¡°Vendo piso de banco para okupar. Pago en met¨¢lico¡±
Un mercado negro inmobiliario ofrece casas vac¨ªas en r¨¦gimen de compra o alquiler durante dos a?os, el tiempo que suele demorarse la orden de desahucio
La comercial se deshace en atenciones. Recoge a la clienta en la boca del metro y juntas caminan hasta un bonito edificio. Sineb, la comercial, ense?a con entusiasmo un piso de tres habitaciones, ba?o remodelado, sal¨®n y cocina. Ascensor, exterior, muy luminoso. No se paga comunidad.
¡ªMuy bien. Me gusta. ?Qu¨¦ necesito para qued¨¢rmelo?
¡ªMe pagas 1.400 euros en efectivo y te doy las llaves. F¨¢cil.
As¨ª es la conversaci¨®n entre la interesada y Sineb. R¨¢pido y sencillo se cierra el trato. Este es uno de los ejemplos de un mercado inmobiliario subterr¨¢neo, de acuerdos bajo cuerda: la venta y alquiler de casas okupadas en Madrid.
Los cazadores de pisos vac¨ªos, bandas organizadas o buscadores solitarios que han hecho de esto su forma de vida, ofertan un lugar barato en el que vivir durante al menos dos a?os. El tiempo que suele demorarse una sentencia para ejecutar un desahucio.
La mayor¨ªa de los inmuebles pertenecen a bancos que echaron a sus antiguos propietarios por impago y a fondos buitre. Los buscadores los encuentran a trav¨¦s de las propias webs de los bancos que los ofertan, por el boca a boca y gracias a las noticias de los peri¨®dicos, entre otros. Rastrean los barrios, atentos a cualquier se?al de abandono.
Una compra cuesta entre 1.000 y 2.000 euros. El alquiler ronda los 300 al mes. En el anuncio que puso Sineb en el portal Milanuncios ¡ªesta repleto de este tipo de ofertas¡ª ofrec¨ªa un piso en Parla por 1.400 euros. "Tienes luz y agua pero nunca te va a llegar un recibo", explica en persona.
A continuaci¨®n, narra la breve historia del inmueble. Qued¨® vac¨ªo tras un desahucio y "un chico" (seguramente un experto en cerrajer¨ªa) se lo abri¨®. Pertenece al Banco Sabadell, que dice que de vez en cuando ha mandado a gente para invitarla a marcharse.
Acto seguido da tres consejos que considera imprescindibles para sobrevivir como okupa:
- Ten hijos.?"El juez se apiadar¨¢ de ti y podr¨¢s estar m¨¢s tiempo dentro. Yo les digo a los del banco que estoy embarazada, eso les frena. Los vecinos tambi¨¦n te tratar¨¢n con mayor consideraci¨®n".
- Cambia la cerradura.?"Es un poco de caj¨®n: los antiguos inquilinos pueden tener llaves, tambi¨¦n los del banco. Toma esa precauci¨®n".
- B¨²scate una coartada. "Si los vecinos preguntan, diles que no puedes irte del piso porque lo alquilaste y el due?o no te devuelve la fianza".
Llega el momento de concluir la visita. El trato queda en el aire. Hay que pensarlo. Es entonces cuando Sineb recurre a viejas artima?as. Sus t¨¦cnicas de venta no distan demasiado de la de cualquier trabajador de inmobiliaria. Al abandonar el edificio sugiere que no tarde mucho en decidir: "Hay demasiada gente interesada. Va a volar".
En Madrid hay 4.717 viviendas okupadas. De ellas, 1.717 son de protecci¨®n oficial. Pese a que casi siempre se hacen con viviendas p¨²blicas o de entidades financieras, el fen¨®meno del mercado negro ha generado miedo en algunos barrios como el de Monte Igueldo, en Vallecas. En alguna ocasi¨®n ha afectado a un particular, y eso asust¨® a mujeres mayores.
Sensaci¨®n de miedo
Mari Carmen Ortega, de 72 a?os, dice no querer ir al m¨¦dico a hacerse pruebas por miedo a quedarse hospitalizada y que, en ese tiempo, okupen su piso. "No me muevo. No quiero quedarme sin ¨¦l", asegura, pese a que si okuparan su vivienda podr¨ªa aducir allanamiento de morada y recuperarla.
Para quedarse tranquilas, entre las vecinas se echan una mano. Se ponen de acuerdo para la hora de ir a comprar el pan, de visitar a los hijos o acudir al mercado. La sombra de la okupaci¨®n les inquieta. "Hay bastante miedo con ese tema. Dan mucha pena", cuenta Olga Dom¨ªnguez, de la asociaci¨®n vecinal Casco Viejo.
Esta sensaci¨®n de desprotecci¨®n ¡ªirreal con la ley en la mano¡ª se incrementa con casos como el de Isidro Barqueros, un inform¨¢tico de 31 a?os. Porque los que operan en el mercado negro a veces se equivocan. Barqueros todav¨ªa est¨¢ en shock. Hace unos d¨ªas, en 12 horas de descuido, se hicieron con su piso, reci¨¦n comprado a la financiera del Banco Santander. El jueves pasado fue a comprobar el estado de las obras que estaban llevando a cabo los alba?iles. Faltaba rematar el suelo. El viernes no pudo ejercer de capataz, y no regres¨® hasta el s¨¢bado. Al llegar se qued¨® sorprendido al ver tan sucio el descansillo.
Encontr¨® arrancado el escudo de la cerradura y colocado un bomb¨ªn que no es el suyo. Se qued¨® helado. De inmediato dedujo lo que hab¨ªa ocurrido. Cruz¨® a la comisar¨ªa que hay frente a la casa. Unos polic¨ªas fueron hasta la vivienda y llamaron a la puerta. Desde el interior, una voz femenina dijo que no pensaba abrir. Permanec¨ªa en el interior con sus dos hijas, una de ellas menor de edad.
Un vecino se asom¨® para asegurar que las mujeres hab¨ªan entrado hac¨ªa unas 12 horas. Los polic¨ªas amenazaron entonces con derribar la puerta. No fue necesario. Las okupantes salieron por su propio pie y se disculparon.
La madre de familia que planeaba rehacer su vida en la vivienda de Isidro dijo haber pagado 400 euros por el piso a un se?or que le ayud¨® a forzar la puerta. En principio, iba a pagar 500 euros, pero al entrar vio que no hab¨ªa vitrocer¨¢mica y pidi¨® una rebaja. Despu¨¦s de explicar esto llam¨® a un transportista, que guard¨® sus muebles en un almac¨¦n. Isidro Barqueros cont¨® esta odisea en un tuit que, de tantas interacciones que tuvo, colaps¨® su m¨®vil.
El otro reverso de la moneda es la mujer que tuvo que hacer esa mudanza. Otros est¨¢n a la espera de hacer su mismo movimiento, aunque conf¨ªan en tener m¨¢s suerte. Antonio Ruiz, un hombre de 32 a?os que tiene dos hijos. Se qued¨® sin trabajo hace cinco meses y su mujer es empleada del hogar. Con lo que cobra no llegan a fin de mes. Ruiz busca un piso para okupar en la zona de Carabanchel para que su hija pueda seguir sus estudios en el colegio en el que est¨¢. "Estoy en un piso de alquiler, pero se me acaba el contrato", dice Ruiz por tel¨¦fono. "Quiero un piso que sea de banco para no okuparle la casa a nadie".
Como el de Ruiz, hay decenas de anuncios de personas en busca de okupar una vivienda. "Necesito un piso con urgencia, no tengo trabajo y tengo que dejar el sitio donde estoy. No tengo para pagar un alquiler y no s¨¦ d¨®nde vivir con mis dos hijos", reza otro mensaje a trav¨¦s del portal web Milanuncios. En este caso, llega a ofrecer 1.000 euros por un piso de banco.
Un manual de okupaci¨®n de vivienda
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca?(PAH) tambi¨¦n acompa?a a familias que quieren okupar, pero tienen otro proceder, estipulado en un documento titulado Manual de desobediencia civil para recuperar viviendas vac¨ªas de las entidades financieras, distribuidos en redes sociales. Este, adem¨¢s de prohibir tambi¨¦n la okupaci¨®n de pisos particulares, revisa la situaci¨®n de emergencia econ¨®mica de las personas que lo solicitan, al tiempo que proh¨ªbe cualquier cobro adicional. "En PAH, por ejemplo, intentamos que sea la ¨²ltima opci¨®n porque las familias viven con miedo, pero a¨²n as¨ª lo contemplamos porque es la ¨²nica alternativa que tienen algunas familia", explica Bel¨¦n, de la asamblea de PAH.
El manual explica c¨®mo apropiarse de una casa: primero hay que recopilar toda la informaci¨®n del inmueble. Despu¨¦s se traza un plan para okupar sin ser detectados. La entrada es aconsejable hacerla por la puerta o las ventanas, tratando de causar el menor da?o. Una vez dentro, inmovilizan la cerradura para evitar que el propietario entre con su llave. Se hace con pegamento superglue o palillos.
Para evitar que la polic¨ªa pueda entrar en las primeras horas, los okupas emplean cadenas y candados. Cambian la cerradura por otra. Es la manera de demostrar que llevan all¨ª m¨¢s de 48 horas, y que es su propiedad. Si la polic¨ªa logra presentarse con un permiso judicial, los okupas pueden ser acusados de robo. Para evitar eso, se llevan pancartas o motivos que indiquen que son okupas, no ladrones.
Los okupas pueden ser acusados de usurpaci¨®n de vivienda, siempre que se demuestre que forzaron la entrada. Pero para ello, el juez requiere designar con nombres y apellidos a los sospechosos. Por eso, el manual recomienda realizar estas operaciones de asalto sin que nadie les vea, ni ninguna c¨¢mara les identifique. El caso pasa por un juzgado de instrucci¨®n, y luego, de primera instancia. Si preparan bien su defensa, pueden dilatar el caso hasta dos a?os.