La OBC saca pecho
Memorable debut de la soprano noruega Lise Davidsen y el director alem¨¢n Marc Albrecht con la formaci¨®n barcelonesa
Sin asomo de esa grisura funcionarial que a veces empa?a sus actuaciones, la Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) se ha anotado este fin de semana un rotundo y reconfortante ¨¦xito en el Auditori. Espoleados por la energ¨ªa y el talento de la soprano noruega Lise Davidsen y el director alem¨¢n Marc Albrecht -ambos se cubrieron de gloria en su debut con la formaci¨®n barcelonesa-, los m¨²sicos de la OBC sacaron pecho luciendo una plenitud sonora que, tras un Wagner memorable culmin¨® con una poderosa interpretaci¨®n de la Sinfon¨ªa n¨²m. 4, Rom¨¢ntica, de Anton Bruckner.
Lise Davidsen, de 31 a?os, tiene el poder¨ªo vocal, la sensibilidad y el aplomo t¨¦cnico que exigen las grandes hero¨ªnas de Richard Wagner y Richard Strauss. Sus medios son generosos por caudal, homogeneidad y extensi¨®n, con una voz de tintes oscuros e intensos matices expresivos con los que recre¨®, verso a verso, la fiebre rom¨¢ntica que inspira y agita los cinco Wessendock-Lieder, fruto del apasionado romance entre Wagner y Mathilde Wesendonck; sus poemas encuentran en el genio wagneriano el aliento expresivo que respiran Trist¨¢n e Isolda.
Algo hay en la paleta vocal y en la imponente presencia de Davidsen que recuerda a su compatriota Kirsten Flagstad, leyenda wagneriana incombustible. Impresiona, tambi¨¦n la naturalidad y el control de un arco din¨¢mico de gran potencia; tiene las virtudes de una perfecta Isolda y el p¨²blico la aplaudi¨® a rabiar. En julio protagonizar¨¢ Ariadna auf Naxos. de Strauss, en Aix-en-Provence y figuran en su agenda retos wagnerianos en Londres, Nueva York, Bayreuth y, atenci¨®n, su debut el 23 de agosto en la Schubertiada de Vilabertran.
OBC
Lise Davidsen, soprano. Marc Albrecht, director. OBC. Obras de Wagner y Bruckner. Auditori. Barcelona, 12 de mayo.
Con gesto claro, Albrecht, que acaba de grabar en el sello Pentatone los grandes ciclos de Mahler, se mostr¨® en las canciones de Wagner como un fino y equilibrado acompa?ante. Sus cualidades brillaron en el poderoso sinfonismo de Bruckner, con tiempos bien pausados, pero nunca morosos, y cl¨ªmax construidos con firmeza.
Devoto wagneriano, Bruckner concilia en la Cuarta sinfon¨ªa espiritualidad y fervor rom¨¢ntico con un sentido de la arquitectura sinf¨®nica que no admite ejecuciones titubeantes. Y en sus colosales proporciones, los m¨²sicos de la OBC, bien guiados por Albrecht, se crecieron: la cuerda son¨® con cuerpo, se disfrutaron bellos detalles en las maderas, y la percusi¨®n y, de forma especial, los metales, estuvieron magn¨ªficos.
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