La Diada, otro s¨ªmbolo del pa¨ªs perdido
Solo hemos conseguido perder los s¨ªmbolos que, seg¨²n el Estatut, eran de todos: la 'senyera', la Diada y hasta el Parlament, que se cierra a capricho de unos o por mandato de otros
Empieza, dicen, un oto?o caliente en Catalu?a, aunque, hasta ahora, nadie parece saber el objetivo pol¨ªtico; no hay plan oficial de gobierno, menos a¨²n cualquier proyecto con futuro. Dicen que en octubre, despu¨¦s de m¨¢s de tres meses cerrado, se abrir¨¢ el Parlament; quiz¨¢s entonces, la oposici¨®n y los partidos gobernantes discutan si jalear el enfrentamiento y la desobediencia a las leyes es una buena idea. O si, quiz¨¢s, es mejor encontrar una v¨ªa alternativa que abra de verdad el di¨¢logo con el nuevo Gobierno de Espa?a.
Por el momento, el 11 de septiembre, que dej¨® hace tiempo de ser la Diada de todos (el D¨ªa Nacional de Catalunya), volver¨¢ a convertirse en una manifestaci¨®n de protesta independentista, plagada de banderas y s¨ªmbolos partidistas. Muchos se creen lo que asever¨® hace unos d¨ªas el president Torra, que el independentismo "tiene la mayor¨ªa social". Les da igual que sea el 47%; la fe tiene sus creyentes y su catecismo. Por eso, la otra mitad de Catalu?a, excluida de lo que deber¨ªa ser una celebraci¨®n c¨ªvica, se quedar¨¢ en casa y ni siquiera se informar¨¢ por TV3, pues hace a?os dej¨® de verla.
Esta Generalitat bipolar -a veces est¨¢ en Sant Jaume, a veces en Bruselas- sigue organizando marchas a beneficio de los suyos, olvidando que la Catalu?a democr¨¢tica se construy¨® con el consenso y la lucha de muchos antifranquistas espa?oles, de muchos emigrantes que vinieron a trabajar a estas tierras y aceptaron que la lengua y los s¨ªmbolos de Catalu?a eran los suyos.
Cuando leo en las redes insultos xen¨®fobos y descubro que en la manifestaci¨®n de la Diada de 2018 participar¨¢n ultranacionalistas liberales (racistas) de partidos europeos, no dejo de recordar la primera Diada tras el franquismo, la de 1976, celebrada en una explanada de Sant Boi de Llobregat que es hoy la reformada Pla?a de Catalunya. Ten¨ªa 18 a?os y fuimos hasta all¨ª, en un viejo DKW, con un peque?o grupo de amigos. Nos colocamos entre los trabajadores de la Pirelli y los comunistas del Baix Llobregat. Uno de mis colegas sac¨® de la mochila la bandera con la hoz y el martillo, pero varios organizadores le llamaron al orden: "solo la senyera". Era una Diada unitaria.
Guardamos nuestros s¨ªmbolos, alzamos la bandera cuatribarrada y gritamos todos lo mismo, de comunistas a cristiano-dem¨®cratas: "Libertad, Amnist¨ªa y Estatuto de Autonom¨ªa". Muchos, a¨²n oigo sus voces, lo hicieron en castellano. En esa esquina, alejada de los organizadores de renombre (con Miquel Roca Junyent, Pere Portabella o Miquel Sellar¨¦s), nosotros grit¨¢bamos m¨¢s alto a favor de la libertad y de la amnist¨ªa. Sab¨ªamos bien poco de estatutos. Cuando, conducido por Oriol Martorell, son¨® Els Segadors, casi nadie a mi alrededor conoc¨ªa el himno. Yo lo hab¨ªa aprendido de mi abuela -que adoraba tocar y cantar piezas prohibidas al piano- con una vieja letra llena de alusiones religiosas; esa versi¨®n ten¨ªa una estrofa horrible, luego censurada, que amenazaba con hacer tinta roja con la sangre de los castellanos. Me limit¨¦ a corear el estribillo - "bon cop de fal?. bon cop de fal?, defensors de la terra"- y a rezar para que fuera cierto que nuestra Diada estaba autorizada o, al menos, tolerada.
Sali¨® bien, pero no ¨¦ramos 100.000 personas como dijeron. Quiz¨¢s unos 25.000. La siguiente, la de 1977, fue legal, multitudinaria y en Barcelona. A esa me acompa?¨® mi muy catalanista madre, nacida en 1936 y emocionada ante su primera manifestaci¨®n. Luego, en la Catalu?a normalizada, se organizaron Onces de Septiembre con un tinte m¨¢s oficial, donde se entonaba Els segadors con la nueva letra y se escuchaban aburridos discursos. A algunos ni siquiera asist¨ª, me quedaba en casa y colgaba la bandera en el balc¨®n. Es lo que hacen los ciudadanos de los pa¨ªses normales el d¨ªa de su fiesta nacional: respetar los s¨ªmbolos, confiar en las instituciones, votar y seguir con sus vidas.
Hace a?os que las Diadas dejaron de ser unitarias. Son independentistas. El PP y Ciudadanos dejaron hace tiempo de sumarse, hartos de insultos. El PSC tampoco ir¨¢ este a?o y Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, ha advertido que no participar¨¢ en un acto que excluye a parte de los catalanes. Somos muchos los que no ponemos ni quitamos lazos y que sentimos que la exclusi¨®n no es el camino. En consecuencia, no iremos a esa nueva protesta que quiz¨¢s incendie la mecha de un oto?o caliente, pero que no ayudar¨¢ a los presos ni a la convivencia. En este camino trazado, solo hemos conseguido perder los s¨ªmbolos que, seg¨²n el Estatut, eran de todos: la senyera, la Diada y hasta el Parlament, que se cierra a capricho de unos o por mandato de otros.
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