Escuelas contra el ruido

En el comedor de la Escuela Col¨°nia G¨¹ell, el piloto rojo de un sem¨¢foro colgado en la pared avisa a ni?os y monitores que el nivel de ruido es demasiado alto. Las gomas en las patas de las sillas, el mantel de pl¨¢stico y el techo insonorizado persigue reducir los niveles de decibelios durante la hora de la comida. Este colegio de Santa Coloma de Cervell¨® (Baix Llobregat) es uno de los 20 centros que aplica el programa ¡°Sin ruidos, sonrisas¡±, cuyo responsable es la empresa Teno, que gestiona servicios de cocina y comedores en escuelas.

Utilizando datos del Ayuntamiento de Barcelona, Teno mantiene que el nivel medio de ruido de los colegios puede llegar a los 85 dB, cuando el m¨¢ximo permitido es de 40 dB. Este programa cuenta con el apoyo del Departament de Territori y Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya y se enmarca en la Semana del Ruido, que organiza la conseller¨ªa. El director de Teno, Eduard Terrades, se?ala que el silencio ¡°fomenta la capacidad de concentraci¨®n¡±, mientras que el ¡°ruido continuado genera estr¨¦s¡±.

Teresa Ribalta, psic¨®loga especialista en ni?os y adolescentes, alerta de que el ruido puede provocar ¡°desconcentraci¨®n, dolor de cabeza e insomnio¡±. En el comedor, los ni?os juegan al ¡°Rey del silencio¡±. Al final del mes, el grupo ganador obtendr¨¢ un premio en forma de un postre especial. "Antes, cuando habl¨¢bamos no nos entend¨ªamos", comenta Adri¨¢n, de ocho a?os, que aprueba la iniciativa. Para Berta, en cambio, de siete a?os, el programa es "un poco aburrido" porque a ella, dice, le gusta hablar. No obstante, se une al juego sin rechistar, porque no renuncia a ganar el juego.?

Al comedor, los ni?os entran cantando una canci¨®n que, ya sentados, repiten en el idioma de los signos. "As¨ª entran m¨¢s tranquilos y relajados", afirma la coordinadora de los monitores, M¨®nica Mesas, quien recuerda, complacida, un comentario que le hizo hace unos d¨ªas un alumno de cuarto de primaria. "Me dijo que hab¨ªa comido super bien, porque estaba tranquilo, y que la comida ten¨ªa otro gusto", explica Mesas.?

El director de la Escuela Col¨°nia G¨¹ell, Mart¨ª Cerezo, explica que, a diferencia de "hace 20 a?os", los ni?os en el aula hablan y trabajan en grupo. "Est¨¢ demostrado que aprenden m¨¢s as¨ª, que cuando les habla un adulto", asegura. Este docente ve con buenos ojos el programa?¡°Sin ruidos, sonrisas¡±, porque mantiene que la hora de comida no debe aprovecharse para "chillar", ya que durante las clases "no est¨¢n en silencio" y los alumnos ya interact¨²an y hablan en un "tono de voz confortable".

Cerezo sostiene que durante el horario de comedor los ni?os "no siempre mantienen el mismo respeto o disciplina que en el aula, pero que, desde hace a?os, se est¨¢ inculcando a los ni?os que mantengan el comportamiento del aula al comedor".

En el patio, los ni?os forman una circunferencia en el suelo. En el medio, una ni?a con los ojos vendados, debe localizar a otro ni?o que, sigilosamente, se acerca por su espalda para coger una cajita con alg¨²n objeto ruidoso dentro. Es uno de los juegos nuevos que proponen los educadores. Su objetivo, dice Mesas, es que "se den cuenta que, con silencio, hay muchas m¨¢s cosas a su alrededor." Una lecci¨®n que seg¨²n, esta educadora, les puede ser ¨²til en cualquier otra entorno del patio y la escuela.?