Incerteza de las recomposiciones
Ser¨ªa una ingenuidad dar por hecho que el constitucionalismo en Catalu?a est¨¢ revitalizado, como dar por sentado que esa hipot¨¦tica nueva ERC va a entrar en los postulados de lealtad a la norma y la ley

El nuevo electrocardiograma pol¨ªtico tras las elecciones generales no resta inc¨®gnita al resultado de las pr¨®ximas municipales, auton¨®micas y europeas. Las recomposiciones pueden perfilar con m¨¢s precisi¨®n el estado de ¨¢nimo del electorado pero tambi¨¦n, y cada vez m¨¢s, causan incertidumbre. No se trata ¨²nicamente de a?orar el bipartidismo ¡ªpor otra parte, no finiquitado por completo¡ª pero lo cierto es que los vectores que entrelazaban el centro, en la alternancia entre centro-derecha y centro-izquierda, contribu¨ªan a afianzar el sistema de la democracia formal en contraposici¨®n al panorama fragmentario que engendran los extremos.
De ser cierto que Pedro S¨¢nchez pretende gobernar en solitario, el precio del apoyo parlamentario de Unidas Podemos puede ser estratosf¨¦rico. Para los analistas, esto significa m¨¢s impuestos y un mayor intervencionismo. Mientras que el PSOE intentar¨ªa suavizar las apariencias de su pol¨ªtica fiscal, Unidas Podemos buscar¨ªa presentar un escenario en el que, gracias a su presi¨®n, bajar¨ªan los impuestos a quienes tienen menor capacidad adquisitiva y los subir¨ªan para atajar los beneficios de los que m¨¢s tienen, como si no supi¨¦ramos que al final quienes padecen la presi¨®n fiscal son siempre los mismos: clases medias, aut¨®nomos, profesionales. En Catalu?a no parece importar en qu¨¦ medida las din¨¢micas econ¨®micas se ver¨ªan afectadas, si acaso, por la tasa Tobin o la tasa Google. Ese es uno los efectos frecuentes de una recomposici¨®n. Aunque est¨¦ a la baja, Podemos puede incidir en la cotizaci¨®n del Ibex, del mismo modo que Vox introduce en parte un nuevo lenguaje, que inicialmente tuvo su eco mim¨¦tico en el conjunto del centro derecha.
Si S¨¢nchez pretende gobernar en solitario, el precio del apoyo de Unidas Podemos puede ser estratosf¨¦rico
En el caso de una alcald¨ªa barcelonesa de ERC, es muy incierto saber a d¨®nde lleva tanto aventurismo hist¨®rico ni qu¨¦ significa para la ciudadan¨ªa, al igual que el sesgo de las elecciones a la C¨¢mara de Comercio de Barcelona. ERC ha sido parca en cualquier formulaci¨®n de un futuro para Barcelona, a diferencia de Manuel Valls. ERC est¨¢ en otras cosas: como de costumbre, le importa m¨¢s empe?arse en una rep¨²blica catalana independiente que ofrecer orden p¨²blico, seguridad jur¨ªdica y convivencia. De nuevo, una recomposici¨®n provoca inestabilidad, como ocurre con ERC. Su ventaja electoral ahora requiere estar pendientes, no de Waterloo ni de la presidencia incalificable de Quim Torra, sino de los gestos del diputado Rufi¨¢n o de si su partido critica o no la concesi¨®n de la Creu de Sant Jordi a N¨²ria de Gispert, versi¨®n exponencial y femenina del ayatol¨¢. El presunto pragmatismo de lo que ser¨ªa una nueva ERC es el resultado m¨¢s relevante de una recomposici¨®n pol¨ªtica, a la espera de que Oriol Junqueras urda en su celda los pros y contras del ¨¦xito electoral y si conviene que la hipot¨¦tica moderaci¨®n de ERC pase de las insinuaciones a la definici¨®n. De abandonar el unilateralismo de modo program¨¢tico y verificable, ?cu¨¢l ser¨¢ el grado de decepci¨®n en la masa independentista? De una parte, la claridad a veces atrae m¨¢s votos; de otra, la ambig¨¹edad tambi¨¦n tiene sus ventajas. De todos modos, cuesta imaginar que ERC acabe sometiendo su propuesta de independencia a la normativa constitucional que puso fin al plan Ibarretxe, dicho sea de paso, en gran beneficio electoral del PNV, seg¨²n hemos visto. En el mostrador, opci¨®n tercer estatuto.
Si asumimos un debilitamiento electoral del constitucionalismo en Catalu?a ¡ªa expensas de lo que Pedro S¨¢nchez ceda, pacte o vete¡ª, con ERC sustituyendo a CiU hay quien supone que volvemos a la tesis del pal de paller y a la recuperaci¨®n del espacio del catalanismo moderado. M¨¢s bien estar¨ªamos en una circunstancia antit¨¦tica porque la credibilidad de ERC es escasa. Por supuesto, reaparecer¨¢n los cientos de alcaldes agitando su vara, en celebraci¨®n de una victoria que entregar¨ªa a ERC mucho poder en las diputaciones y, por tanto, disponibilidad presupuestaria. Mientras, hasta que no se despejen tantas inc¨®gnitas, los riesgos para el orden constitucional mantienen su gravedad. No parece que las elecciones municipales lleven a un reequilibrio. M¨¢s bien, el c¨¢lculo es que, dados los resultados de las generales, regir¨¢ el efecto bandwagon, es decir, reiterar, sino incrementar, la recomposici¨®n expl¨ªcita en los resultados del domingo 28. Ser¨ªa una ingenuidad dar por hecho que el constitucionalismo en Catalu?a est¨¢ revitalizado, como dar por sentado que esa hipot¨¦tica nueva ERC va a entrar en los postulados de lealtad a la norma y la ley. La partida recomienza.
ERC est¨¢ en otras cosas: le importa m¨¢s empe?arse en una rep¨²blica catalana independiente
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