El Sal¨®n Er¨®tico de Barcelona cambia de postura
El evento mantiene el sexo en vivo, pero apuesta por la formaci¨®n y el arte y se abre a nuevos p¨²blicos
Vero, Jennifer e Ivette ¡ª¡°con e final y dos t, por favor¡±¡ª encajan a la perfecci¨®n con la nueva filosof¨ªa que parece impregnar el Sal¨®n Er¨®tico de Barcelona. Son veintea?eras (como el evento, que este domingo concluye su 27? edici¨®n) y han venido a curiosear y a formarse. ¡°Nos enteramos de que este a?o iba a haber talleres y hemos vendido a aprender, a encontrar nuevos juguetes er¨®ticos...¡±, cuenta Ivette. ¡°Es nuestra primera vez. Cada vez nos da menos verg¨¹enza venir a estas cosas¡±, a?ade Jennifer.
Si estas tres chicas representan, quiz¨¢s, el futuro del evento, Rafa simboliza su pasado. Llaman a un voluntario al escenario y Rafa sube sin dudarlo. ¡°?A disfrutar!¡±, anima la speaker. All¨ª le quitan el pantal¨®n de ch¨¢ndal y le enganchan un dildo gigante a la cintura con el que penetra, desde atr¨¢s, a una joven rubia desnuda que finge pas¨¢rselo en grande. Vero, Jennifer e Ivette se cruzan con Rafa, que baja sonriente del escenario donde se arremolinan decenas de personas ¡ªhombres solos, pero tambi¨¦n parejas y chicas¡ª mientras algunos lo han grabado todo pese a que, en teor¨ªa, est¨¢ prohibido. ¡°Es una escena que cosifica a la mujer, siempre se da el punto de vista del hombre¡±, protesta Vero, la m¨¢s joven de las tres amigas. Jennifer replica: ¡°?Pues bien que te has re¨ªdo!¡±.
Dos mundos ¡ªy otros cuantos m¨¢s¡ª conviven en esta edici¨®n del Sal¨®n Er¨®tico que sus organizadores pretenden revolucionaria. Lo viejo y lo nuevo. El porno de siempre y las nuevas formas de amor. El sexo faloc¨¦ntrico y el empoderamiento de la mujer. Los se?ores que se agolpan ante el escenario ¡ªeste a?o no tanto porque se han colocado vallas de separaci¨®n, como en los conciertos¡ª para ver un espect¨¢culo de sexo en vivo y las parejas que abarrotan un taller sobre sexo anal. ¡°Todo lo anal tiene que venir con un tope¡±, advierte la profesora, que explica las bondades de una bala (no es munici¨®n sino, por lo visto, un juguete sexual) para alcanzar el placer. ¡°A esta la han llamado Ave Mar¨ªa porque, como en la canci¨®n de Bisbal, te lleva al mismo cielo¡±.
Carles Vald¨¦s, codirector del Sal¨®n, reivindica el cambio de rumbo de 2019, que sin duda se adapta mejor al esp¨ªritu de los tiempos. Admite que el nuevo enfoque puede alejar al p¨²blico m¨¢s tradicional. Pero no le importa. Est¨¢ orgulloso de la ¡°mayor calidad art¨ªstica¡± de los espect¨¢culos. Y de que en el sal¨®n quepan todas las tendencias, del slow sex al sexo t¨¢ntrico o el shibari, el arte japon¨¦s de atar el cuerpo de forma er¨®tica.
Entre show y show se emiten v¨ªdeos sobre la necesidad del consentimiento. Y en los vestuarios del pabell¨®n de La Vall d¡¯Hebron ¡ªque acoge el evento¡ª se representan miniobras de teatro de 10 minutos para concienciar sobre las agresiones sexuales. En Sex Mirror, dos actores (pareja en la vida real) interpretan una violaci¨®n salvaje en lo que pretende ser una cr¨ªtica a las manadas. El p¨²blico decide si quiere ver la escena hasta el final.
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