La ¡°liberaci¨®n¡±, antes y despu¨¦s
¡®Life¡¯ muestra una plaza de Catalunya medio llena el 26 de enero de 1939
Han pasado ochenta a?os y a¨²n recordamos/conmemoramos la ca¨ªda/ocupaci¨®n de Barcelona el 26 de enero de 1939. Algunos de los elementos m¨¢s desvergonzados de Vox o del Partido Popular quiz¨¢s todav¨ªa hablar¨ªan de la ¡°liberaci¨®n¡±; con los neofalangistas de Ciudadanos pasar¨ªa algo parecido. Ser¨ªa interesante saber qu¨¦ dice el candidato Manuel Valls; quiz¨¢s se har¨ªa un l¨ªo. Han pasado ochenta a?os, pero no es suficiente tiempo para cicatrizar la terrible herida que el fascismo espa?ol (en el cual militaban muchos catalanes que, con el tiempo, curiosamente, se convirtieron en gente liberal, catalanista moderada y sensata, mon¨¢rquica...) provoc¨® en la ciudad y en Catalu?a en general. No ha pasado suficiente tiempo cuando a¨²n hay gente que intenta matizar, relativizar el desastre o, sencillamente, se?alar los vencidos como los causantes del desastre. O exigen que no se conmemore m¨¢s, en nombre de la ¡°concordia¡± y la ¡°convivencia¡±.
Hagamos, pues, balance, porque es bueno recordar aquello que sufri¨® Catalu?a y aquello que todav¨ªa tenemos que saber de aquellos a?os de sangre y fuego. Sabemos que la ca¨ªda de Barcelona, como el conjunto de la guerra, se puede explicar con la magn¨ªfica met¨¢fora m¨¦dica de V¨ªctor Ruiz Alb¨¦niz tantas veces justamente recordada: ¡°Un castigo b¨ªblico (Sodoma, Gomorra) para purificar la ciudad roja, la sede del anarquismo y del separatismo..., como ¨²nico remedio para extirpar esos dos c¨¢nceres miedo el termocauterio implacable¡±. Ochenta a?os m¨¢s tarde, Josep Borrell la actualiz¨®: ¡°Antes de coser las heridas, hay que desinfectarlas, si no, se pudren¡± (15 diciembre 2017). Tendr¨ªamos que tener, sin embargo, una buena investigaci¨®n sobre los discursos del odio del fascismo espa?ol (incluyendo las met¨¢foras m¨¦dicas), no s¨®lo en relaci¨®n en la Barcelona roja y separatista, sino al conjunto del proyecto republicano reformista y democr¨¢tico, barrido a partir del 18 de julio de 1936 en toda Espa?a.
Conocemos bien la entrada de las tropas fascistas italianas y espa?olas a la ciudad, las primeras medidas, locuciones radiof¨®nicas, las primeras represiones. Pero, ?cu¨¢nta gente, realmente, sali¨® a la calle? En un n¨²mero de la revista norteamericana Life, de febrero de 1939, se ve una fotograf¨ªa de la plaza de Catalu?a el 26 enero, tomada desde una azotea de la zona. S¨®lo hay gente en el centro de la plaza. Las filmaciones oficiales no aportan ning¨²n plan general. Es un detalle importante: ?Cu¨¢ntas veces hemos o¨ªdo decir que las multitudes barcelonesas salieron a la calle para saludar a los ¡°liberadores¡±? ?Cu¨¢nta gente se qued¨® en casa?
Sabemos las l¨ªneas generales de actuaci¨®n del R¨¦gimen Especial de Ocupaci¨®n, un estado de excepci¨®n ¨²nico, que no se impuso en ninguna otra parte, y que dur¨® hasta agosto de 1939 para Barcelona y su provincia. ?De d¨®nde sali¨® la idea? ?C¨®mo se dise?¨®? ?Con qu¨¦ criterios? Probablemente, estas y otras preguntas (c¨®mo se planific¨® la ocupaci¨®n de viviendas vac¨ªas para los oficiales del ej¨¦rcito fascista que llegaban aquellos d¨ªas; cu¨¢les eran las instrucciones precisas de actuaci¨®n de las fuerzas de ocupaci¨®n...) se pueden contestar zambull¨¦ndose en los archivos militares de Segovia, ?vila... El profesor Aram Monfort ya dio pistas clave en su investigaci¨®n sobre el campo de concentraci¨®n de Horta; por ejemplo, publicando uno de los mapas militares m¨¢s completos de c¨®mo se ten¨ªa que llevar a cabo la ocupaci¨®n de la ciudad: rutas de entrada, puntos de control...
Nos falta una monograf¨ªa que se titulara La ca¨ªda de Barcelona. Muchos recuerdan el gran trabajo de Herbert Lottman, La ca¨ªda de Par¨ªs. Tendr¨ªamos que poder reconstruir las semanas previas y posteriores al 26 de enero, a partir de coser todos los testigos (personales, institucionales) disponibles. No disponemos de la riqueza documental del caso franc¨¦s, donde la tradici¨®n de los diarios personales, correspondencias y biograf¨ªas y memorias, es ampl¨ªsima; pero habr¨ªa que intentarlo. Jaume Fabre, en su tesis doctoral sobre ¡°los que se quedaron¡± (los primeros tiempos de la Barcelona franquista), iba en esta direcci¨®n. El 1989 lo intent¨® el periodista Josep Pernau para toda Catalu?a.
Hemos avanzado mucho y en muchos campos. Con el libro Barcelona en postguerra (2014) se pudo aclarar bastante bien una parte importante de la gesti¨®n del primer consistorio, con Miquel Mateu al frente. Marc Gil puso letra y n¨²meros a la depuraci¨®n municipal.
Muchas preguntas y respuestas. Cuanto m¨¢s conocemos la ca¨ªda/ocupaci¨®n de la ciudad m¨¢s nos damos cuenta de la terrible dimensi¨®n de la terapia fascista prescrita para la ¡°sede del anarquismo y del separatismo¡±.
Francesc Vilanova es profesor de Historia Contempor¨¢nea de la UAB
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