¡®El jovencito Frankenstein¡¯ vuelve cantando y bailando
Recala en el Teatre T¨ªvoli la versi¨®n espa?ola del musical sobre la inolvidable pel¨ªcula de Mel Brooks
¡°El monstruo ha salido a tomar un caf¨¦, pero ah¨ª tienes a Frankenstein para lo que quieras¡±. El foyer del T¨ªvoli presenta un ambiente transilvano en la original rueda de prensa, con el cient¨ªfico y otros raros personajes, uno con joroba, deambulando. ?El doctor Frankenstein, supongo? El individuo vestido de frac, con pelo rizado y bigote asiente muy metido en el papel. Parece a punto de decir, ¡°no, Fronkonstin¡±. Es Victor Ullate Roche, el actor que encarna al descendiente del famoso resucitador, el moderno Prometeo de Mary Shelley, en el musical El jovencito Frankenstein, de Mel Brooks, a partir de la famosa parodia cinematogr¨¢fica de 1974 del mismo director. El espect¨¢culo, versi¨®n espa?ola del que se vio en Broadway en 2007 y que se volvi¨® a montar en el West End londinense en 2017, donde sigue en cartel, llega a Barcelona tras presentarse en Madrid. Producci¨®n de Letsego ¨Clos mismos de Dirty Dancing, la saga The Hole y La familia Addams- lo dirige Esteve Ferrer y en el reparto est¨¢n Anna Herebia (Inge), Marta Ribera (Elizabeth) y Teresa Vallicrosa (Frau Bl¨¹cher ¨Cp¨®ngase aqu¨ª un relincho de caballo-).
Como el c¨¦lebre filme, el musical cuenta la historia del nieto de Victor Frankenstein, Frederick, cient¨ªfico estadounidense que reniega de las teor¨ªas y experimentos de su antecesor, pero que se ve inmerso en los mismos (c¨®micos) horrores al aceptar la herencia de su abuelo e instalarse en su castillo y su laboratorio. ¡°Yo soy un gran fan de la peli¡±, explica Ullate, ¡°y al enterarme que se hac¨ªa el musical y de que, adem¨¢s, lo dirig¨ªa Esteve, acept¨¦ encantado interpretarlo¡±. El actor asegura que el espect¨¢culo ¡°no tiene nada que envidiar a la pel¨ªcula, est¨¢n pr¨¢cticamente los mismos gags y adem¨¢s tiene el atractivo del formato musical¡±. Su Frankenstein se parece mucho al de Gene Wilder. ¡°No te creas, lo he trabajado mucho por mi cuenta y creo que aporto cosas nuevas. Por supuesto que hay un aire, es normal¡±.
De la novela original de Mary Shelley, ¡°una joya¡±, se?ala que aunque el musical y la pel¨ªcula son una parodia, ¡°est¨¢n llenos de gui?os y te lo recuerdan todo¡±. A?ade que Brooks incorpor¨® la atm¨®sfera de los filmes cl¨¢sicos sobre Frankenstein y eso le da la p¨¢tina g¨®tica caracter¨ªstica. Uno de los peligros de la funci¨®n, reflexiona, es que al estar en directo tienes que controlarte todo el tiempo para no re¨ªrte t¨² mismo. Su gag favorito es el de cuando su personaje se clava el escalpelo ¨¦l mismo en la pierna en un arrebato de pasi¨®n cient¨ªfica tras asegurar que el trabajo de su abuelo ¡°era caca¡±.
Le pregunto pill¨ªn al monstruo? cu¨¢l es su trozo favorito esperando que me conteste ¡°mi enorme schwanzstucker¡± para apostillar en falsete ¡°?ah, dulce misterio de la vida!¡±, pero dice que el que m¨¢s le gusta es el momento en que Frankenstein y su criatura se ponen a bailar
Frankenstein tiene que irse ¨Cle esperar¨¢ alg¨²n experimento- pero aparece su ayudante, el inefable Igor (Jordi Vidal). Le digo que es muy alto y contesta que no pretender¨¦ que vaya todo el rato encorvado, que es muy cansado y m¨¢s los d¨ªas que tienes dos funciones. Al preguntarle por las diferencias con el recordado Marty Feldman me mira muy fijamente. Aj¨¢. ¡°Con los ojos no he podido hacer nada, en realidad tomo un 50 % de ¨¦l, y el resto es m¨ªo¡±. Comparten joroba, apunt¨®. ¡°S¨ª y eso me hace ir abajo todo el rato¡±. Explica que en su personaje hay muchos gags de la peli y alguno nuevo. El musical tambi¨¦n ha a?adido localismos y ha evitado algunas referencias que eran muy en clave estadounidense. Al preguntarle por dos de los gags famosos, el de ¡°podr¨ªa ser peor, podr¨ªa llover¡±, en el cementerio, y el de ¡°ap¨®yese¡±, cuando Igor le ofrece su min¨²sculo bast¨®n a Frankenstein, ladea la cabeza y chasquea la lengua. ¡°Esos precisamente no est¨¢n, y mira que est¨¢n el 99 %¡±.
?Hacer de Igor es duro? ¡°Mucho, me he adelgazado cinco kilos¡±. Su personaje muchas veces roba la funci¨®n. ¡°En realidad es una obra muy equilibrada, es verdad que Igor tiene algunos de los gags m¨¢s famosos, pero en el musical est¨¢ todo m¨¢s repartido que en la pel¨ªcula¡±. A todas estas, el monstruo sigue desaparecido. Y no hay viol¨ªn o cuerno que hacer sonar. I?aki Fern¨¢ndez, el productor art¨ªstico sale al paso, pero no es lo mismo. ¡°Fui a Londres y vi el musical y me pareci¨® que hab¨ªa que traerlo. Es una gran comedia llena de picard¨ªa y de humor inteligente. Esteve ha llevado algunos gags m¨¢s hacia la actualidad¡±. El director, que se suma a la conversaci¨®n, parece feliz, contagiado de la obra. ¡°El musical es un gran homenaje a la pel¨ªcula, de la que soy muy fan, un verdadero parque tem¨¢tico del filme. El propio Mel Brooks consideraba este su mejor trabajo¡±. Ferrer reconoce que el 200 aniversario de la novela, el a?o pasado, contribuy¨® a que decidieran hacer el musical. ¡°La de Mary Shelley es una creaci¨®n excepcional que ha dado origen a much¨ªsimas obras muy diferentes, es l¨®gico que durante el aniversario se rindiera homenaje al mito y a su autora. El jovencito Frankenstein es sin duda la mejor parodia que se ha hecho y Brooks que acert¨® con el filme volvi¨® hacerlo con el musical, que es un g¨¦nero que, al poner a los personajes a cantar y bailar, permite otra vuelta de tuerca m¨¢s de comicidad¡±. Esteve alaba la calidad de los musicales del pa¨ªs, en el que ha crecido, destaca, la experiencia vocal e interpretativa. Hablando de gags, le recuerdo el ¡°vaya par de aldabas¡±, ante la puerta del castillo, con la lozana Inga respondiendo ¡°oh, gracias doctor¡±. ¡°Quer¨ªa quitarlo pero no ha habido manera, amigos frikis que tengo me amenazaron incluso con no venir a verla el musical si lo suprim¨ªa. Queda como homenaje al original pero, claro, hoy no lo pondr¨ªas¡±.
A todas estas, llega del bar el monstruo (Albert Gr¨¤cia), que debe haber confundido el carajillo con el Mistol, porque est¨¢ verde, jajaja. Me mira desde arriba (lleva unas grandes plataformas de diez cent¨ªmetros) y habla con una propiedad que parece desmentir que (por culpa de Igor) lleve el cerebro no del gran historiador Hans Delbr¨¹ck sino de ¡°Abby Normal¡±. ¡°Hay mucha parte f¨ªsica en mi personaje, claro; provoca respeto interpretarlo cuando lo ha hecho tanta gente famosa, de Boris Karloff a Robert de Niro, sin olvidarte, por supuesto, a Peter Boyle. No he querido basarme en ninguno sino leer el texto y ver ad¨®nde me lleva. Buscar la esencia y el coraz¨®n de la criatura. Encontrar mi propio monstruo¡±. Le pregunto pill¨ªn cu¨¢l es su trozo favorito esperando que me conteste ¡°mi enorme schwanzstucker¡± para apostillar en falsete ¡°?ah, dulce misterio de la vida!¡±, pero dice que el que m¨¢s le gusta es el momento en que Frankenstein y su criatura se ponen a bailar con frac bajo un ca?¨®n de luz. ¡°Es el instante ic¨®nico de la pel¨ªcula y el musical¡±, apunta, y adopta una pose de Fred Astaire que uno piensa que se le van a abrir todas las cicatrices, y a ver qu¨¦ hacemos.
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