La eterna juventud de Herbie Hancock
El pianista refuerza su mito de leyenda del jazz en el Palau de la M¨²sica
Mientras en las calles adyacentes al Palau de la M¨²sica Catalana de Barcelona la tensi¨®n iba en aumento, en su interior tampoco reinaba la calma, pero la excitaci¨®n generalizada que se percib¨ªa era de ganas de volver a ver a una de las pocas aut¨¦nticas leyendas del jazz aun en activo y hacerlo tras once a?os de ausencia de los escenarios de la capital catalana: el pianista Herbie Hancock.
Inmediatamente esa excitaci¨®n se convirti¨® en tensi¨®n emocional que fue creciendo a lo largo de casi dos horas desembocando en uno de esos finales que se recuerdan con todo el Palau puesto en pie aclamando a un casi octogenario que acababa de regalarles una de las m¨²sicas m¨¢s frescas que hoy pueden escucharse en un escenario jazz¨ªstico.
Herbie Hancock
Festival de Jazz de Barcelona
Palau de la M¨²sica Catalana
Barcelona, 26 de octubre de 2019
Fue un concierto soberbio de principio a fin que exalt¨® los ¨¢nimos de un Palau abarrotado hasta el ¨®rgano. Las entradas las hab¨ªan agotado semanas antes un p¨²blico en su mayor¨ªa ya entrado en a?os; pocos j¨®venes y es una l¨¢stima porque la m¨²sica del norteamericano Hancock y su grupo es de una actualidad total y no desentonar¨ªa (m¨¢s bien arrasar¨ªa) en un Primavera Sound o en cualquier multitudinario festival veraniego.
Hancock no ha pasado por la historia del jazz defendiendo su idea musical inicial sino que ha ido evolucionando al mismo tiempo que avanzaba la tecnolog¨ªa aplicada a la m¨²sica. El concierto del s¨¢bado fue como un compendio de todos esos hallazgos y aportaciones realizados a lo largo de casi 60 a?os de carrera. Siempre ha sabido combinar con inteligencia lo ac¨²stico y lo el¨¦ctrico y en su concierto la fusi¨®n de ambos mundos fue total al servicio de un jazz energ¨¦tico, r¨ªtmico y plagado de destellos coloristas. Un jazz que ya ha superado cualquier posible etiqueta y en el que lo m¨¢s importante es la comunicaci¨®n y la emoci¨®n y Hancock comunic¨® como nadie y emocion¨® a todos.
Era el del Palau el primer bolo de la nueva gira del pianista y el anunciado baterista Vinnie Colaiuta no pudo incorporarse por enfermedad. Su sustituto, Jason Tyson (habitual del grupo de Robert Glasper), cubri¨® perfectamente la baja manteniendo el pulso de un Hancock tremendamente din¨¢mico y expansivo. Ya de entrada, un estallido el¨¦ctrico dej¨® claro por d¨®nde iban a discurrir las cosas. Hancock retom¨® incluso temas de su ¨¦poca con los Headhunters y acab¨® con una tremenda puesta al d¨ªa tanto de Canteloupe Island como de Chamaleon. Se sent¨® ocasionalmente al piano, pero sus mejores momentos los dio sobre los teclados llegando a utilizar un vocoder (sintetizador de voz pr¨¢cticamente desaparecido de los escenarios). Al final, con el keytar colgando del cuello como en los setenta, demostr¨® que eso de la eterna juventud se le puede aplicar sin reparos: a ¨¦l y a su m¨²sica.
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