Los que no quieren la condena
Dijo Gabriel Rufi¨¢n en el Congreso que septiembre ser¨¢ un mes muy dif¨ªcil para todos. Tiene raz¨®n, ser¨¢ dif¨ªcil para todos. Aunque tal vez para algunos m¨¢s que para otros
Dijo Gabriel Rufi¨¢n, en su ¨²ltima intervenci¨®n en el Parlamento de Madrid, a prop¨®sito de la fallida investidura de Pedro S¨¢nchez como presidente del Gobierno, que septiembre ser¨¢ un mes muy dif¨ªcil para todos. (Tal vez olvid¨® agregar que algo de responsabilidad de que eso sea as¨ª, ¨¦l y su partido tambi¨¦n la tuvieron). Pero s¨ª, tiene raz¨®n, ser¨¢ dif¨ªcil para todos. Aunque tal vez para algunos m¨¢s que para otros. Era evidente que Rufi¨¢n ten¨ªa presente el veredicto del Tribunal Supremo, en el mes de septiembre u octubre, al emitir ese pron¨®stico. Hace una semana, Sergi P¨¤mies, en su habitual columna de La Vanguardia, escrib¨ªa sobre una rama de la ciencia pol¨ªtica que est¨¢ haciendo furor estos d¨ªas entre tertulianos y opinadores de toda laya. La bautizaba, con su ingenio habitual, como sentenciolog¨ªa. Pues de esto va la cosa hasta que haya sentencia. Despu¨¦s vendr¨¢ puntualmente la postsentenciolog¨ªa.
En principio, nos imaginamos lo dif¨ªcil que ser¨¢ para los pol¨ªticos presos si el veredicto es condenatorio. Esto es tan obvio que no hace falta ni comentarlo, solo desear que no los condenen. Para los miembros de los partidos a los que estos pol¨ªticos presos pertenecen, se supone que tambi¨¦n ser¨¢ muy dif¨ªcil digerir una condena, algunas de ellas muy severas. Pero a tenor de lo que los dirigentes independentistas (Junts per Catalunya, Esquerra Republicana, ?mnium Cultural y la ANC) van anunciando ¡ªanuncios que m¨¢s de las veces se parecen bastante a amenazas¡ª, da la impresi¨®n de que casi quisieran que ocurriera lo peor. Incluso pareciera que solo les queda en la rec¨¢mara de sus pulsiones unilateralistas una condena a sus correligionarios.
No creo que al PP y Cs les desagrade (aunque procurar¨¢n disimularlo) demasiado una condena
Quedan los llamados unionistas o constitucionalistas: el Partido Popular y Ciudadanos. (Al PSC lo sigo considerando, por encima o por debajo de su defensa de la Constituci¨®n y de la Monarqu¨ªa, esencialmente un partido catalanista de izquierda). No creo que al PP y Cs les desagrade demasiado (aunque procurar¨¢n disimularlo lo mejor que puedan o sepan) una condena. De hecho, no han hecho otra cosa en sus campa?as electorales y poselectorales para que el Tribunal Supremo se incline por el castigo.
Dejo para el final el otro grupo para el que septiembre tambi¨¦n ser¨¢ dif¨ªcil. Este grupo es el de los que no quieren la independencia para Catalu?a. Quieren todo lo posible, todo lo negociable, menos la independencia. Quieren competencias blindadas, como las que enumer¨® en su d¨ªa Miguel Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n, casi sin tocar la Constituci¨®n, quieren el traspaso de los trenes de Cercan¨ªas, por ejemplo; quieren que dejen en paz la lengua y no la utilicen tan perversamente para ganar votos, quieren el reconocimiento de Catalu?a como naci¨®n. Como ven, cosas todas perfectamente asumibles, incluso para un gobierno de derecha civilizada. Para este no peque?o grupo, una sentencia condenatoria ser¨ªa una aut¨¦ntica desgracia pol¨ªtica. Para Catalu?a y para Espa?a. Y, por supuesto, dada esa misma consecuencia, para el propio grupo al que me refiero. ?Qu¨¦ habr¨ªa que hacer? ?Alegrarse? No, habr¨ªa que tener est¨®mago para eso y este grupo parece que no lo tiene. ?Hacer como si nada hubiera ocurrido? Bueno, se seguir¨¢ acudiendo al trabajo, llevando a los ni?os al colegio, escuchando la radio y viendo jugar al Bar?a. Pero eso no quitar¨¢ que los d¨ªas de septiembre (octubre o el mes que sea) se les hagan insufribles a los que no desean la independencia de Catalu?a, pero tampoco que se castigue como medida de escarmiento por las grav¨ªsimas imprudencias jur¨ªdicas (s¨ª, jur¨ªdicas) que se cometieron en aras de unas innecesarias fronteras, ej¨¦rcito y embajadas propias.
A los que no quieren la independencia, no les quedar¨¢ m¨¢s remedio que lamentarlo si la sentencia fuese condenatoria
Al grupo de los que no quieren la independencia de Catalu?a, sino todo lo negociable para el bien de sus ciudadanos, no le quedar¨¢ m¨¢s remedio que lamentarlo profundamente si la sentencia fuese condenatoria. Por el momento, solo les queda rogar que los componentes de tan alto organismo judicial sean pragm¨¢ticos (y misericordiosos con los acusados de delitos jur¨ªdicos), y se decidan por el enorme ejemplo de decisi¨®n pol¨ªtica que llevar¨ªa consigo la absoluci¨®n de todas esas personas.
Si ello no fuese as¨ª y el se?or Marchena y compa?¨ªa, se decantaran por la condena de los acusados, ya puede ir el Gobierno preparando el terreno para un indulto. La declaraci¨®n unilateral de independencia fue la burda puesta en escena de una utop¨ªa fraguada al socaire de los no menos enormes errores del Gobierno de Mariano Rajoy y el PP. Y no se puede condenar a tantos a?os de prisi¨®n solo por ser tan malos actores. O pol¨ªticos.
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