El suicidio de Samira
Su historia es la del "pozo dentro del pozo": terrorista arrepentida, inmigrante, pobre y mujer
¡°?Usted quiere ver a su ni?o?¡±, pregunta un encorbatado fiscal, con toga y pu?etas, a Samira, que se inclina hacia delante en el banquillo de los acusados, casi chocando con el micro. La mujer tarda unos segundos en contestar, el tiempo de contener con los dedos el agua que se escapa por la nariz y que precede al llanto. ¡°Claro¡±, dice con la voz rota. ¡°Claro¡±, reafirma el fiscal, mir¨¢ndola. Ambos han pactado una pena de cinco a?os de prisi¨®n para ella por viajar a la frontera siria con su hijo a cuestas para casarse con un combatiente de Estado Isl¨¢mico y reclutar a otras mujeres. El jueves pasado, un a?o y medio despu¨¦s del juicio, Samira at¨® su fular a la parte trasera de la litera de su celda y se colg¨®. Los funcionarios la encontraron a la ma?ana siguiente. En noviembre, Samira Yerou hubiese cumplido 36 a?os.
Lleg¨® a la prisi¨®n de ?vila en marzo de 2015 procedente de Turqu¨ªa, donde roz¨® con la yema de los dedos su sue?o: cruzar a Siria, casarse, y contribuir como esposa y reclutadora a la guerra del Estado Isl¨¢mico (EI). Samira, con su hijo, fue detenida por la polic¨ªa turca cuando esperaba a solo cinco kil¨®metros de la frontera con Siria, en una casa abandonada en Kilis. All¨ª deb¨ªa recogerla un emisario de sus reclutadores, que nunca descolg¨® el tel¨¦fono. Permaneci¨® dos meses y medio encerrada en un centro de internamiento en Bursa, siempre con la esperanza de que la ayudasen a salir y viajar a Raqqa. Pero su hijo de tres a?os complicaba las cosas, le dec¨ªan sus contactos.
En una de esas conversaciones, puso al ni?o al aparato para demostrar su compromiso:
¡ª Dile: quiero ir contigo, le dice Samira al ni?o
¡ª Quiero ir contigo, obedece el menor
¡ª Venga, vente, vente, le responde el reclutador
¡ª Si Dios quiere, le devuelve el ni?o
¡ª Am¨¦n, le contesta el reclutador
¡ª Dile: deg¨¹ello al polic¨ªa y voy, anima Samira a su hijo
¡ª Deg¨¹ello al polic¨ªa, la imita el ni?o
¡ª ?C¨®mo lo vas a hacer? As¨ª¡ Gggjjj. Ah. Va a degollar al polic¨ªa e ir¨¢ a verte, remata su madre
Samira meti¨® en un avi¨®n a su hijo de tres a?os reci¨¦n cumplidos el 16 de diciembre de 2014, con Siria en la l¨ªnea de meta. Despegaron del aeropuerto de El Prat a las dos de la tarde y aterrizaron tres horas despu¨¦s en Estambul. All¨ª pasaron de contacto en contacto, hasta llegar a Kilis. Casi tres meses despu¨¦s, a la una de la tarde del 7 de marzo de 2015, aterrizaron de nuevo en El Prat. Samira iba custodiada por dos guardias civiles, que no la soltaron en ning¨²n momento del brazo, mientras su hijo jugaba con una piruleta amarilla que le dieron los agentes. El ni?o regres¨® con su padre, que hab¨ªa denunciado el secuestro. Samira entr¨® en prisi¨®n, de donde ya nunca m¨¢s sali¨®.
¡°El terrorismo es una respuesta a la globalizaci¨®n, el tercer sue?o enfrente del capitalismo. Una forma de vida, una pertenencia a una comunidad, aunque sea virtual¡±, defendi¨® hace unos meses la fil¨®sofa italiana Donatella di Cesare (Roma, 1956), a la que entrevist¨¦ porque hab¨ªa publicado El terrorismo. Una guerra civil global (Gedisa). Hablamos sobre terroristas yihadistas, con los atentados de Barcelona y Cambrils, cometidos por unos j¨®venes de Ripoll, todav¨ªa recientes. E insist¨ªa en que los terroristas que se enrolan en el Estado Isl¨¢mico no son ¡°solo nihilistas¡±, sino que tienen ¡°un proyecto pol¨ªtico¡± que se ha convertido en un ¡°tab¨² en los medios¡±, donde se aborda como ¡°algo que est¨¢ fuera de la raz¨®n y de la historia, sin sentido¡±. La yihad les proporciona un credo, una forma de vida, que conecta con sus anhelos, defend¨ªa di C¨¦sare. ¡°Para competir hay que ofrecer una forma de vida, una comunidad. El sue?o del radicalismo y de la radicalizaci¨®n es una respuesta a una ausencia de la izquierda, que ya no puede convencer profundamente a los j¨®venes¡±, insist¨ªa, donde los terroristas son ¡°posmodernos¡± enganchados a un m¨®vil.
Samira lleg¨® a Barcelona desde Marruecos con 18 a?os, donde altern¨® trabajos precarios en f¨¢bricas y limpiando. A los 26 se cas¨® con un compatriota, se asent¨® en Rub¨ª y tres a?os despu¨¦s tuvo a su hijo. La econom¨ªa familiar no sal¨ªa adelante, la relaci¨®n tampoco, as¨ª que Samira regres¨® a Tetu¨¢n y su marido se mud¨® a Colombia por trabajo. En ese momento, con 30 a?os, empez¨® su radicalizaci¨®n a trav¨¦s de internet. En poco m¨¢s de un a?o, ya hab¨ªa traspasado todo el dinero de sus cuentas, comprado un billete de avi¨®n, y se dirig¨ªa convencida a enrolarse en la yihad con su hijo y a captar a otras mujeres.
Pero sus certezas se derrumbaron al ser detenida. La Guardia Civil asegur¨® que ¡°colabor¨®¡± con ellos ¡°sin poner objeci¨®n alguna¡±. Les dio nombres, detalles, tel¨¦fonos, situaciones, experiencias para ayudarles a entender el engranaje. En el juicio, se mostr¨® firme: ¡°No quiero saber nada de esta gente que me enga?aron y se aprovecharon de un momento que estaba muy mal. Lo ¨²nico que quiero es eso, estar con mi hijo, rehacer mi vida de nuevo¡±. Cuando estuvo en prisi¨®n pidi¨® varias veces ser trasladada a Barcelona, aseguran fuentes de instituciones penitenciarias, para estar m¨¢s cerca de su hijo. Pero no lo logr¨®.
El suicidio sigue siendo un tema delicado informativamente. El libro de estilo de este diario se?ala que ¡°la psicolog¨ªa ha comprobado que estas noticias incitan a quitarse la vida¡± a aquellos que ya ¡°eran propensos al suicidio¡±. Por lo que lo limita a ¡°personas de relevancia¡± o hechos ¡°de inter¨¦s general¡±. Samira fue noticia en diversas informaciones tras su detenci¨®n, juicio y condena. En el caso de los miembros de ETA que se han suicidado, se ha informado de manera recurrente. La de Samira, en palabras del abogado Jacobo Teijelo, es la historia ¡°del pozo dentro del pozo¡±: una terrorista arrepentida, pobre, inmigrante y mujer.
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