Bernstein son¨® a Bernstein en el Liceo
John DeMain dirige un feliz estreno en versi¨®n concierto de ¡®Candide¡¯
El Liceo es una caja de sorpresas. Abre la temporada con un discreto montaje de I puritani y acto seguido eleva el list¨®n de calidad con el estreno, en versi¨®n de concierto, de la opereta Candide, de Leonard Bernstein. Bueno, m¨¢s bien cabe hablar de estreno parcial, pues el teatro musical sin la escena pierde su identidad natural. En el ¨¦xito de la versi¨®n destaca la experta direcci¨®n musical del veterano director estadounidense John DeMain, disc¨ªpulo y amigo de Bernstein.
De nuevo ha quedado claro que, cuando trabajan con un gran director, las masas estables del Liceo ofrecen resultados francamente notables. Desde la chispeante obertura, conducida sin premuras y con detalles de gran clase, DeMain, demostr¨® que, adem¨¢s de conocer bien el pa?o, es un director de t¨¦cnica y gesto claro, tan eficaz que da seguridad a los m¨²sicos al tiempo que los inspira con su fina musicalidad. Bernstein son¨® a Bernstein, con encanto mel¨®dico, nervio r¨ªtmico y esa habilidad especial para filtrar los m¨¢s variados estilos, ritmos e influencias en su brillante paleta orquestal
Basada en la s¨¢tira de Voltaire, Candide ou l?optimisme, Bernstein estren¨® en Broadway en 1956 esta extra?a y delirante opereta con libreto original de la dramaturga y guionista Lillian Hellmann. Ante la fr¨ªa acogida, acometi¨® cambios y retoques, con aportaciones de otros libretistas que dieron lugar a otras tres versiones; la edici¨®n definitiva, con la colaboraci¨®n de John Wells y John Mauceri, fue grabada por el propio Bernstein.
Candide
Candide, de Leonard Bernstein. Versi¨®n de concierto. Paul Appleby, Meghan Picerno, Kevin Burdette, Doris Soffel, Chris Merritt, In¨¦s Moraleda, Josep-Ramon Oliv¨¦. Coro y orquesta del Liceo. Director: John DeMain. Liceo. Barcelona, 18 de octubre.
Bien, dejemos a un lado el rocambolesco, surrealista y vitri¨®lico libreto que enlaza desgracias y viajes por todo el mundo que hacen mella en la bondad natural y el optimismo tenaz de Candide. No queda t¨ªtere con cabeza, desde la Santa Inquisici¨®n ¡ªun alocado concertante celebra con sorna la quema de herejes¡ª a todo tipo de corrupciones pol¨ªticas y religiosas, incluidos un obispo y un gran rabino que frecuentan a la misma prostituta (la pobre Cunegunda, el amor del ingenuo Candide) en d¨ªas alternos. Por cierto, una alusi¨®n a la ca¨ªda de las monarqu¨ªas levant¨® muchos aplausos.
Estuvo magn¨ªfico como narrador el actor Jordi Boixaderas, explicando con claridad, aplomo y mucha sorna las inveros¨ªmiles situaciones de la trama que Bernstein recrea con un arsenal de recursos vocales y orquestales y un tono hoy por desgracia pol¨ªticamente incorrecto. Tuvo que lidiar con un fallo en la amplificaci¨®n que dej¨® fuera de servicio la microfon¨ªa durante tanto rato que DeMain opt¨® por esperar sentado.
Con absoluto dominio del estilo, en clave de musical, el tenor Paul Appleby y la soprano Meghan Picerno dieron gracia y empaque a los papeles de Candide y Cunegonde ¡ªPicerno se llev¨® los m¨¢s sonoros aplausos de la noche con la pirot¨¦cnica Glitter and be gay¡ª y el bajo Kevin Burdette insufl¨® vida teatral al c¨ªnico y vicioso fil¨®sofo Panglosse.
Dos voces de amplio historial oper¨ªstico, la mezzosoprano Doris Soffel y el tenor Chris Merritt (quien tuvo, retuvo), tuvieron momentos brillantes, y, menos habituados a este repertorio, cumplieron la mezzosoprano In¨¦s Moraleda, el bar¨ªtono Josep-Ramon Oliv¨¦ y cinco solistas del coro que asumieron diversos papeles. El sencillo y eficaz movimiento esc¨¦nico de Albert Estany anim¨® y hasta conjur¨® los tediosos peligros del formato concertante.
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