Barcelona, cuestionada capital editorial de Iberoam¨¦rica
El debate sobre el peso internacional de la ciudad en el sector del libro cierra la cuarta edici¨®n del Foro Edita
El Foro Edita, el encuentro de debate anual sobre el libro y la edici¨®n que coorganizan el Gremio de Editores de Catalu?a y el m¨¢ster en Edici¨®n de la Universidad Pompeu Fabra, no deja de ser, entre otras cosas, una ambiciosa y excelsa manera de reforzar el papel de Barcelona como capital editorial en lengua castellana. Pero para ser fuerte, no hay que temer a nada, ni tan siquiera a cuestionarse si Barcelona es a¨²n en ese ¨¢mbito la capital de Iberoam¨¦rica, de lo que siempre se ha vanagloriado. Y ese fue justamente el ¨²ltimo de los temas en la jornada de clausura de la cuarta edici¨®n del foro. El resultado de un fantasma que ya asom¨® el a?o pasado deja las cosas en el aire: capital editorial-industrial, igual a¨²n; capital cultural, ya mucho m¨¢s discutible; y ojo con el nuevo y ascendente papel de las grandes ferias y festivales literarios como nodos de intercambio de contenidos y debate.
¡°Por historia y tradici¨®n, Barcelona ha sido capital de la edici¨®n iberoamericana, pero para que siga si¨¦ndolo tiene que abrirse m¨¢s a un di¨¢logo de ida y vuelta con Am¨¦rica Latina: casi no llegan autores ni libros sudamericanos a esta ciudad, ni tampoco trabajan en ella muchos ejecutivos de all¨¢¡ En ese contexto, M¨¦xico puede ser un contrapunto importante, con un mercado creciente porque el potencial literario de Buenos Aires no se corresponde con su situaci¨®n econ¨®mica¡±, fij¨® el mapa el editor mexicano Jos¨¦ Calafell, consejero delegado del Grupo Planeta en Am¨¦rica Latina. ¡°Tiene concentrado todos los eslabones de la cadena del libro; como centro de edici¨®n en castellano, me parece incuestionable; no me atrever¨ªa a decir lo mismo en relaci¨®n a Am¨¦rica Latina; las nuevas tecnolog¨ªas lo atomizan todo aun m¨¢s¡±, apunt¨® por su parte el malague?o criado en Venezuela Santiago Fern¨¢ndez de Caleya, director de Turner Libros.
Calafell, que piensa que la realidad espa?ola est¨¢ cada vez m¨¢s alejada de la latinoamericana, lo que se traduce en que ¡°entre el 50 y el 60% de lo que se lee en el continente es ya producci¨®n propia de Am¨¦rica latina¡±, coincidi¨® con la formulaci¨®n del sevillano Crist¨®bal Pera, director editorial de Vintage Espa?ol en Knopf Doubleday Publishing Group de EEUU, para quien ¡°las grandes ferias y festivales literarios van mutando y son claramente una nueva manera de capitalidad cultural¡±. ¡°Son nodos de intercambios fundamentales; la discusi¨®n est¨¢ ah¨ª y en las redes sociales¡±, redobl¨® la tesis el director de Turner. Preguntados por el periodista Juan Cruz, que moderaba la mesa, los tres participantes descartaron la v¨ªa de las ayudas p¨²blicas para ganarse capitalidades y prestigios. ¡°El 60% de los libros que se hacen en M¨¦xico son comprados por el Estado para la red educativa p¨²blica; no s¨¦ si es demasiado bueno tal interrelaci¨®n¡±, dej¨® caer Pera. ¡°El ambiente resultante es de dependencia, amordazador¡±, adjetiv¨® Fern¨¢ndez de Caleya, director de una editorial con doble sede en M¨¦xico y Espa?a.
Calafell, que reconoci¨® que si bien no hay intercambio de autores a trav¨¦s del Atl¨¢ntico ¡°tampoco se da un tr¨¢fico de autores entre los propios pa¨ªses latinoamericanos¡±, s¨ª pidi¨® ayuda al potente mundo editorial espa?ol, a trav¨¦s de los tratados comerciales internacionales, para atajar lo que calific¨® de ¡°uno de los peligros m¨¢s grandes de la industria editorial sudamericana y que la hace muy vulnerable: la inexistencia del precio ¨²nico del libro excepto en Argentina, porque en M¨¦xico, que tiene esa ley, no se aplica¡±. Al menos, quien tiene (o tuvo) capitalidad editorial, retuvo.
Gregorio Luri: ¡°Leer es sembrar el alma de palabras¡±
"El ni?o que crece sin libros presenta al terminar su escolaridad obligatoria un retraso de a?o y medio en conocimientos con respecto al que tiene 100 libros en casa, y de 2,2 a?os con respecto al que convive con m¨¢s de 500", asegur¨® el pedagogo y fil¨®sofo Gregorio Luri en la que sin duda fue una de las intervenciones m¨¢s celebradas del IV Foro Edita. Bajo el ep¨ªgrafe Sin educaci¨®n no hay lectura, desgran¨® una decena de consideraciones, que arrancaron con la premisa de que los humanos "no nacemos con una predisposici¨®n biol¨®gica similar a la que tenemos como con el habla", por lo que para animar a leer se requiere "un maestro que conozca su oficio" y, para asentar la lectura, "un medio rico en conocimientos". Si bien admiti¨® que no conoce "una did¨¢ctica que abra caminos hacia la literatura desde la literatura", s¨ª fij¨® que "es necesario hablar bien para leer bien" y que en Espa?a, mientras unos ni?os crecen escuchando dos mil palabras por hora, otros apenas escuchan 600. "A los tres a?os, el primero ha o¨ªdo 30 millones de palabras m¨¢s", sentenci¨®.
Cartesiano, pespunteando sus tesis con fino humor, el autor de libros como Mejor educados alert¨® de que si un lector se encuentra con un texto con un 80% de vac¨ªos de significado (aquello que no entiende), eso ralentizar¨¢ el famoso ritmo medio de 300 palabras por minuto. "Si la velocidad cae por debajo de 200 palabras, la tensi¨®n en la memoria de trabajo aumenta y se hace m¨¢s dif¨ªcil la comprensi¨®n".
La clave de todo est¨¢, opina, en los nueve a?os (tercero de Primaria) cuando, sostiene Luri, se da una revoluci¨®n intelectual, que consiste en "pasar de aprender a leer a aprender leyendo". Tras ratificar que "el buen lector distingue entre la estructura profunda y la superficial", algo vital hoy, y que la frecuencia de lectura cae del 70% (primaria) al 44,7% (entre 15 y 18 a?os), termin¨® recordando que "aprender a leer es aprender a escuchar a los grandes autores de la cultura occidental". En definitiva, cerr¨®, "leer es sembrar el alma de palabras; leer el mundo es empalabrarlo", dijo citando al recientemente fallecido monje y antrop¨®logo Lluis Duch.
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