Aniversario en un escenario sombr¨ªo
La parafernalia oficial no ha podido ocultar la realidad del desgaste pol¨ªtico y social que vive el pa¨ªs cuando se cumple el per¨ªodo m¨¢s largo de estabilidad constitucional
El escenario podr¨ªa describirse as¨ª. En el centro y en diversos planos, las movilizaciones del malestar ciudadano en el reinado de la desigualdad, los rostros de la crisis del poder judicial, las im¨¢genes m¨¢s o menos borrosas por la distancia y la reclusi¨®n de Carles Puigdemont y de Oriol Junqueras, todav¨ªa iconos de la cuesti¨®n catalana a juzgar por la rabia con que Albert Rivera se refiere a ellos, los murmullos sobre la monarqu¨ªa con las Universidades abriendo simb¨®licamente la veda de los refer¨¦ndums republicanos, las aguas sucias de la corrupci¨®n que siguen descabalgando gobiernos, las voces del cambio reducidas hoy al feminismo y al ecologismo, la derecha vociferante que viaja al t¨²nel del tiempo de la restauraci¨®n reaccionaria y una izquierda a la que ya no basta la sonrisa de Pedro S¨¢nchez, que no se sabe si no se encuentra o si ni siquiera se busca.
En las esquinas, dos im¨¢genes de ¨²ltima hora: a la derecha, Vox, a caballo de 400.000 votantes en Andaluc¨ªa, un partido defensor del estatus quo econ¨®mico que vende rabia antifeminista, patriotismo cuartelero y xenofobia contra la inmigraci¨®n para gozada de los sectores pudientes m¨¢s reaccionarios y para encandilar a los m¨¢s desconcertados. A la izquierda, los ecos, tapados por las paredes de la c¨¢rcel, de la huelga de hambre de cuatro dirigentes independentistas, que se propone como contra imagen del triunfalismo constitucional.
En este contexto se ha conmemorado el 40 aniversario de la Constituci¨®n espa?ola de 1978. Por m¨¢s que las instituciones hayan cerrado filas en su defensa, la parafernalia oficial no ha podido ocultar la realidad del desgaste pol¨ªtico y social que vive el pa¨ªs cuando se cumple el per¨ªodo m¨¢s largo de estabilidad constitucional que Espa?a ha conocido. Y los hechos dan la raz¨®n a los que piensan que el problema no est¨¢ en la Constituci¨®n sino en el modo en que se ha aplicado. Una Constituci¨®n abierta se ha ido cerrando en su pr¨¢ctica hasta convertirla en un cors¨¦ como ocurri¨®, por ejemplo, con la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto de Catalu?a, o con la destructiva pr¨¢ctica pol¨ªtica de transferir a los juzgados problemas exclusivamente pol¨ªticos. Cualquier iniciativa de reforma recibe la misma respuesta: no se dan las condiciones para un pacto pol¨ªtico que haga posible una actualizaci¨®n de la Constituci¨®n. Y al mismo tiempo, la inercia dominante en los poderes del Estado es su aplicaci¨®n restrictiva y excluyente.
La izquierda necesita un proyecto que movilice para sacarnos de la estrategia de la decadencia
La derecha ha escogido su camino. Estrechar el campo de juego, sentar las bases de un neoautoritarismo, conforme a los vientos que corren en Europa. La derecha espa?ola tiene una concepci¨®n tan patrimonial del pa¨ªs que ni siquiera es capaz de celebrar que un partido surgido de las m¨¢rgenes del sistema como Podemos se haya integrado perfectamente en las instituciones. Para la derecha, palabra de Aznar, s¨®lo Vox, Partido Popular y Ciudadanos forman parte del bloque constitucional. Y la izquierda tiene que salir de esta doble trampa: la del patriotismo de v¨ªa estrecha y la de la sumisi¨®n incondicional a las exigencias del poder econ¨®mico. Que el PP sea incapaz de aceptar que el salario m¨ªnimo espa?ol suba a 900 euros da la medida de la dependencia que le gu¨ªa.
Ante esto, la izquierda no puede ser s¨®lo un cambio de imagen, que como se est¨¢ constatando se apaga con la misma velocidad a la que se ilumina. Podemos est¨¢ haciendo el viaje hacia la socialdemocracia que el PSOE abandon¨®, hay campo para encontrarse y para complementarse, en un momento en que la derecha se desplaza al extremo y cualquier alianza de centro es pura ilusi¨®n. La izquierda tiene que hacer un esfuerzo para reconocer la realidad. ?Por qu¨¦ en Andaluc¨ªa los votantes que abandonaron al PSOE no fueron a Podemos? ?Por qu¨¦ hay ciudadanos que votan el PP o a Vox en contra de sus propios intereses? La izquierda necesita un proyecto que movilice, para sacarnos de la estrategia de la decadencia, fundada en la prepotencia y en la construcci¨®n del enemigo y de la rabia, en la que la derecha est¨¢ instalada. No basta con un goteo de medidas de impacto medi¨¢tico, mimbres sueltos que no hacen cesto. La democracia vive una crisis de representaci¨®n. Y si se quiere romper la inercia que nos lleva al autoritarismo hay que recuperar la conexi¨®n perdida con los ciudadanos. Representar es tambi¨¦n escuchar, reconocer y dar la palabra.
?Por qu¨¦ hay ciudadanos que votan el PP o a Vox en contra de sus propios intereses?
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