Chile y su porf¨ªa constitucional
El pa¨ªs se est¨¢ viendo sometido a un procedimiento de elaboraci¨®n constitucional por la v¨ªa de aproximaciones sucesivas
De cumplirse los vaticinios de los sondeos, Chile podr¨ªa romper una tendencia, convirti¨¦ndose en el primer pa¨ªs del mundo en que el texto elaborado por una asamblea constituyente no es aprobado. Hasta el momento, los ejercicios demosc¨®picos han venido mostrando una distancia entre diez y veinte puntos a favor del ¡°rechazo¡± frente al ¡°apruebo¡±, opciones ambas que...
De cumplirse los vaticinios de los sondeos, Chile podr¨ªa romper una tendencia, convirti¨¦ndose en el primer pa¨ªs del mundo en que el texto elaborado por una asamblea constituyente no es aprobado. Hasta el momento, los ejercicios demosc¨®picos han venido mostrando una distancia entre diez y veinte puntos a favor del ¡°rechazo¡± frente al ¡°apruebo¡±, opciones ambas que se dirimir¨¢n en un plebiscito, cuyo voto tiene car¨¢cter obligatorio, el pr¨®ximo 4 de septiembre.
M¨¢s all¨¢ de que exista la posibilidad de reeditar la falla de aspiraci¨®n predictiva que siempre se les adjudica a las encuestas en casos de plebiscitos, tal como sucedi¨® en los casos del Brexit y los acuerdos de paz en Colombia, merece la pena detenerse en c¨®mo un itinerario constitucional que ten¨ªa todo a su favor podr¨ªa enfrentar un rechazo en las urnas.
La opci¨®n de redactar una carta magna que pudiera reemplazar a la vigente en Chile, heredada del r¨¦gimen militar, fue vista como la ¨²nica para canalizar un estallido social que, el 18 de octubre de 2019, sorprendi¨® a Sebasti¨¢n Pi?era en el ejercicio de su segundo mandato. En ese momento, la mayor¨ªa de los partidos lograron ponerse de acuerdo en torno a la necesidad de impulsar una v¨ªa constitucional para apaciguar la espiral de violencia desatada. La elaboraci¨®n de una nueva carta fundamental ya se hab¨ªa intentado durante el segundo mandato de Michelle Bachelet con un m¨¦todo m¨¢s bien heterodoxo, una combinaci¨®n de educaci¨®n c¨ªvica, consultas individuales v¨ªa web, encuentros locales autoconvocados y cabildos regionales y provinciales, entre otros procedimientos. La mandataria no ten¨ªa muchas alternativas habida cuenta de que el Congreso, un lugar propicio en otros tiempos para emprender la tarea, mostraba niveles de descr¨¦dito sin precedentes.
Aunque el resultado de tal ejercicio no se expres¨® en un recambio de la constituci¨®n vigente, si dej¨® tras de s¨ª un anhelo inconcluso que se aspiraba a concretar con la convocatoria a un plebiscito de entrada, el 25 de octubre de 2020. En ¨¦l, la ciudadan¨ªa apoy¨® el inicio del proceso, con 78,27%, dando un respaldo a¨²n m¨¢s contundente de 79,04% a la f¨®rmula de una asamblea constituyente, original para la experiencia chilena. Por si ello fuera poco, dicho ¨®rgano logr¨® conformarse con criterio de paridad de g¨¦nero, algo in¨¦dito en el mundo, colocando a un pa¨ªs m¨¢s bien rezagado en relaci¨®n con sus pares de Am¨¦rica Latina en lo que a incorporaci¨®n de medidas de acci¨®n afirmativa para promover la participaci¨®n pol¨ªtica femenina se refiere, en situaci¨®n de vanguardia.
Frente a la progresiva diluci¨®n de las condiciones favorables de partida, los partidarios del ¡°apruebo¡± han tratado de cerrar la brecha sumando en la campa?a el apoyo a diversas figuras internacionales.
Mientras tanto, distintas fuerzas pol¨ªticas se anticipan al intento de reconducci¨®n del proceso constituyente, explorando distintas v¨ªas de salida porque, aunque los chilenos encontrar¨¢n en la papeleta una alternativa binaria, en la pr¨¢ctica se ha ido instalando la idea de que, cualquiera sea la que gane, ser¨¢ necesario acometer modificaciones al texto. La premura en la prefiguraci¨®n de escenarios que entreguen certidumbre frente al ¡°d¨ªa despu¨¦s¡± de la cita electoral se basa, entre otros factores, en el hecho de que subsiste la ilegitimidad de la constituci¨®n vigente promulgada en pleno r¨¦gimen militar. Si bien fue sometida a reformas de calado en el a?o 2005 durante el mandato de Ricardo Lagos, al punto que uno de los art¨ªfices de la transici¨®n a la democracia como Edgardo Boeninger lleg¨® a pensar que ¨¦stas habr¨ªan borrado su ilegitimidad de origen, tal cosa no ha sucedido.
M¨¢s all¨¢ de que Chile se est¨¢ viendo sometido, por las razones que sean, a un procedimiento de elaboraci¨®n constitucional v¨ªa aproximaciones sucesivas, durante el muy seguro tercer intento para alcanzar un resultado que se acerque a la idea de ¡°casa de todos¡± debiera sopesarse las razones que se han levantado para el rechazo.
Los mayores avances que el texto constitucional traer¨ªa en materia de reconocimiento de derechos sociales, democracia paritaria, derechos de la naturaleza, desconcentraci¨®n del poder y mecanismos de participaci¨®n ciudadana en la toma de decisiones se ve enfrentado a lo que el historiador Alfredo Jocelyn-Holt resume bien cuando se?ala que lo que se propone ¡°no desconf¨ªa suficientemente del poder ni pretende fiscalizarlo o equilibrarlo¡±.
Es probable que una parte de los chilenos, tal como argumentan sectores del militantismo constituyente, no aprecien sus bondades por el hecho de haber ca¨ªdo presa f¨¢cil de la desinformaci¨®n y de las noticias falsas que han inundado el debate pol¨ªtico. Pero tambi¨¦n es altamente probable que haya otros que est¨¦n informados de que el mundo asiste hoy d¨ªa a un declive global de la democracia liberal, advertencia que vienen repitiendo los m¨¢s prestigiosos estudios de medici¨®n de la democracia.
Tambi¨¦n podr¨ªan estar al tanto de que la elaboraci¨®n de una carta fundamental ha servido, en algunas situaciones, como punto de partida para una regresi¨®n democr¨¢tica. Al conocimiento de lo anterior contribuye, sin duda, el hecho de que en Chile vive hoy d¨ªa un contingente de venezolanos que, formando parte del mayor ¨¦xodo producido en la regi¨®n en cincuenta a?os, configuran la mayor¨ªa de los extranjeros en ese pa¨ªs.
Otra hip¨®tesis para explorar es el valor que a la democracia le asignan los chilenos, la que pudiera haber calado m¨¢s hondo de lo que se sospecha en sus universos pol¨ªticos. As¨ª lo revel¨® el informe anual de la Corporaci¨®n Latinobar¨®metro conocido en 2021 en el marco del 25?. aniversario de sus mediciones en Chile que plantea que, a diferencia de otros pa¨ªses de la regi¨®n, ¡°a medida que se desencadenaron las distintas crisis sociales aument¨® el respaldo a la democracia¡°. De esta forma, el apoyo a la democracia en 2020 lleg¨® a los niveles m¨¢s altos en los ¨²ltimos veinte a?os, con un 61%. En la actual coyuntura que vive Chile, ?c¨®mo interpretar tal nivel de apoyo? Para unos, puede ser visto como la profundizaci¨®n de una democracia que busca acercarse a la construcci¨®n de un Estado social y de derechos en el pa¨ªs austral de la mano del proceso constituyente. Para otros, tal intento supondr¨ªa inevitables retrocesos porque, entre otros aspectos, el dise?o del r¨¦gimen pol¨ªtico, la que se llama ¡°sala de m¨¢quinas¡± constitucional, no provee de suficientes equilibrios y balances entre los poderes. Tambi¨¦n, anticipan, podr¨ªa conducir tanto a que una mayor¨ªa ocasional controle la presidencia y la C¨¢mara de Diputados como al riesgo de control pol¨ªtico de los jueces a trav¨¦s de una figura, el llamado Consejo de Justicia.
En s¨ªntesis, el dise?o previsto podr¨ªa pavimentar el camino a la erosi¨®n de una democracia que, como la chilena, ha debido asistir a su ca¨ªda en cinco puestos en el ?ndice de Democracia 2021 de The Economist, dejando el grupo de las consideradas ¡°democracias plenas¡±. De la interpretaci¨®n del apoyo que los chilenos hacen de la democracia, un ejercicio de no f¨¢cil discernimiento por cuanto no est¨¢ exento de contradicciones, depender¨¢ la etapa que la clase pol¨ªtica se encuentra pavimentando para el post 4 de septiembre.