Europe, make a move

El 4 de abril se present¨® la campa?a "Europe, make a move", impulsada por una asociaci¨®n que congrega a familiares de pol¨ªticos independentistas encarcelados o desplazados al extranjero. La campa?a se concreta en el env¨ªo masivo de una carta a los gobiernos europeos en la que se denuncia "una ola de actuaciones policiales, judiciales y gubernamentales gravemente vulneradoras de derechos fundamentales reconocidos en la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos, la Carta de Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea y la propia Constituci¨®n espa?ola". La carta termina afirmando que la Comunidad Europea naci¨® con el objetivo de que "el veneno del autoritarismo y el fascismo no volviese nunca m¨¢s a apoderarse de los estados", y denunciando que "la misi¨®n y el alma fundacionales de la Uni¨®n est¨¢n en riesgo desde el momento en que la Uni¨®n permite la deriva autoritaria de uno de los estados miembros sin ning¨²n tipo de reacci¨®n para impedirlo".

La verdad es que no parece que la carta vaya a surtir mucho efecto. Es poco probable que Angela Merkel se dirija a Mariano Rajoy para afearle su deriva autoritaria o que Jean-Claude Juncker amenace a Espa?a con sanciones del mismo modo que amenaz¨® en su d¨ªa a Polonia. En el asunto catal¨¢n, la Comisi¨®n Europea est¨¢ muy lejos de declarar algo parecido a lo que declar¨® en diciembre: "existe un riego claro de violaci¨®n grave del estado de derecho en Polonia".

Una de las razones para que persista el silencio gubernamental europeo en el asunto catal¨¢n estriba en el fondo de la cuesti¨®n y su relaci¨®n con "la misi¨®n y el alma fundacionales de la Uni¨®n". La carta relata con detalle la situaci¨®n producida en Catalu?a a partir del refer¨¦ndum del 1 de octubre; lo que no explica es que el refer¨¦ndum hab¨ªa sido expl¨ªcitamente prohibido por el Tribunal Constitucional espa?ol, ni que su objetivo era proclamar unilateralmente la independencia de Catalu?a. En otras palabras, lo que no explica la carta a las autoridades europeas es que el refer¨¦ndum del 1 de octubre era una iniciativa contraria a "la misi¨®n y el alma fundacionales de la Uni¨®n" explicitadas en un texto fundamental que la carta se olvida extra?amente de invocar.

Ese texto no es otro que el Tratado de la Uni¨®n Europea, cuyo art¨ªculo 4 afirma que "la Uni¨®n respetar¨¢ las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial". Es cierto que la Comunidad Europea naci¨® contra "el veneno del autoritarismo y el fascismo", pero no es menos cierto que la integridad territorial de los estados miembros est¨¢ en su ADN. La Segunda Guerra Mundial no fue otra cosa que una sucesi¨®n de violaciones de la integridad territorial: tuvo su pre¨¢mbulo con la desmembraci¨®n de Checoslovaquia en 1938 y estall¨® con la invasi¨®n y anexi¨®n de Polonia en 1939. Ser¨ªa muy extra?o que un dirigente de la Uni¨®n Europea actual expresara simpat¨ªas por iniciativas encaminadas a perturbar la integridad territorial de uno de los estados miembros.

Casi por definici¨®n, "Europa" no puede apoyar la independencia de Catalu?a. Pero s¨ª puede hacer dos cosas muy interesantes: la primera es limar los excesos de la respuesta espa?ola al independentismo catal¨¢n. De hecho, es lo que hizo el pasado d¨ªa 5 de abril la "Europa" encarnada en los jueces de Schleswig-Holstein que infligieron un serio correctivo al relato de la rebeli¨®n formulado por el juez Llarena, jaleado por la fiscal¨ªa y aplaudido por el Gobierno espa?ol. La segunda cosa que puede hacer Europa es erigirse en la garant¨ªa ¨²ltima del autogobierno catal¨¢n frente a las pol¨ªticas recentralizadoras que est¨¢n en el origen del proc¨¦s. Y en esta cuesti¨®n s¨ª que es posible invocar los tratados europeos: el mismo art¨ªculo que garantiza la integridad territorial de los estados miembros proclama el respeto por la autonom¨ªa local y regional. Y el art¨ªculo 167 del tratado de funcionamiento de la Uni¨®n establece que ¡°la Uni¨®n contribuir¨¢ al florecimiento de las culturas de los Estados miembros, dentro del respeto de su diversidad nacional y regional¡±.

He aqu¨ª los fundamentos de una posible hoja de ruta para un gobierno independentista pragm¨¢tico en Catalu?a: anclar la defensa del autogobierno catal¨¢n y de la diversidad nacional de Espa?a no solo en la Constituci¨®n sino tambi¨¦n en los tratados de la Uni¨®n. En resumen: Europa no se mover¨¢ por la independencia de Catalu?a, pero s¨ª puede hacerlo por una soluci¨®n al conflicto catal¨¢n que no consista en aplastar a los independentistas sino en proporcionar al conjunto de catalanes un autogobierno de calidad.

Albert Branchadell es profesor de la Facultat de Traducci¨® i Interpretaci¨® de la UAB.