Preludio a la batalla de Barcelona
Sectores de las ¨¦lites econ¨®micas, period¨ªsticas y pol¨ªticas no han superado la afrenta de que unos agitadores provenientes de la calle se hicieran con la alcald¨ªa y consideran una cuesti¨®n de honor echarles
Aunque por razones distintas, hay amplio consenso en otorgar especial importancia a las pr¨®ximas elecciones municipales. En una escena pol¨ªtica muy polarizada algunos lo plantean como una prolongaci¨®n de las auton¨®micas y, por tanto, como una nueva etapa del conflicto Catalu?a-Espa?a. Lo ven as¨ª los sectores independentistas que insisten, a pesar de las evidentes resistencias, en apostar por una candidatura ¨²nica para alinear al gobierno de la ciudad con el proceso independentista, sin haber encontrado hasta el momento ni el candidato ni la forma de elegirlo para hacer efectiva la estrategia. Y lo ven as¨ª tambi¨¦n los sectores espa?olistas, por cuyo liderazgo pugna Manuel Valls, con Ciudadanos a la sombra y el PP buscando un resquicio para sacar cabeza. De hecho, cualquier movimiento al alza en las encuestas de la candidatura del exministro franc¨¦s servir¨ªa como argumento para aquellos que insisten en el invento de las candidaturas unitarias del soberanismo. La tensi¨®n estar¨ªa garantizada, y se conoce que hay sectores a uno y otro lado para los cuales es un valor muy preciado.
Pero no todo el mundo lo ve de la misma manera, porque Barcelona, con conciencia fuerte de capital, tiene unos ciudadanos muy suyos que dif¨ªcilmente entender¨ªan una campa?a en que la ciudad y sus problemas jugaran un papel subsidiario. Por eso hay otros sectores, los comunes, los socialistas, pero tambi¨¦n una buena parte del independentismo, que est¨¢n en otra clave. Creen que hay que defender la peculiar condici¨®n de Barcelona como cuerpo de parte entera y piensan que ser¨ªa altamente peligroso envolverla exclusivamente en las cuitas identitarias.
En fin, para completar el retablo, hay tambi¨¦n sectores de las ¨¦lites econ¨®micas, period¨ªsticas y pol¨ªticas, que no han superado la afrenta de que unos agitadores provenientes de la calle se hicieran con la alcald¨ªa y consideran casi una cuesti¨®n de honor echarles.
De modo que las razones por las que se consideran decisivas estas elecciones -y quiz¨¢s no lo sean tanto- son m¨²ltiples. Y hay que evitar la tentaci¨®n de reducirlas al gran envite que viene colonizando los esp¨ªritus de un tiempo a esta parte. Vivimos un momento de stand by, como si todo el mundo se tentara la ropa por miedo a precipitarse y quemarse antes de tiempo. Quedan seis meses, lo cual en pol¨ªtica y con el calendario a la vista puede ser una eternidad. Quedan candidatos por definir, especialmente en el sector que insiste en la candidatura ¨²nica independentista. Y todos son conscientes de que una elecci¨®n con siete o quiz¨¢s ocho candidaturas es altamente imprevisible, los puestos de cabeza estar¨¢n en torno a los diez esca?os. Se habla de la batalla de Barcelona, pero la experiencia ense?a que para gobernar con ambici¨®n se necesita una mayor¨ªa solida y estable. Es decir, que el d¨ªa despu¨¦s habr¨¢ que deponer las armas. Y crear compromisos s¨®lidos para sumar 21 de manera estable.
Barcelona necesita avanzar en la cohesi¨®n social (en un momento que cuestiones decisivas como la pobreza, la atenci¨®n a la gente mayor, la inmigraci¨®n, la marginaci¨®n, las dificultades de integraci¨®n s¨®lo pueden resolver en el espacio municipal d¨®nde todav¨ªa es posible el contacto directo, la cura de las personas); evitar una colonizaci¨®n exterior que lleve a la p¨¦rdida del control de la ciudad; asumir la multiculturalidad que la habita buscando la interrelaci¨®n y no una yuxtaposici¨®n de extra?os que se cruzan pero no se miran; y desplegar el principal capital disponible: el softpower, la capacidad creativa, inventiva y comunicativa, con prioridad a su potencial como referente en la investigaci¨®n cient¨ªfica y con una apuesta por los activos culturales. Y todo ello partiendo del buen funcionamiento de servicios e infraestructuras.
Las ciudades se han convertido en el contenedor de los problemas del mundo, como dec¨ªa Zygmunt Baumann. Muchos de los nuevos problemas s¨®lo pueden afrontarse con eficacia a esta escala. Pero los Estados son reacios a ceder poder y recursos. Por eso, las ciudades necesitan crecer como sujeto pol¨ªtico, para conseguir que su palabra llegue y tenga un papel decisivo en la gobernanza del mundo. Y Barcelona, con el reconocimiento adquirido, debe estar en la vanguardia de una efectiva alianza de ciudades. Que se hagan respetar frente a los poderes pol¨ªticos y los nuevos poderes que gobiernan el mundo. Las v¨ªas abiertas con Nueva York y Paris hay que consolidarlas y ampliarlas, en una tarea com¨²n de humanizar las ciudades antes de que la codicia les deje sin vida.
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