Los estudios Orphea, pioneros del cine sonoro de Espa?a
La Acad¨¨mia del Cinema Catal¨¤ rinde homenaje a la primera plataforma de rodaje y doblaje que se fund¨® en Barcelona en 1932
Las llamas devoraron cada metro cuadrado del Pabell¨®n de la Qu¨ªmica que se levant¨® en Montju?c para la Exposici¨®n Universal de 1929 reconvertido, en 1932, en la sede de los estudios Orphea Films. Fueron los primeros de Espa?a en rodar pel¨ªculas sonoras y dobladas y quedaron reducidos a cenizas en 1962. ¡°No se sabr¨¢ nunca cu¨¢l fue el origen de aquel incendio pero por las informaciones a las que he accedido, entre ellas el informe de los Bomberos de Barcelona, no fue provocado aunque tampoco se intent¨® sofocar completamente¡±, apuntaba ayer Esteve Riambau, historiador, cr¨ªtico de cine y director de la Filmoteca de Catalunya durante el Acto de recuperaci¨®n del patrimonio cinematogr¨¢fico catal¨¢n dedicado a los estudios de cine Orphea y a los estudios Trilla organizado por la Acad¨¨mia del Cinema Catal¨¤. Un acto al que se suma el gran mural del artista Roc Blackblock realizado en una pared del recinto ferial de Montju?c.
Los estudios Orphea se fundaron en plena transformaci¨®n del cine mudo al sonoro en Barcelona a impulso de la productora francesa Orphea Films, creada en Par¨ªs en 1930 por Ferdinand Resnard y Camille Lemoine. Este ¨²ltimo fue el promotor de emprender el proyecto de Barcelona junto con el ingeniero Josep Mar¨ªa Guill¨¦n, que hab¨ªa fundado Radio Barcelona en 1924, y el realizador de cine Francisco El¨ªas, definido por Riambau como un quintacolumnista en toda regla en el periodo de la Guerra Civil.
Debido al material de sonorizaci¨®n con los que se equiparon, los Orphea se convirtieron en los estudios de rodaje de todo lo que se produc¨ªa en Espa?a. En esos estudios se rod¨®, por ejemplo, la primera producci¨®n sonora hablada en catal¨¢n, El caf¨¦ de la Marina (Dom¨¨nec Pruna, 1933) sobre la obra hom¨®nima de Josep Maria de Sagarra. La exclusividad en el cine sonoro de Barcelona dur¨® poco y a partir de 1934 Madrid ya tuvo sus propios estudios. Con todo, los Orphea siguieron siendo el centro de producci¨®n cinematogr¨¢fica de Catalu?a durante a?os y entre 1933 y 1935 en ellos se rodaron 21 pel¨ªculas.
Los primeros a?os de funcionamiento no estuvieron exentos de incidencias, algunas econ¨®micas, como el impago del alquiler al Ayuntamiento de Barcelona, de 20.000 pesetas anuales, que les llevaron casi al desahucio, detalla Riambau en el libro Laya Films (L'Aven?) en el que dedica parte de un cap¨ªtulo a los estudios Orphea.
La industria del doblaje en Espa?a
Durante el acto de homenaje a los estudios Orphea, realizados ayer en el auditorio del Caixaforum, se record¨® el trabajo de recreaci¨®n del mundo sonoro de las pel¨ªculas en sincron¨ªa con la imagen. Lo hicieron tres artistas, dirigidos por Kiku Vidal, auxiliados con todo tipo de objetos para reproducir los sonidos de un montaje audiovisual de pel¨ªculas antiguas de Barcelona que se proyectaba en la pantalla: cajas de madera para pisar, sierras, martillos, botellas.....
Una sonorizaci¨®n que fue importante en los a?os del cine mudo y que luego con la llegada del sonido qued¨® eclipsada. En su lugar emergi¨®, con fuerza, el? doblaje de las pel¨ªculas. Porque Espa?a, como Alemania e Italia, optaron masivamente por el doblaje a sus respectivas lenguas frente a la versi¨®n original subtitulada que fue la opci¨®n del resto de los pa¨ªses europeos.
Al estallar la Guerra Civil, los estudios fueron intervenidos por la CNT: ¡°Pero eso no supuso que se hicieran pel¨ªculas revolucionarias salvo algunas excepciones ¡ª como Barrios Bajos (Pedro Puche, 1937) ¡ªy eso fue as¨ª porque El¨ªas se encarg¨® de que la mayor¨ªa de las pel¨ªculas fueran comerciales y se alejaran de los ideales¡±, concret¨® Riambau. Un tipo de cine que, adem¨¢s, era el preferido de un p¨²blico que, pese a los tiempos de guerra, llenaba las salas que ofrec¨ªan programas dobles a los que sumaban el noticiario y un espacio de dibujos animados. Los estudios sufrieron un incendio en febrero de 1936 aunque en aquella ocasi¨®n sobrevivieron a las llamas y la producci¨®n se reanud¨®.
Pasada la Guerra Civil, los estudios volvieron a la propiedad privada y reanudaron los rodajes de pel¨ªculas. A lo largo de sus 30 a?os de existencia, en los Orphea se rodaron 150 largometrajes. Entre ellos Mar¨ªa de la O, que dirigi¨® el propio El¨ªas en 1936; El ¨²ltimo cupl¨¦ (Juan de Ordu?a, 1957), con Sara Montiel; Sierra de Teruel (Andr¨¦ Malraux, 1938) y la ¨²ltima de ellas La bella Lola (Alfonso Balc¨¢zar, 1962), poco antes de que el fuego destruyera los estudios y que el pabell¨®n desapareciera del recinto ferial de Montju?c.
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