Heridas abiertas
Los desvelos de Ximo Puig para facilitar el camino hacia la Moncloa de Pedro S¨¢nchez sabremos si se ven correspondidos en breve, siempre y cuando haya nuevo Gobierno
En mayo de 2017, contra todo pron¨®stico, las primarias socialistas dieron el triunfo a Pedro S¨¢nchez frente a Susana D¨ªaz, la lideresa del PSOE andaluz. Las cr¨®nicas del momento destacaron que las bases del partido -188.000 militantes- se ¡°impusieron al aparato¡±, dijeron ¡°no¡± a la vieja guardia, e hicieron un corte de mangas a los llamados barones, t¨ªtulo nobiliario que en el argot del PSOE se emplea para referirse a los dirigentes auton¨®micos socialistas.
Entre los barones que apoyaron a D¨ªaz frente a S¨¢nchez destac¨® la figura de Ximo Puig, presidente del Consell desde 2015 y secretario general del PSPV-PSOE. Aquel posicionamiento de Puig deterior¨® a¨²n m¨¢s las ya de por s¨ª maltrechas relaciones de este con Pedro S¨¢nchez, y fractur¨® al PSPV-PSOE. La mayor¨ªa de militantes socialistas valencianos, contrarios a la candidata andaluza, no entendieron que su jefe de filas secundara a Susana D¨ªaz, tan jacobina ella y tan ajena a la concepci¨®n federalista del PSOE y de Espa?a defendida con ah¨ªnco por Puig.
Los m¨¢s sabios de la tribu suelen decir que es m¨¢s f¨¢cil abrir heridas que cerrarlas. Tienen raz¨®n. La herida abierta entre Puig y S¨¢nchez est¨¢ lejos de cicatrizar y los hechos posteriores a aquel proceso de primarias han venido demostrando que el presidente del Gobierno en funciones ni perdona ni olvida.
Verbigracia: en julio de 2017, apenas dos meses despu¨¦s del proceso de primarias rese?ado, Puig ten¨ªa expedito el camino para ser reelegido l¨ªder del PSPV-PSOE en el XIII Congreso de este partido. La figura de un contrincante alternativo era inimaginable y, sin embargo, surgi¨®. Rafa Garc¨ªa, alcalde de Burjassot (Valencia), plant¨® batalla org¨¢nica a Ximo Puig, auspiciado por Jos¨¦ Luis ?balos, quien acababa de ser designado por Pedro S¨¢nchez secretario de Organizaci¨®n del PSOE. Circulan dos versiones interesantes: una dice que la candidatura de Garc¨ªa fue un empe?o de ?balos, bendecido por S¨¢nchez. Otra, con m¨¢s morbo, se?ala al propio S¨¢nchez como autor intelectual del intento de desestabilizar a Puig poniendo en jaque su liderazgo. En ambos casos lo que se visualiz¨® es que Pedro S¨¢nchez le pas¨® al presidente valenciano la factura por su entusiasta apoyo a Susana D¨ªaz.
Regresemos al presente. Las circunstancias actuales -un gobierno del Estado en funciones a la espera de que los soberanistas de ERC levanten el pulgar o lo bajen- han auspiciado un acercamiento, al menos aparente, entre nuestros protagonistas. S¨¢nchez y Puig se desenvuelven ahora en la vida p¨²blica con una sinton¨ªa de discursos asentada en tres hitos: defensa de un gobierno de coalici¨®n del PSOE con Unidas Podemos, di¨¢logo para desatascar la cuesti¨®n catalana, y avance hacia un modelo federal que, de entrada, no exigir¨ªa reformar la Constituci¨®n y s¨ª reforzar el papel institucional del desacreditado Senado. El catal¨¢n Miquel Iceta, l¨ªder del PSC, emite en la misma frecuencia.
La pol¨ªtica, una vez m¨¢s, ha hecho extra?os compa?eros de cama. Puig est¨¢ totalmente alineado con S¨¢nchez y espera que si este alcanza el objetivo de ser investido presidente del Gobierno de Espa?a, le agradecer¨¢ los servicios prestados a la causa. La lista de reivindicaciones de Ximo Puig como presidente del Consell -la denominada agenda valenciana- es corta pero sustanciosa: nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, mayor esfuerzo inversor del Estado en la Comunidad Valenciana -tal y como estaba previsto en los Presupuestos abortados- y respaldo inequ¨ªvoco al corredor mediterr¨¢neo.
Puig est¨¢ dispuesto, incluso, a hacer el papel de mediador con la fauna pol¨ªtica catalana m¨¢s esquiva y desconfiada; no es menor este asunto porque una intervenci¨®n en cuesti¨®n tan espinosa como esta puede dar munici¨®n a los partidos de la oposici¨®n en la Comunidad Valenciana. PP, C¡¯s y Vox mantienen en estado de revista la bandera anti catalanista para hacerla ondear a la menor oportunidad.
Los desvelos de Puig para facilitar el camino hacia la Moncloa de Pedro S¨¢nchez sabremos si se ven correspondidos en breve, siempre y cuando haya nuevo Gobierno y no una nueva convocatoria electoral.
Si la herida se ha cerrado del todo o no ha acabado de cicatrizar lo comprobaremos cuando se convoque el XIV Congreso del PSPV-PSOE y se despeje la inc¨®gnita de si Puig aspira o renuncia a la reelecci¨®n como secretario general de los socialistas valencianos. Si decide que s¨ª y no surge de nuevo un candidato alternativo a su figura como en 2017, habr¨¢ que concluir que s¨ª, que la herida se cerr¨®.
A la espera de acontecimientos futuros y por aquello de ¡°por si acaso¡±, unos y otros en el PSPV-PSOE no descartan nada y trabajan ya en clave org¨¢nica con la vista puesta en la pr¨®xima cita congresual. Los m¨¢s cercanos a Puig reconocen, como aquellos sabios de la tribu, que las heridas no se cierran f¨¢cilmente. Y conviene estar preparados. Los que acompa?aron a Pedro S¨¢nchez en su traves¨ªa del desierto, sonr¨ªen y callan.
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