N¨²ria Espert conmueve en su recital de Lorca

Sale N¨²ria Espert y en el Romea, mientras los aplausos van ganando intensidad, se respira ese clima de admiraci¨®n, respeto y cari?o que solo despiertan las grandes damas del teatro. Sonr¨ªe Espert, saboreando la emoci¨®n de un momento hist¨®rico, su regreso, despu¨¦s de 35 a?os de ausencia, al escenario en el que debut¨® a los 13 a?os. Vuelve al teatro que la hizo actriz y, mientras duran los aplausos de bienvenida -y duraron mucho-, compartes el deseo del director del Romea, Josep Maria Pou, pidiendo que se la nombrara "referente del teatro del pa¨ªs", como se ha hecho en Gran Breta?a con sir Ian McKellen.

Espert es mucha Espert. Al momento, crea la atm¨®sfera justa y necesaria para enganchar al p¨²blico. Lo hace, adem¨¢s, desde la complicidad absoluta de Llu¨ªs Pasqual en su devoci¨®n compartida por el universo po¨¦tico, teatral y vital de Federico Garc¨ªa Lorca. Ver su espect¨¢culo sobre el bell¨ªsimo Romancero gitano (hasta el 26 de enero) es, ante todo, una declaraci¨®n de amor incondicional por todo lo que representa y simboliza el genial poeta y dramaturgo.

Espert no recita ni dice los poemas: los habita, trasmitiendo los sentimientos, los misterios y la magia de la palabra lorquiana. No es un espect¨¢culo ni un recital convencional: adem¨¢s de los versos m¨¢s venerados, nos habla del poeta, de su amor por la cultura gitana como expresi¨®n m¨¢gica de una Andaluc¨ªa universal. Y junto a Lorca, la octogenaria e inimitable actriz nos habla de sus propias vivencias en un marco de devoci¨®n lorquiana compartida por Pasqual, otro gran referente del teatro del pa¨ªs, pese a quien pese.

Con mano maestra, Pasqual teje un retablo de vivencias y emociones, bendecido por el Duende y guiado con un instinto dram¨¢tico a medida del carisma de Espert. Todo fluye con claridad y dominio del ritmo, en un juego de altos vuelos en el que los silencios, las miradas, los gestos y el movimiento crean momentos de tensi¨®n dram¨¢tica que sacuden el alma con tanta fuerza como las palabras.

Grande es el arte de Espert, que nos hace compartir la soledad del poeta y de las mujeres que dejan huella imborrable en su teatro universal: Marianita Pineda, Yerma, la madre de Bodas de Sangre y Do?a Rosita. La velada dura apenas una hora, intensa y emocionante, y en ella figuran 18 poemas del Romancero gitano que Espert recita, escenifica, comenta y adereza con sus propias vivencias -cuando habla de su vida, de sus padres, de sus propios sentimientos, lo hace en catal¨¢n-, transmitiendo emociones sinceras con una paleta de acentos y colores vocales y una energ¨ªa interior ¨²nicas, marca de la casa.

Espert evoca aires de su infancia en el Romance de la luna, luna, recuerda la fuerza de la Canci¨®n del jinete mientras suena la hist¨®rica grabaci¨®n de Paco Ib¨¢?ez -?D¨®nde est¨¢s, Paco?, gritaba la actriz durante las ovaciones finales, haci¨¦ndole levantar de su butaca-, y corona picos de alto voltaje dram¨¢tico: Romance son¨¢mbulo, Muerte de Anto?ito el Camborio, Romance de la Guardia Civil y un poema de Poeta en Nueva York como poderoso final, Grito hacia Roma, a¨²n m¨¢s estremecedor en una Espa?a de nuevo agitada por los fantasmas de la violencia fascista. La fiesta termina con el p¨²blico en pie, entre aplausos, bravos y felicidad compartida. Viendo a Espert y Pasqual saludando al p¨²blico, sent¨ªas muy cerca el esp¨ªritu de Federico, vivo en su exuberante belleza, compartiendo una velada de ¨¦xito en el Romea.