Esquerra y su victoria
Las fuerzas antidi¨¢logo no independentistas han sido duramente castigadas por las urnas
Una formaci¨®n independentista ¡ªEsquerra Republicana¡ª ha logrado por vez primera ser la fuerza pol¨ªtica m¨¢s votada en unas elecciones generales en Catalu?a. Lo hab¨ªa conseguido Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) en 2011, cuando todav¨ªa no se hab¨ªa producido su transustanciaci¨®n secesionista. Por ello, los resultados de Esquerra marcan un hito pol¨ªtico y rompen una tradici¨®n muy catalana consistente en que los comicios al Congreso siempre eran ganados por partidos de ¨¢mbito estatal, ya fueran el Partit dels Socialistes (PSC) o En Com¨² Podem (ECP), que tom¨® el relevo en las dos ¨²ltimas convocatorias.
Esquerra se convierte tambi¨¦n por primera vez en fuerza pol¨ªtica hegem¨®nica en el seno de independentismo, doblando el n¨²mero de diputados a Junts per Catalunya en unas elecciones que han contado con una de las participaciones r¨¦cords de la democracia (75,7%). Ambas formaciones soberanistas rozan el 40% de los votos emitidos.
Las fuerzas no independentistas antidi¨¢logo han sido duramente castigadas por las urnas. Los partidarios de aplicar el 155 permanente o de suprimir de un plumazo la autonom¨ªa han recibido un severo correctivo. Ciudadanos ha mantenido sus cinco diputados, pero el PP de Cayetana ?lvarez de Toledo ha perdido nada menos que cinco esca?os ¡ªse ha quedado con uno¡ª, lo que en nada compensa la irrupci¨®n del nacionalpopulismo de Vox que ha logrado representaci¨®n por Barcelona. Al cerrar los ojos, el independentismo no solo ha seguido ah¨ª sino que ha ganado las elecciones generales en Catalu?a.
Esquerra, hegem¨®nica y liberada de la tutela de Puigdemont, debe jugar un papel relevante en el di¨¢logo
Hubo momentos durante la noche electoral en que los datos daban una mayor¨ªa de progreso para la izquierda sin necesidad de recurrir a Esquerra o a Junts per Catalunya. Pero conforme avanzaba el recuento se dibujaba como imprescindible la participaci¨®n por acci¨®n u omisi¨®n del independentismo para investir presidente al socialista Pedro S¨¢nchez, a menos que una sorpresa ponga sobre la mesa un pacto PSOE-Ciudadanos. Resultar¨ªa una soluci¨®n inveros¨ªmil, pero nada es descartable. No hay que olvidar, como dec¨ªa Romanones, que en pol¨ªtica nunca jam¨¢s quiere decir hasta ma?ana.
Por lo tanto, el tablero pol¨ªtico, de no producirse un inesperado y trilero cambio en las reglas sostenidas durante la campa?a por los candidatos, sugiere que el di¨¢logo debe contribuir a desatascar la situaci¨®n pol¨ªtica en Catalu?a y en Espa?a en su conjunto. Y Esquerra, ahora ya liberada de la tutela de los exconvergentes de Carles Puigdemont, debe jugar un papel relevante. Los republicanos han de dejar de mirar por el retrovisor lo que hace su competencia independentista. No pueden volver a repetirse episodios como el voto contrario a la tramitaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado, que precipit¨® las elecciones generales de este domingo. Un Gobierno del PSOE con Unidas Podemos no es comparable con un Ejecutivo liderado por la derecha espa?ola con el apoyo del nacionalpopulismo, por mucho que se empecine en machacarlo la parte fundamentalista del independentismo catal¨¢n. Por parte del Gobierno central tambi¨¦n debe haber un cambio de actitud. Si el di¨¢logo es la herramienta fundamental de una democracia, debe ponerse sobre la mesa una propuesta para Catalu?a ya sea en forma de reforma constitucional o de consulta sobre la ampliaci¨®n del autogobierno por v¨ªa estatutaria. De otra manera, el bucle en el que se halla la pol¨ªtica catalana se perpetuar¨¢ y al abrir los ojos unos y otros seguir¨¢n ah¨ª, encastillados en sus respectivas posiciones.
De la falta de mayor¨ªas claras deben aprender las fuerzas pol¨ªticas. El di¨¢logo es una virtud y no una debilidad. Y la izquierda tiene ahora en sus manos la posibilidad de demostrarlo. La mayor parte de la ciudadan¨ªa espa?ola se ha manifestado por opciones que impulsan al menos te¨®ricamente la negociaci¨®n. Con el actual fraccionamiento pol¨ªtico resulta in¨²til esperar la vuelta de las viejas mayor¨ªas absolutas en las que tanto ha so?ado la derecha espa?ola para sus soluciones m¨¢gicas, que consisten en que los que piensen de otra forma se esfumen. Ni siquiera les dan los n¨²meros para impulsar la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n en el Senado. No hay pues que dejarse vencer por el ruido que generen la ultraderecha de Vox, un diezmado PP o unos Ciudadanos que han hecho de la confrontaci¨®n con el independentismo su modus vivendi pol¨ªtico.
En el otro lado, el independentismo responsable debe hacer pol¨ªtica. Y las urnas han dejado claro que dentro del soberanismo la iniciativa le corresponde a una Esquerra libre de tutelas.
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