Doctor Foster
Mucha gente mintiendo en sus curr¨ªculos de estudios. En manos de Gemma Foster no durar¨ªan nada¡
Desconoc¨ªa hasta ahora a la actriz y productora Suranne Jones, nacida cerca de Manchester en 1978, a la que incorporo a mi lista de artistas a seguir por su colosal interpretaci¨®n de Doctor Foster, una serie de la BBC que recomiendo con ardor. No les voy a contar nada de su trama y desarrollo, eso est¨¢ hoy penalizado con graves insultos y prohibiciones de los pol¨ªticamente correctos audiovisuales, que est¨¢n logrado infantilizar algo tan necesario y jugoso como analizar y recomendar pelis y series. Solo decir que su personaje central, Gemma ¡ªnombre que hasta ahora cre¨ªa solo catal¨¢n¡ª Foster es una doctora de cabecera del Centro M¨¦dico de Parminster, localidad inventada por el guionista Mike Barlett, lo que aqu¨ª llamamos CAP (Centro de Atenci¨®n Primaria), uno de los ambulatorios que en Gran Breta?a, tras el cicl¨®n Thatcher, est¨¢ privatizado como todos los dem¨¢s. La doctora Foster es su socio mayoritario. Es buena en su trabajo, muy buena. Su personaje sigue la estela del doctor House de grata memoria para m¨ª, pues aunque es mujer y un m¨¦dico sin especialidad y menos la genialidad diagnosticadora de aqu¨¦l, a menudo arbitraria para lograr el diagn¨®stico pertinente, no est¨¢ para pamplinas. La doctora Foster dice siempre lo que piensa y espera y hasta promueve, con los m¨¦todos m¨¢s expeditivos a su alcance si no hay otro remedio, que todos los dem¨¢s hablen claro. Ya se sabe, todos mienten, repet¨ªa House. Y que digan sorry, lo siento, cuando toca, y en esta historia toca decirlo a menudo. Si no lo dices, Gemma Foster te acorrala.
La serie se desarrolla en el presente y sus dos protagonistas principales, el matrimonio Foster, est¨¢n entre los 37 ella y los 40 ¨¦l cuando el relato arranca. Me parece muy buena porque es un thriller matrimonial, un thriller emocional y familiar, un g¨¦nero que desconozco si otras series lo tratan o esta lo inaugura. Qu¨¦ gran gui¨®n y realizaci¨®n (de diversos realizadores, com mandan las series), acompa?an a las portentosas interpretaciones, sea la edad de los personajes la que sea, de la adolescencia a los setenta. Las dos temporadas hipnotizan: ?c¨®mo va a seguir cada cap¨ªtulo si el tema que trata es m¨¢s viejo que ir a pie? Sus creadores se han inspirado en el mito griego de Medea de Apolonio de Rodas y conocen mucho y bien las pel¨ªculas del brit¨¢nico Alfred Hitchcock y del canadiense David Cronenberg, del pelma y arrogante (no digo que no sea bueno) austriaco Michael Haneke, incluso del no menos pirado dan¨¦s Lars von Trier. A lo que ¨ªbamos. Como dec¨ªa aquel, Godard, todo film es un documental, al menos de su rodaje. Y como dice aquel otro, R.A. Rosenstone, una pel¨ªcula de ficci¨®n informa m¨¢s sobre la sociedad que retrata que un documental. Expone en general temas comunes, no extraordinarios como en general hace el documental. Todo ha sido decidido y est¨¢ en la pantalla por alg¨²n motivo, lo que para un historiador es miel. Pues imag¨ªnate una serie, con su mont¨®n de horas. De entrada, aqu¨ª, el ambulatorio municipal privado. O las historias cl¨ªnicas de sus pacientes como arma lanzadora, incluso chantajeadora.
Claro, claro, me dije, ?por qu¨¦ no? He conocido y sufrido m¨¦dicos chantajeadores, que encima te hablan (mal) de otros pacientes. El concepto de historia cl¨ªnica permite paralelismos con otros expedientes p¨²blicos, aunque desde luego su principal caracter¨ªstica pertenece a la familia del secreto de confesi¨®n, la confidencialidad entre paciente y m¨¦dico. No conllevan ese deber confidencial los curr¨ªculos de otras profesiones. Pero sirven igual para el tr¨¢fico de influencias e incluso, a lo visto estos meses por aqu¨ª, para el chantaje entre la clase pol¨ªtica institucional. Lo confidencial en ellos es la mentira¡
Hay mucha gente mintiendo con los CV, universitarios en este caso. A los doctores House y Foster no les sorprender¨ªa en absoluto, ni a sus guionistas, que por eso est¨¢n llevando a la pantalla lo que todos saben y nadie cuenta. Que al cabo es una garant¨ªa de ¨¦xito, pues el p¨²blico es en gran medida como esos doctores: los espectadores quieren saber, no soportan la mentira adocenada y mal¨¦vola, y estamos un poco hartos de verlo reflejado ¨²nicamente en lo de siempre: mafias, pol¨ªticos, prensa. Ataca otros contextos y tendr¨¢s ¨¦xito de p¨²blico. Ahora solo falta que los espectadores no nos contentemos con ponernos al d¨ªa de otros contextos menos conocidos ¡ªel m¨¦dico, el universitario, el estamento institucional y sus CV¡ª viendo una serie, por m¨¢s buena que sea.
Otra lecci¨®n de la televisi¨®n p¨²blica (brit¨¢nica).
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF.
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