Las tres horas de la desaparici¨®n de Laia
Los t¨ªos de la ni?a de 13 a?os la encontraron muerta, debajo del colch¨®n de un vecino de sus abuelos
Laia, de 13 a?os, se esfum¨® en el peque?o tramo de escaleras que hay entre el segundo piso de sus abuelos y el primero de su presunto asesino, en la avenida de Cubelles de Vilanova i la Geltr¨² (Barcelona). Sus familiares fueron puerta a puerta, por si la ni?a estaba en alguna de las casas. Era algo despistada, y alguna vez ya se hab¨ªa desorientado en el interior del edificio. El instinto les hizo sospechar del vecino del primero, el ¨²nico que tard¨® un poco en abrir y que les recibi¨® con una toalla, sec¨¢ndose despu¨¦s de haberse duchado. Veinte minutos despu¨¦s, los t¨ªos de la ni?a volvieron a llamar a su timbre. Quer¨ªan asegurarse. Otra vez tard¨® en abrir. ¡°?Laia!, ?Laia!¡±, gritaron los t¨ªos desde la entrada. Los hombres acabaron entrando por la fuerza. En una habitaci¨®n cerrada, bajo el colch¨®n, hallaron el cad¨¢ver de su sobrina, acuchillada.
El lunes empieza como un d¨ªa m¨¢s en la vida de Laia. La menor sale del colegio a las cinco de la tarde, donde como siempre la esperan sus abuelos. Se queda con ellos en su casa hasta que va a recogerla su padre, que a las siete menos diez los avisa de que ya est¨¢ llegando, y que busca aparcamiento, para que vaya bajando. Pero no la ve salir. Los abuelos le dicen por el interfono que la ni?a ya tendr¨ªa que estar abajo. El hombre entonces piensa que quiz¨¢ ha salido sin que se diera cuenta y se ha despistado. Seg¨²n explicaron los propios padres en las redes sociales, la menor padece autismo en un grado leve.
¡°El padre recorre a pie el camino que pudo haber hecho la menor hasta su casa. Pero no la encuentra y vuelve al domicilio de sus padres¡±, explica el intendente de los Mossos, Toni Rodr¨ªguez. El hombre regresa sobre sus pasos, y esta vez en bicicleta peina otra vez la zona. Tambi¨¦n avisa a la madre de la menor, con la que se reparte las tareas. Activan las redes sociales y a las 19.40, el padre se encuentra a una dotaci¨®n de la Polic¨ªa Local de Vilanova i la Geltr¨², a los que les cuenta lo sucedido. La polic¨ªa se suma a la b¨²squeda.
La familia sigue rastreando el entorno, cualquier sitio al que pueda haber ido, y se acercan a la estaci¨®n de Renfe, por si se ha subido a un tren. All¨ª se encuentran con dos patrullas de los Mossos y les explica tambi¨¦n que no encuentra a su hija, una menor de 13 a?os a la que adoptaron hace tiempo. Son ya las 20.25 de la tarde, y sigue sin haber rastro de Laia. La madre acude a la Polic¨ªa Local para poner formalmente la denuncia.
Despu¨¦s de m¨¢s una hora y media busc¨¢ndola, la familia de Laia llega a la conclusi¨®n de que la ni?a no ha podido salir del bloque de pisos. Dos de los t¨ªos con una patrulla de la polic¨ªa registran de manera exhaustiva la casa de los abuelos. Piensan que puede estar escondida, quiz¨¢ en un armario, debajo de una cama, en una galer¨ªa. ¡°Era factible, pero resulta infructuoso¡±, detalla el intendente de los Mossos.
La b¨²squeda sigue, esta vez comprobando uno a uno los pisos del edificio. Una patrulla de los Mossos y los t¨ªos de la menor preguntan a los vecinos si la han visto. Uno de ellos, el del primero primera, tarda en abrir. Act¨²a raro, pero siguen con la b¨²squeda de Laia, que no aparece. Los familiares contin¨²an peinando las inmediaciones, hablan, piensan, debaten. Uno de los t¨ªos habla con su pareja, psic¨®loga, le van dando vueltas a cada detalle. ?l tiene ese mal presentimiento sobre el vecino del primero, el instinto de que no ha sido normal su actitud, ¡°no est¨¢n tranquilos¡±, en palabras del intendente de los Mossos.
Finalmente, los t¨ªos materno y paterno de Laia suben de nuevo, solos, al primero primera y llaman a la puerta. Esta vez el hombre tarda a¨²n m¨¢s en abrir, pero ya sale vestido. ?l repite que no sabe nada de la menor, pero su actitud les resulta sospechosa, est¨¢ nervioso, no le creen. Los t¨ªos gritan el nombre de la ni?a, el hombre se desencaja, los t¨ªos entran a las bravas y al final hallan lo que no quer¨ªan: su cad¨¢ver ya fr¨ªo. Los gritos se oyen desde la calle, y la Polic¨ªa Local, que tiene la comisar¨ªa a escasos 50 metros, tiene que intervenir corriendo y en tropel para evitar que las cosas pasen a mayores.
¡°Todas las opciones sobre la motivaci¨®n est¨¢n abiertas¡±, explica el jefe de la Divisi¨®n de Investigaci¨®n Criminal (DIC) de los Mossos. Todav¨ªa no se le ha hecho la autopsia a la menor, que presentaba heridas de arma blanca, y desconocen si ha sido agredida sexualmente. El levantamiento del cuerpo, al que acuden tres jueces para que sea lo m¨¢s r¨¢pido posible, se hace ya de madrugada.
El detenido, un hombre de 42 a?os, hac¨ªa poco tiempo que viv¨ªa en el bloque. En realidad, se hab¨ªa mudado a casa de sus padres, que son de all¨ª de toda la vida. Su madre est¨¢ hospitalizada, gravemente enferma. En el momento de la detenci¨®n, estaba solo en la vivienda. En su historial consta un antecedente, fue detenido por los Mossos por no atender una petici¨®n judicial por una ¡°separaci¨®n no amistosa¡± de su exmujer, con la que tiene una hija. ¡°?Yo no he sido, yo no he sido!¡±, es lo ¨²nico que ha dicho desde entonces. Laia estuvo desaparecida tres horas. Los Mossos sospechan que fue asesinada en la primera.
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