Ludovico Einaudi arrasa con las armas m¨¢s sencillas
El compositor y pianista italiano triunf¨® en el Auditori de Barcelona
Barcelona es una plaza segura para Ludovico Einaudi. Todas sus actuaciones de los ¨²ltimos a?os se cuentan como ¨¦xitos apote¨®sicos tanto art¨ªsticos como de taquilla. Y esta vez no fue la excepci¨®n. Las entradas para su concierto en el Auditori, en el marco del Festival de Jazz, se hab¨ªan acabado con meses de antelaci¨®n y si cada tema ya fue seguido de grandes ovaciones, el delirio final con toda la sala de pie vitoreando al compositor turin¨¦s fue para recordarlo.
Y Einaudi volvi¨® a arrasar en Barcelona con las armas m¨¢s sencillas: un piano, un viol¨ªn o viola, un violonchelo y una m¨²sica simple y f¨¢cil de asimilar. Una m¨²sica dif¨ªcil de etiquetar que camina entre un minimalismo empalagoso y lo que podr¨ªa ser la banda sonora de una pel¨ªcula rom¨¢ntica sin demasiada acci¨®n. M¨²sica plana, sin sobresaltos, que busca m¨¢s la caricia que la provocaci¨®n.
A diferencia de sus ¨²ltimas actuaciones en la ciudad, esta vez Ludovico Einaudi se sent¨® de cara al p¨²blico e incluso tom¨® el micr¨®fono para explicar en italiano el significado de una pieza aparentemente improvisada por el tr¨ªo sobre los perfiles monta?osos que iban recorriendo la pantalla. Aparentemente improvisada porque m¨¢s pareci¨® una sesi¨®n de estudio con profusi¨®n de escalas que otra cosa.
El resto del programa lo ocup¨® su ¨²ltimo trabajo en tr¨ªo, Seven Days Walking, inspirado, seg¨²n explic¨®, por sus paseos campestres. Obras tan sencillas como inofensivas que calaron hondo en un p¨²blico en el que se mezclaban edades y procedencias.
Los tres instrumentistas estuvieron arropados por un dise?o de luces magn¨ªfico que consigui¨® romper la perpetua frialdad del escenario del Auditori y por unas estupendas proyecciones descaradamente lentas y minimalistas. Aunque siempre es discutible que en una sala de estas caracter¨ªsticas sea necesario amplificar un piano, un viol¨ªn y un violonchelo, lo cierto es que la discreta sonorizaci¨®n funcion¨® muy bien.
Ludovico Einaudi volvi¨® a dejar claro que tiene al p¨²blico barcelon¨¦s a sus pies y, como agradecimiento tras la apote¨®sica ovaci¨®n final, enfil¨® una largu¨ªsima tanda de bises solo ante el piano.
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