El otro I+D: imaginaci¨®n m¨¢s desparpajo
Dos d¨¦cadas en el barrio dan para mucho, no solo para crear amistades irrompibles
¡°Soy la churrera de Alcorc¨®n¡±, as¨ª se presenta Joaquina Benavente, una cordobesa que lleg¨® a Madrid siendo una ni?a y que hered¨®, hace dos d¨¦cadas, el negocio de sus suegros en la localidad. A ella no le ense?¨® a hacer churros nadie, aprendi¨® por necesidad, porque a su marido, que era el que se encargaba de ellos, le hospitalizaron. Ech¨® mano del cl¨¢sico I+D, de la imaginaci¨®n m¨¢s el desparpajo, madrug¨® m¨¢s que nunca y fue probando hasta que consigui¨® el resultado adecuado.
Esa determinaci¨®n le sirvi¨® tambi¨¦n cuando fue a Catar, a petici¨®n de la Embajada de Espa?a, como maestra churrera. Vestida de chulapa, chapurreando ingl¨¦s y usando el traductor del tel¨¦fono, se las arregl¨® para mostrar a sus disc¨ªpulos c¨®mo preparar uno de nuestros desayunos m¨¢s t¨ªpicos.
¡°El mejor churro es el de toda la vida, amasado con paleta, de forma natural y sin maquinaria¡±, me explica y cuando le pregunto si requiere mucho m¨¢s esfuerzo, se se?ala los brazos y en mitad de una carcajada exclama, ¡°?m¨ªrame, de tener una talla 36, pas¨¦ a una 40 o una 42, por la musculatura que tengo! Yo no necesito gimnasio¡±.
No ser¨¢ la primera vez que se r¨ªa a lo largo de la entrevista. Joaquina contagia su alegr¨ªa, tanto es as¨ª, que adem¨¢s de la clientela habitual, un nutrido grupo de mujeres la flanquea. Forman parte de ¡°la gran familia¡±, un conjunto de personas (ojo, que ya superan las mil) que se juntan para viajar o para verse en la churrer¨ªa y hablar o hacer terapia.
¡°Ella y su marido son muy buenas personas, dan lo que tienen y m¨¢s y eso es de agradecer¡±, comenta Mar¨ªa Teresa G¨®mez. ¡°Es que un d¨ªa te encuentras sola, te vienes aqu¨ª y te ponen las pilas enseguida¡±, apunta Fresi Alonso.
Joaquina escucha atenta y con los ojos ba?ados en unas l¨¢grimas que su jovialidad no le permite derramar y luego, cambiando el tono, cuenta que los a?os le han demostrado que ¡°una aprende escuchando a los dem¨¢s. Ellos se desahogan, pero a m¨ª me encanta ayudarles por la cara que llevan cuando salen de aqu¨ª¡±.
Dos d¨¦cadas en el barrio dan para mucho, no solo para crear amistades irrompibles. Har¨¢ casi un lustro, un cliente habitual, que estaba acodado en la barra, dej¨® de respirar, as¨ª que llamaron a la ambulancia. Los minutos pasaban y ¨¦l comenz¨® a ponerse morado, de modo que Joaquina decidi¨® hacerle un masaje cardiorespiratorio que le salv¨®. ¡°Aprend¨ª a hacerlo viendo la tele, soy muy autodidacta. Me hubiera encantado ser doctora y ahora, soy doctora de churros¡±, suelta con gracejo, como si nada.?
Joaquina ha tenido mil vidas, dentro y fuera de su churrer¨ªa y le ha dado la vida a muchas de las personas que la aprecian y la visitan a diario. Sin embargo y pese a los momentos buenos, ya est¨¢ pensando en ceder el testigo del negocio a sus hijos para poder ocuparse de su madre y de su padre. ¡°Seguir¨¦ viniendo, solo que en lugar de levantarme a las 3:45 todos los d¨ªas, llegar¨¦ un poco m¨¢s tarde¡±. Tras o¨ªrla, sus amigas de ¡°la gran familia¡± respiraron tranquilas.
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