bolsa¡±.
¡°Barri de la Verneda, al sud-est de la ciutat¡±, reza, raqu¨ªtico, el ¨ªndice de ilustraciones para la que es la n¨²mero 12 del volumen, que curiosamente tiene otro chaval intentando atajar un bal¨®n en una porter¨ªa dibujada con tiza en la puerta de madera de la iglesia de Sant Pau del Camp. Un p¨¦treo pantocr¨¢tor sobre el travesa?o ni se inmuta ante la cercan¨ªa del bal¨®n; un chaval con bata escolar de rayas, sentado en el suelo (el ¨¢ngulo del fot¨®grafo), contempla, la acci¨®n... ¡°Creo que s¨¦ cu¨¢les son esos tres bloques¡±, comenta el periodista adalid de los detalles imposibles descifrados Jos¨¦ ?ngel Monta?¨¦s, virtuoso, adem¨¢s, del lanzamiento del mu?equito de Google Maps, al que ya est¨¢ parachutando en plena La Verneda. Pasa que ha visto obsesionado a su compa?ero de mesa, ¨¦ste adalid de otro periodismo perdido, ante una fotocopia de los contactos y las dos ¨²ltimas instant¨¢neas de la serie, que Miserachs toma desde detr¨¢s del portero, lo que permite ver qui¨¦n chuta (un chaval, con un par m¨¢s) y, sobre todo, tres grandes edificios de viviendas.
¡°A los bloques los llam¨¢bamos seg¨²n el gremio del trabajo de la gente: hab¨ªa el de los cuchareros por los de la f¨¢brica Rivi¨¨re; los del textil, los de la polic¨ªa, los de la Fecsa o los de La Caixa, que eran los mejores¡±, recuerda ya in situ, porque a las 24 horas est¨¢bamos ah¨ª, faltar¨ªa m¨¢s, deambulando por esa calle Guip¨²zcoa inaugurada, claro, un 18 de julio de 1958, nacida como v¨ªa r¨¢pida y hoy la rambla m¨¢s larga de Barcelona.
Por esta ma?ana laborable transita gente de edad provecta y modesta condici¨®n. La captaci¨®n de imagen a¨¦rea en 2D de Google Maps y la copia de los contactos en papel girar¨¢n decenas de veces en las manos y nosotros, nuevos mu?equitos, detr¨¢s, como agujas imantadas. Cualquier pista vale: un voladillo, el n¨²mero de ventanas, un intuido cambio de color de gris m¨¢s oscuro o uno casi negro; una edificaci¨®n quiz¨¢ m¨¢s cercana al bordillo que otra... ¡°Cada cual ve en las fotos una significaci¨®n u otra¡±, hab¨ªa sentenciado Terr¨¦, frase convocada porque el colega esparce por cruces y calles recuerdos de infancia como migas de pan: el descampado donde com¨ªa el bocadillo del recreo, un horno de pan, el antiguo cine Verneda, el piso donde viv¨ªa con los padres, el primero propio...
Resumen de la expedici¨®n: a) Miserachs vio a los ni?os que deb¨ªan estar jugando en un terreno pr¨®ximo a lo que hoy es la zona de la plaza Eduard Torroja, y que el gu¨ªa a¨²n recuerda como descampados, muy cerca del actual campo de f¨²tbol municipal de Sant Mart¨ª de Proven?als. Hay, al lado de una escuela, tres edificios veteranos de tocho visto y pintura crema, ambiguos balcones que se confunden con galer¨ªas y mucha ropa tendida. B) Desde ah¨ª, debi¨® coger una calle transversal (apunta a Treball) y dirigirse hacia Guip¨²zcoa, en direcci¨®n Bes¨°s, mirando a Barcelona, para hacer la del ciclista, previa parada para pillar al pay¨¦s.
Misterio plausiblemente resuelto y, en cambio, insatisfacci¨®n. Regreso a la imagen: es posible que sea gol, pero en el rostro del chico no hay mueca alguna; es feliz en esa posici¨®n inestable, cejas alzadas y bien marcadas, nariz recta, pelo corto aunque se intuye mal cortado; gemelos apenas formados en demasiada poca pierna para tanta pernera de pantal¨®n corto. Un jersey quiz¨¢ para no ara?arse en el suelo o por un aire que ya refresca porque atardece. Quiz¨¢ unas prematuras bolsas en los ojos, se?al de una vida modesta cuya alimentaci¨®n diaria no deb¨ªa variar mucho ese 1962 de la que describ¨ªan las encuestas del barrio cinco a?os antes: pa amb oli para desayunar y merendar; sopa y pan para comer y sardinas para cenar, men¨² que permitir¨¢ a los padres, a los 20 a?os de pagar una cuota mensual que no era alquiler sino amortizaci¨®n, ser propietario del peque?o piso...
"OCT 1969", dice la foto en color, redescubierta ahora en las primeras p¨¢ginas del ¨¢lbum familiar; el bal¨®n tambi¨¦n saliendo de la imagen; el suelo, c¨¦sped, y el palo de la porter¨ªa, una rama clavada; la sencilla bata a rayas azul claro y cuello blanco casi tapa el rostro del ni?o de seis a?os. Casi no se le ve, pero tambi¨¦n se le intuye feliz. Le ha chutado, con la pierna izquierda, su padre, que no aparece en la imagen. La pelota ha sido atajada o lo ser¨¢ porque la estirada es notable y muy pegada al palo. Tiene maneras, el chaval. Es por la ma?ana o a primera hora de la tarde, no demasiado antes o despu¨¦s de una rebanada de pan con una pastilla de chocolate, seguramente Chocolates Torras, la de esa zona de Sant Feliu de Pallarols. La imagen la ha tomado la madre, otra demostraci¨®n de las muchas potencialidades que el cometido de ama de casa frustr¨®. La hermana peque?a no puede corretear demasiado lejos...
Volver ah¨ª. Poder hacer y rehacer caminos, qu¨¦ se hizo y qu¨¦ se dej¨® de hacer, qu¨¦ decisiones se descartaron, por qu¨¦ se torci¨® todo...
No, no estuve buscando ni a Miserachs ni a su foto. Me buscaba a m¨ª mismo.
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