Lo que la Via Laietana se llev¨®
Una muestra del Arxiu Fotogr¨¤fic de Barcelona recupera im¨¢genes de los barrios derribados en 1908
La plaza del Oli, la calles Donzelles, Arc de la Gl¨°ria, Graciamat y Tapineria, el barrio de Sant Cugat del Rec¡ Son espacios de Barcelona, si bien no aparecen en el nomencl¨¢tor de la ciudad porque no existen desde hace un siglo, abatidos entre 1908 y 1913 para dejar espacio a la Via Laietana, que se llev¨® por delante 2.199 casas y edificios nobles. Pero las callejuelas estrechas y los descascarillados palacetes medievales compartimentados alojando gentes humildes y talleres y oficios ejercidos en los adoquines, el aire de la Barcelona vieja, han resurgido de la picota gracias a im¨¢genes de la ¨¦poca, que no se hab¨ªan visto desde 1913 en tal cantidad (un centenar, mayormente en positivos de ¨¦poca) y calidad (hay 36 copias digitales ampliadas, am¨¦n de 142 m¨¢s en pantallas). Son el fruto de la exposici¨®n La ciutat dels passatges. Abans de la Via Laietana, que hasta el 31 de octubre puede disfrutarse en el Arxiu Fotogr¨¤fic de Barcelona (AFB).
La g¨¦nesis de las im¨¢genes tiene alta carga emotiva. Desde 1895, los vecinos de los barrios de la Catedral, Sant Pere, Sant Cugat del Rec, Santa Caterina y La Ribera saben que est¨¢n afectados por el flamante Plan de Reforma Interior de Barcelona, que prev¨¦ que por ah¨ª se abra la entonces llamada Gran Via A, luego Via Laietana, supuesta exigencia de esos tiempos de culto al dios progreso: un acceso r¨¢pido al puerto desde la expansiva, burguesa y moderna Eixample, a partir de la necesaria prolongaci¨®n de Pau Claris. En 1907, ante la inminencia de unas obras que al final arrancar¨ªan con retraso, la Uni¨®n de Artistas plantea al Ayuntamiento recoger informaci¨®n gr¨¢fica de un mundo que va a desaparecer.
En enero de 1908 el Consistorio convocar¨¢ un concurso fotogr¨¢fico y de dibujo. Los participantes tendr¨¢n poco tiempo, apenas dos meses, porque el 10 de marzo de 1908, Alfonso XIII inaugura los derribos y el 3 de mayo las obras ya est¨¢n por doquier. ¡°El concurso obligaba a entregar tambi¨¦n negativos y placas de vidrio: as¨ª tenemos el ¨²nico registro fotogr¨¢fico masivo de ese territorio desaparecido, de los m¨¢s interesantes del patrimonio fotogr¨¢fico de Barcelona¡±, se?alan al alim¨®n los comisarios de la muestra, Jordi Calafell y Rafel Torella, del propio AFB.
Se recogieron entonces unas 600 im¨¢genes. El eje de la exposici¨®n de ahora son las series galardonadas en el concurso, dividido en categor¨ªas (calles y plazas, detalles...). El n¨²cleo duro de los ganadores representa otras tantas tipolog¨ªas de fot¨®grafos de la ¨¦poca: Adolf Mas (documentalista que ya gestaba su gran archivo), Narc¨ªs Cuy¨¤s (notable folklorista), Miquel Matarrodona (reconocido retratista) y Josep Pons Escrigas (el amateur con oficio).
Gracias a su trabajo, y al de Carles Passo y Joan F. Rovira, afloran bellos frontispicios de lo que en su momento fueron notables casas como la del Marqu¨¦s de Monistrol (M¨ªsser Ferrer, 6) o una carpinter¨ªa de la calle Fenosa, los dos herreros y un aprendiz de la cale de Burg¨¦s o el gran portal, con dos carros delante, del gran Hostal de Girona en la calle de L¡¯Oli. Es habitual que mujeres con delantal y pa?uelo en el pelo, muchos ni?os y gentes de oficios diversos miren al fot¨®grafo desde los portales. En la activa calle Graciamat, hay gente delante de la Vaquer¨ªa Suiza o se ve el horno de la panader¨ªa; en la calle Filateres a¨²n reza un cartel: ¡°Se lavan y estiran cortinas¡±. Las ampliaciones digitales permiten ver r¨®tulos, detalles y contemplar rostros, como el de la ni?a que mira a c¨¢mara desde un balc¨®n de la calle Tapineria, a tocar de las paredes de la capilla de Santa ?gata. Como los tiempos de exposici¨®n de las m¨¢quinas fotogr¨¢ficas eran largos, en muchas im¨¢genes aparecen personas que, movidas, asemejan fantasmas. La vida no se fue de las casas hasta minutos antes de que llegaran los obreros a derribarlas: tampoco se tardaba tanto en llevarse lo poco que se ten¨ªa.
Alg¨²n mensaje inc¨®modo deben transmitir las im¨¢genes porque no tuviero demasiado fortuna (a diferencia de los dibujos, m¨¢s conocidos, como un extraordinario Modest Urgell presente en la muestra, con una mujer ante un fuego en la calle): hab¨ªan de publicarse en libro y fasc¨ªculos, pero nunca fue as¨ª. Se expusieron apenas en el restaurante de la Ciutadella en 1908; luego, en 1913, en el Palau de Belles Arts y, salvo algunas en una muestra m¨¢s general en 2001, nunca m¨¢s se han visto.
¡°Las fotos documentan y nos hacen reflexionar sobre el final del crecimiento urban¨ªstico Vuitcentista y los inicios de la Barcelona metropolitana, industrial y de la cultura de masas¡±, dicen los comisarios. La apertura de la Via Laietana acab¨® afectando a m¨¢s de 10.000 personas, mayormente de clases populares, muchas de las cuales no contaron con apoyo institucional para ser reubicadas.
Lo que hab¨ªa de ser un eje financiero mut¨® en pura especulaci¨®n urban¨ªstica: la apertura, acabada como tal en 1913, tuvo un hiperb¨®lico ancho de 80 metros por 900 de largo... Una vitrina muestra la instant¨¢ena de la firma del acuerdo financiero de las obras entre el consistorio y el Banco Hispano Colonial, con Dom¨¨nech Sanllehy (alcalde) y notables como Manuel Arn¨²s (consultor bancario) o Ramon d¡¯Abadal (abogado), entre otros. Al lado est¨¢n algunas fotos del seguimiento de obras que hizo el funcionario Timoteu Colominas. ¡°Tambi¨¦n recibi¨® la orden de documentar posibles protestas, pero no hubo ninguna¡±, se?alan agudamente los comisarios. Quiz¨¢ la gente acept¨® su triste sino en aras de las palabras m¨¢gicas del momento: progreso, modernidad... ¡°Son esos consensos envenenados que se han ido dando en Barcelona ante eventos cruciales: exposiciones, juegos ol¨ªmpicos...¡±, sostiene Calafell. S¨ª, la gente pareci¨® encajarlo todo, pero en 1909 estall¨® la Setmana Tr¨¤gica.
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