Ba?o de realismo en Sitges
Una exposici¨®n en el Palau Maricel reivindica la obra figurativa creada entre 1917 y 1936 por artistas como Picasso, Dal¨ª, Togores y ?ngeles Santos
Los movimientos y los ismos clasifican el arte en periodos, con el peligro de que muchas obras no acaben encajando, porque las cosas, y en el arte menos, no siempre son blanco o negro, sino que tienen muchos matices y los c¨¢nones y las etiquetas pierden vigencia. Es lo que ocurre con las obras que pueden verse en la exposici¨®n Realisme(s) a Catalunya (1917-1936). Del Picasso cl¨¤ssic al Dal¨ª surrealista, que muestra (hasta el 13 de octubre) c¨®mo el contexto europeo de entreguerras y los encuentros y divergencias de este periodo de grandes transformaciones sociales y pol¨ªticas, marcaron a los artistas catalanes y sus obras.
La exposici¨®n, comisariada por la historiadora del arte Mariona Seguranyes, reivindica las obras de vanguardia figurativa de artistas que quedaron ocultos por el Noucentismo. Y lo hace a trav¨¦s de unas cuarenta pinturas y dibujos procedentes de 23 museos y centros de arte, adem¨¢s de coleccionistas privados, realizados por una treintena de artistas. Entre ellos, los grandes Pablo Picasso, Salvador Dal¨ª y Joan Mir¨®, pero tambi¨¦n Alfred Sisquella, Josep de Togores, ?ngeles Santos, Pere Pruna y todo un descubrimiento, Feliu Elias. ¡°Existe una figuraci¨®n nueva, un realismo m¨¢gico catal¨¢n¡±, asegura Seguranyes al inicio del recorrido.
Aunque los nuevos realismos en Catalu?a tuvieron sus referentes en el primer cubismo y en los conceptos del primitivismo y mediterranismo de principios del siglo XX en autores como Joaqu¨ªn Torres-Garcia, Aristides Maillol o Joaquim Sunyer, el referente principal ¡ªcomo no pod¨ªa ser de otra manera¡ª de todos estos artistas fue Pablo Picasso, como pone en evidencia el imponente Arlequ¨ªn pintado en 1917 durante la estancia del malague?o en Barcelona que ha prestado el museo barcelon¨¦s del artista y que recibe al visitante. ¡°En cierto modo simboliza el retorno de Picasso al orden, tras el estallido del cubismo. Fue una obra muy observada y meditada¡±, explica Seguranyes. Picasso tambi¨¦n ayud¨® a sus colegas de profesi¨®n ofreci¨¦ndoles contactos con marchantes de Par¨ªs, tal y como desvela la correspondencia que puede verse en la muestra. Entre ellos, Francesc Domingo, Pere Pruna, Mariano Andreu y Manuel Humbert, adem¨¢s de Mir¨® y Dal¨ª, al que recibi¨® en su taller en 1926, tal y como siempre record¨® el de Figueres. En el estudio Figuras tumbadas en la arena, el genio surrealista dibuj¨® unos personajes femeninos que bien pueden pasar por hechos por Picasso.
¡°Todos ellos, en un momento u otro, se dejaron llevar por Picasso, sus arlequines, sus mujeres mediterr¨¢neas y su universo¡±, explica Seguranyes. Al faro que supuso la presencia directa o en la lejan¨ªa de Picasso se le sum¨® el hecho de que Barcelona, a causa de la Primera Guerra, se hab¨ªa llenado de artistas extranjeros refugiados, muchos de ellos destacados representantes de las vanguardistas art¨ªsticas. La guinda la puso la celebraci¨®n tambi¨¦n en 1917 de la Exposici¨®n de Arte Franc¨¦s, que reuni¨® a casi 1.500 obras, un gran evento que dio la puntilla al Noucentismo y provoc¨® que los artistas buscaran una realidad nueva. ¡°Muchos autores optaron por la renovaci¨®n de su lenguaje pl¨¢stico, pero sin renunciar a la figuraci¨®n¡±, apunta la comisaria.
La muestra presenta un itinerario cronol¨®gico desde los primeros pintores, muchos desconocidos o poco expuestos, ya que algunas de las obras reunidas pertenecen a colecciones particulares. In¨¦dito es el Retrato de Roser Soler Torroella, pintado hacia 1928 por su prima, una joven ?ngeles Santos. Poco vistas, la obra maestra Jugadores de billar, pintada en Par¨ªs por Josep de Togores en 1920, que invita a fijarse en todos los detalles de la ropa de los hombres; el colorido Palco d¡¯enveltat, de Francesc Vayreda (1921), la media docena de magn¨ªficas obras de Feliu Elias, uno de los mejores representantes en Catalu?a de la nueva objetividad alemana como rechazo al expresionismo. Entre ellas la imagen de la exposici¨®n, la exquisita La galer¨ªa (1928), que recuerda incluso al gran Vermeer. ¡°El realismo m¨¢gico fue una forma de evasi¨®n de la muerte y destrucci¨®n de la Primera Guerra Mundial de toda esta generaci¨®n de artistas¡±, explica la comisaria. Ser¨¢ por eso que muchos de los personajes retratados tienen un aire melanc¨®lico y triste.
La muestra se cierra con obras metaf¨ªsicas impulsadas por Giorgio de Chirico, que tanto entusiasm¨® a Dal¨ª, que lo difundi¨® aqu¨ª e influy¨® en autores como Antoni Garcia Lamolla, Ramon Calsina, adem¨¢s de ?ngeles Santos. El surrealismo de ?ngel Planells, tan cerca siempre est¨¦ticamente a Dal¨ª que a veces se confunden, est¨¢ presente con Crim perfecte (1929). La muestra termina con el estallido de la Guerra Civil, que como ocurri¨® con todo supuso una enorme ruptura que cost¨® mucho tiempo en superar.
La exposici¨®n es la primera producci¨®n de la Xarxa de Museus de Catalunya. Despu¨¦s de Sitges se podr¨¢ ver en Valls (octubre 2019-enero 2020) y Olot (febrero-mayo 2020) en una versi¨®n ampliada, pero que no podr¨¢ contar con el magn¨ªfico Arlequ¨ªn picassiano, que desde Sitges volver¨¢ a su residencia habitual de la calle Montcada.
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